La Casa Blanca oculta cerca de nueve mil documentos sobre los programas
de tortura y detención ejecutados por la CIA durante el gobierno de
George W. Bush, revelaron hoy medios de prensa.
Durante los últimos cinco años, el gobierno retuvo esos informes calificados como de alto secreto de una investigación que ejecuta el Comité de Inteligencia del Senado sobre las prácticas de la agencia, indicó el servicio de noticias McClatchy, a menos de un día de que la CIA fuera acusada de interferir en la pesquisa.
Pese a que apoya públicamente la averiguación, la Casa Blanca rechazó sistemáticamente peticiones de los senadores para acceder a esos registros, agrega la publicación.
Este martes, la presidenta del panel legislativo, la senadora demócrata por California, Dianne Feinstein, destapó un avispero al denunciar que la CIA espió un ordenador usado por el Congreso para su investigación sobre la tortura y detención de personas presuntamente vinculadas a actividades terroristas.
Supuestamente informes de la CIA fueron colocados por manos desconocidas en el ordenador para que los miembros del panel pudieran acceder a documentos sensibles.
Durante su discurso del martes Feinstein no mencionó los nueve mil 400 documentos que retiene el gobierno y hasta ahora se desconoce porqué los legisladores no pudieron acceder a estos, preguntan algunas fuentes.
La explicación más nefasta es que los miembros del panel investigador no tienen el privilegio para escudriñar en los registros y simplemente la Casa Blanca no quiere entregarlos, estimó Elizabeth Goitein, co-directora del Centro Brennan para la Libertad de la Justicia y el Programa de Seguridad Nacional en la Escuela de Derecho de la Universidad de Nueva York.
El Comité de Inteligencia aprobó en diciembre de 2012 un proyecto final sobre la investigación de la CIA, que según algunas fuentes coinciden en parte con una pesquisa interna de la propia agencia, sin embargo hasta ahora no se publicaron los resultados.
Las acusaciones reciprocas del director de la CIA, John Brennan, y la senadora Feinstein, acaparan hoy importantes espacios en medios estadounidenses, en especial porque presuntamente miembros del Comité fueron espiados durante su labor.
Brennan ha negado rotundamente las acusaciones de Feinstein, alegando que nada podría estar más lejos de la verdad.
Mientras crece la controversia, que incluye a influyentes demócratas y republicanos, el senador Lindsey Graham llamó a una reorganización en la CIA si se validan las afirmaciones de Feinstein de que los funcionarios de la agencia obstruían su investigación.
También en una entrevista en la CNN, el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara baja, el republicano Mike Rogers calificó la situación de preocupante y abogó por llegar al fondo del problema.
Durante los últimos cinco años, el gobierno retuvo esos informes calificados como de alto secreto de una investigación que ejecuta el Comité de Inteligencia del Senado sobre las prácticas de la agencia, indicó el servicio de noticias McClatchy, a menos de un día de que la CIA fuera acusada de interferir en la pesquisa.
Pese a que apoya públicamente la averiguación, la Casa Blanca rechazó sistemáticamente peticiones de los senadores para acceder a esos registros, agrega la publicación.
Este martes, la presidenta del panel legislativo, la senadora demócrata por California, Dianne Feinstein, destapó un avispero al denunciar que la CIA espió un ordenador usado por el Congreso para su investigación sobre la tortura y detención de personas presuntamente vinculadas a actividades terroristas.
Supuestamente informes de la CIA fueron colocados por manos desconocidas en el ordenador para que los miembros del panel pudieran acceder a documentos sensibles.
Durante su discurso del martes Feinstein no mencionó los nueve mil 400 documentos que retiene el gobierno y hasta ahora se desconoce porqué los legisladores no pudieron acceder a estos, preguntan algunas fuentes.
La explicación más nefasta es que los miembros del panel investigador no tienen el privilegio para escudriñar en los registros y simplemente la Casa Blanca no quiere entregarlos, estimó Elizabeth Goitein, co-directora del Centro Brennan para la Libertad de la Justicia y el Programa de Seguridad Nacional en la Escuela de Derecho de la Universidad de Nueva York.
El Comité de Inteligencia aprobó en diciembre de 2012 un proyecto final sobre la investigación de la CIA, que según algunas fuentes coinciden en parte con una pesquisa interna de la propia agencia, sin embargo hasta ahora no se publicaron los resultados.
Las acusaciones reciprocas del director de la CIA, John Brennan, y la senadora Feinstein, acaparan hoy importantes espacios en medios estadounidenses, en especial porque presuntamente miembros del Comité fueron espiados durante su labor.
Brennan ha negado rotundamente las acusaciones de Feinstein, alegando que nada podría estar más lejos de la verdad.
Mientras crece la controversia, que incluye a influyentes demócratas y republicanos, el senador Lindsey Graham llamó a una reorganización en la CIA si se validan las afirmaciones de Feinstein de que los funcionarios de la agencia obstruían su investigación.
También en una entrevista en la CNN, el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara baja, el republicano Mike Rogers calificó la situación de preocupante y abogó por llegar al fondo del problema.
Prensa Latina
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