Los
tristes agostos que han padecido familias cubanas tienen siempre un culpable a
quien señalar. Casi siempre han sido agentes financiados por los Estados
Unidos, entrenados por la CIA y adiestrados en matar sin piedad. Se les puede
ver aún hoy deambular por Miami y New Jersey, proclamando con total impunidad
los repugnantes hechos cometidos. Para ellos, es cierto, no hay temor ni
preocupación porque la justicia los pueda
atrapar. Son protegidos del gobierno y de su criminal política
anticubana, quienes no los conciben como los terroristas que son y reciben a
cambio, por parte de su tutelar amo y cómplice, la denominación de “luchadores
por la libertad”.
Muchos
han sido los nombres tristemente recordados en Cuba, culpables de abrir
espacios de dolor y luto en la felicidad de las familias cubanas. Ellos fueron
los instrumentos encargados de hacer pagar con tristeza el legítimo derecho de
los cubanos de soñar con un mundo más pleno y más equitativo. Orlando Bosch
Ávila, Luis Posada Carriles, Gaspar Jiménez Escobedo, Luis Zúñiga Rey, por
citar a algunos, cargan sobre sus conciencias la responsabilidad de tanto
crimen, la culpa de cientos de heridos y lisiados y, para qué negarlo, de
cuantiosos daños materiales provocados por sus agresiones frecuentes.
Agosto
los ha visto llegar, escondidos en las sombras y protegidos por la sorpresa,
para cometer sus crímenes. No importa que sea una infiltración en nuestras
costas de criminales cuyo objetivo es colocar bombas en objetivos económicos y
escuelas para asesinar inocentes. No importa que el odio que los mueve los haya
hecho volar naves cargadas de pasajeros civiles o tirotear embarcaciones
pacíficas. No importa que en sórdidas reuniones hayan planeado asesinar al
hombre que abrió para los cubanos un destino más promisorio. Ellos han usado a
agosto para matar, para herir y destruir arteramente. Ellos han sido, sin lugar
a dudas, culpables del dolor que aún permanece en las sensibles heridas de
madres, hermanos e hijos de los cubanos.
Bastaría
un breve recuento de lo acaecido en los tristes agosto de estas últimas cuatro
décadas para descubrirlo. Los hechos son estos y los culpables son fáciles de
identificar:
El
24 de agosto de 1962 fueron cañoneadas distintas zonas del litoral habanero,
afectando el hotel Sierra Maestra, Antiguo “Rosita de Hornedo, 9 cuyas
habitaciones recibieron impactos directos; el teatro "Chaplin" y
algunas residencias estudiantiles ubicadas en la zona en que confluyen los
barrios de Miramar y El Vedado. Con total impunidad, la criminal acción fue
reivindicada por los terroristas de origen cubano Isidro Borjas, Juan Manuel
Salvat y Leslie Nóbregas. En dos naves artilladas, salidas de puertos
norteamericanos, llegaron con su carga de muerte.
Según el
Archivo número 109-584-3387 del HQ de FBI; NARA RIF Número 124-10279-10032,
perteneciente al FBI, el contrarrevolucionario Leslie Nóbregas Heria integraba
en esos momentos la Agrupación Montecristi, en cuya dirección se encontraba
Justo Carrillo, su fundador y coordinador general hasta septiembre de ese mismo
año y que dimitió para trabajar con la
Alianza para el Progreso. No sería absurdo preguntarse si éste no fue un
justo premio del gobierno yanqui para Carrillo por las andanzas criminales de
su socio Nóbregas.
Fue una de
las primeras organizaciones contrarrevolucionarias en fundarse, siguiendo en
orden temporal a la “Rosa Blanca”, organización creada en New York, el 28 de
enero de 1959, por Rafael Díaz-Balart, conocido abogado vinculado al gobierno
de Batista y padre de los furibundos enemigos de Cuba Lincoln y Mario Díaz
Balart. La “Rosa Blanca”, sin embargo, tuvo una vida efímera. Le precedería
también la “Legión Anticomunista del Caribe”, organizada en República
Dominicana por elementos batistianos, bajo el auspicio del dictador Leónidas
Trujillo. Entre las más conocidas de las organizaciones que coexistieron con la
Agrupación Montecristi se destacaron el “Movimiento de Recuperación Revolucionaria”
(MRR), presidido por Manuel Artime; “Rescate Revolucionario” (RR), dirigido por
Antonio (Tony) Varona; el “Movimiento Demócrata Cristiano”, bajo la jefatura de
José Ignacio Rasco; el “Movimiento 30 de noviembre” (M-30-11), de Jesús Fernández; y el
“Movimiento 20 de mayo” (M-20-5), de
Andrés Vargas Gómez. Este grupo de organizaciones originaron el Frente
Democrático Revolucionario (FDR) e integraron la Brigada 2506. Nóbregas Heria
fue uno de los tantos mercenarios derrotados por el pueblo cubano en las arenas
de Playa Larga y Playa Girón.
Por su parte,
19 de agosto de 1963, dos lanchas
procedentes de un buque madre, situado frente a la boca del estero de Santa
Lucía, en Pinar del Río, penetraron hasta aproximarse a la planta de
sulfometales, atacando a la misma y a viviendas de trabajadores con
ametralladoras calibre 30 y bazucas.
El grupo, salido de un buque madre de la
CIA e integrado por miembros de los “Comandos Mambises”, no vaciló en repetir
durante esos años sus criminales agresiones:
1ro de octubre de 1963: Fue atacado
Cayo Güín, en Oriente, por un barco de la organización terrorista
"Comandos Mambises". Varias personas resultaron heridas y el aserrío
quedó destruido.
27 de diciembre de 1963: Tres marineros fueron asesinados y 18
heridos al ser dinamitada por terroristas de la organización "Comandos
Mambises", la lancha LT-85 de la Marina de Guerra Revolucionaria, atracada
en un muelle de la Bahía de Siguanea, en la Isla de Pinos.
13 de mayo de
1964: Resultaron heridas una niña de 8 años y una ciudadana cuando un buque de
la organización terrorista "Comandos Mambises", atacó el central
azucarero "Luis E. Carracedo", en el municipio de Pilón, provincia de
Oriente. Como consecuencia del incendio provocado y del ataque se perdieron 70
mil sacos de azúcar.
2 de febrero de 1965: Fueron atacados los tanques de combustible
próximos a la playa Ancón, en Trinidad, Sancti Spíritus, por una lancha dotada
de una ametralladora calibre 50 y un cañón 57 mm, perteneciente también a la
organización terrorista "Comandos Mambises", perforando además un
tanque de agua e impactando el almacén de azúcar y varias viviendas de la zona.
El costo es de 132,847.00 pesos.
Hoy
se conoce con claridad de pruebas que este grupo fue creado y entrenado por la
CIA, la que les dotó de sofisticados medios militares y marítimos. Uno de
los oficiales CIA, a cargo del buque
madre REX fue Alfredo Domingo Otero, quien en los años noventa fungiría
como Jefe de Operaciones Especiales del
Frente Nacional Cubano, el brazo armado de la FNCA y que estaría a cargo de mi
preparación como agente de este grupo terrorista cuando yo me encontraba
infiltrado dentro del mismo. Otero dirigió estas criminales acciones.
Dos
hechos dados a conocer posteriormente, sacarían a la palestra pública otra vez
el fatídico nombre de los “Comandos Mambises”. El primero de ellos, una
información confidencial del Ministerio del Interior de la República de Cuba
con fecha de agosto de 1997, desclasificado después en agosto de 1998, indicaba
que Luis Posada Carriles fungía en ese entonces como jefe de los “Comandos
Mambises”. La otra información fue una noticia publicada el 14 de agosto de
1997 por el Nuevo Herald en la que, luego de especular sobre quiénes serían los
responsables de los atentados terroristas contra hoteles en Cuba, da a conocer
que “Comandos Mambises” reclamaba la autoría de los mismos. Al respecto se
señaló en el libelo de la mafia miamense:
Según informes, tres
grupos han reclamado responsabilidad por los atentados, aunque ninguna de las
reclamaciones se considera creíble, y Cuba no ha dado pruebas que apoyen su
afirmación de que las personas y los materiales usados en las explosiones
``vinieron de Estados Unidos''.
Uno, que reclama
responsabilidad por los ataques del 12 de julio en los hoteles Nacional y
Capri, es el hasta ahora desconocido Ejército de Resistencia Interna, que se auto
describe como grupo de jóvenes anticastristas renegados del ejército y las
fuerzas de seguridad.
La segunda
reclamación vino en una nota entregada el miércoles a El Nuevo Herald, en que
un grupo que se hace llamar Comandos Mambises reclama la responsabilidad por
las bombas en el Cohíba y el atentado a Havanatur en las Bahamas.
``Los Comandos
Mambises, no sólo combaten la tiranía [de Castro] en su propio territorio sino
también han ido al exterior'', dice la nota.
El tercer grupo que
se ha dicho responsable es Alpha 66, con sede en Miami, que aboga por la lucha
armada contra Castro. Alpha informó primero que una de sus ``células'' en Cuba
había reclamado la responsabilidad por los atentados del Nacional y el Capri,
pero luego se retractó, diciendo que sólo había aportado ``la inspiración
intelectual general'' de los atentados.
La
verdad se supo después por la opinión pública internacional, aunque tanto yo, en
mi condición de agente infiltrado dentro de la FNCA, así como mis oficiales,
disponíamos de pruebas sobre la autoría intelectual de Posada Carriles y la
FNCA en tales acciones.
El
primero de agosto de 1974 fueron capturados por fuerzas de la Marina de Guerra
Revolucionaria, en aguas próximas a Boca Ciega, norte de Ciudad de la Habana,
los terroristas Luis Manuel de la Caridad Zúñiga Rey (FNCA), Miguel Sales
Figueroa y Rodolfo Juan Verdecia, quienes a bordo de la lancha rápida “Malú”,
del tipo Thunderboat y con matrícula de la Florida Nro. 8722, pretendían infiltrarse en Cuba.
Cargados de varios fusiles AR 15 y medios explosivos e incendiarios, pretendían
atentar contra importantes objetivos económicos y civiles dentro de Cuba.
Lo
sorprendente de este acontecimiento es que en esta fallida infiltración
terrorista se hallaba Luis de la Caridad Zúñiga Rey, quien se ha ufanado en las
sesiones de la CDH, en Ginebra, de ser un luchador por los derechos humanos y
no un hombre de armas. Este connotado terrorista fue quien en noviembre de 1993
me reclutó para realizar acciones violentas dentro de la Isla a nombre de la
Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA). Quien quiera ampliar sobre su
historial terrorista puede acceder a la web www.Cubadebate.cu y
buscar allí el artículo de mi autoría titulado “Luis Zúñiga Rey: el terrorista
que yo conocí”. Igualmente puede hallar información en mi libro “Confesiones de
Fraile”, publicado en Cuba por la Editorial Capitán San Luis en el 2002 y en
venta por Internet.
Hoy Zúñiga
Rey es Director Ejecutivo del Consejo por la Libertad de Cuba (CLC), desde
donde se dedica a reclutar a potenciales terroristas, tal como lo hizo conmigo
y con los cubanos Manuel Inda Ramos y Orfiris Cabrera en 1993, así como un año
antes con un canadiense de apellido Trepanier.
Ya en el 21
de agosto de 1996, fue detenido en Cuba el ciudadano de nacionalidad
norteamericana Walter Kelsey Van Der Veer, quien intentó introducir ilegalmente
varios medios militares y propaganda contrarrevolucionaria. Este turista,
devenido en potencial terrorista, planeaba la realización de acciones violentas
dentro del territorio cubano. Al ser descubierto en el propio aeropuerto
internacional José Martí de la Habana, declaró pertenecer a la organización
terrorista "Comandos L" y al “Frente de Liberación Nacional de Cuba”
(FLNC), dirigida esta última por Guillermo “Willy” Chávez.
La historia
criminal de los Comandos L explica no sólo la calaña de sus integrantes sino su
propia esencia criminal. Formada a inicios de los 60 por algunos fundadores de
"ALPHA 66". El principal cabecilla desde su creación fue Antonio
Cuesta del Valle, conocido como Tony. Luego de su fallecimiento, el 3 de diciembre
de 1992, ocupó la jefatura del grupo otro connotado terrorista, Anthony Grarnet
Bryan, quien se mantuvo al frente de la misma hasta su muerte ocurrida algunos
años.
En
la actualidad, Comandos L prácticamente no funciona, aunque algunos de los
terroristas que la formaron mantienen su hostilidad contra nuestro país y se
dedican a planificar acciones violentas contra la Isla.
Entre
las principales acciones terroristas efectuadas por esta organización se
encuentran:
·
El 26
de marzo de 1963 atacaron en Caibarién, antigua provincia de Las Villas, al
buque de bandera soviética "Bakú", cargado de azúcar cubana. El barco
recibió numerosos impactos de cañón de 20 mm. y de ametralladoras calibres 30 y
50 mm. Como consecuencia de la explosión de una mina magnética colocada en su
estructura, se le produjo una grieta de cuatro metros de largo por medio metro
de ancho.
·
El 13
de noviembre de 1965 resultó herida en un pie la ciudadana Rosa Reyes Almaguer,
como resultado del ataque perpetrado por una lancha pirata que ametralló la
zona del litoral habanero de Miramar con proyectiles de 30 y 50 mm. Dicha
acción fue realizada por un comando terrorista conjunto de las organizaciones
"Comandos L", "Movimiento 30 de Noviembre" (M-30-11) y
Recuperación Cubana en el Exilio (Rece).
·
El 29
de mayo de 1966 se produjo un intento de infiltración por Monte Barreto, costa
norte de la Habana, de un grupo terrorista perteneciente a los "Comandos
L” Al ser descubiertos y enfrentados por las fuerzas revolucionarias, fue
capturado herido Antonio Cuesta del Valle, alias "Tony Cuesta".
·
El 7
de octubre de 1992 fue atacado el Hotel "Meliá Varadero", ubicado en
Varadero, Matanzas, por una embarcación pirata perteneciente a “Comandos
L". Obviando el peligro que corrían turistas y cubanos inocentes, la
acción causó importantes daños en la instalación.
Estos
no serían, sin embargo, los únicos agostos tristes para los cubanos. Los
enemigos de la Revolución, en su obcecado odio contra la misma, e imbuidos en
el propósito de derrocarla, se dedicaron a atentar contra diversas instalaciones
hoteleras sin preocuparles la suerte de sus víctimas ni su país de procedencia.
En
agosto de 1997 dos hechos conmocionarían a los cubanos: la explosión de una
bomba en las oficinas de Havanatur, en Nassau, el 3 de agosto; la explosión de
otro artefacto en el hotel habanero
“Meliá Cohiba”, el 4 de agosto; y
otra explosión terrorista en el hotel “Sol Palmeras” de Varadero,
ocurrida el 22 de ese propio mes.
Hoy
se conoce la completa verdad sobre quiénes fueron los autores materiales e
intelectuales de tales hechos.
La
explosión en las oficinas de Havanatur fue provocada por mercenarios de origen
cubano pagados por la FNCA, mientras que la explosión ocurrida en el hotel
“Meliá Cohiba” fue provocada por el mercenario salvadoreño Otto René Rodríguez
Llerena, quien recibió de inmediato una felicitación de Ignacio Medina (Luis
Posada Carriles) junto a varios miles de dólares. Por su parte, el artefacto
explosivo colocado en el hotel “Sol
Palmeras” fue colocado por los guatemaltecos Marlon Antonio González Estrada y
Jorge Venancio Ruiz. Ambos lograron
escapar de la justicia.
Sin
embargo, una cosa está clara: todas estas acciones fueron organizadas por la
FNCA desde territorio norteamericano y sus principales directivos aportaron
grandes sumas de dinero para financiarlas. Posada Carriles, por su parte, se
encargó de buscar y adiestrar a los autores materiales.
Por aquel
entonces, la FNCA realizó una de sus más detestables hipocresías.
Mientras se
encargaba de organizar dichos atentados, públicamente se dedicaba a “felicitar
a los cubanos de la Isla que los realizaban como muestra de descontento hacia
el gobierno”, en un MENSAJE DE LA JUNTA DE DIRECTORES DE LA FUNDACION NACIONAL
CUBANOAMERICANA.
Baste
recordar aquel comunicado dado a conocer por la FNCA el 11 de agosto de 1997
para comprobar su desfachatez. En dicho comunicado se expresaba: “no
consideramos esas acciones terroristas y cualquier acción contra Castro es
legítima”.
En un alarde
de consumada desvergüenza, también declaraba en uno de sus párrafos:
"la Fundación Nacional Cubano Americana,
consciente de su responsabilidad para con el pueblo cubano, respalda sin
ambages ni reparos cuanta denuncia, enfrentamiento o acto de rebeldía interna
vaya encaminado a la expulsión de Fidel y Raúl Castro del poder y, por ende, a
la obtención de la paz y el bienestar de nuestro pueblo."
y añade más adelante: "...los cubanos del exilio, que por voluntad propia hemos escogido permanecer como parte integral de la nacionalidad cubana, tenemos la obligación ineludible de acudir en su ayuda sin reparos ni limitaciones. Los hombres y mujeres de la FNCA, siempre atentos al clamor de libertad de nuestro pueblo, también en esta ocasión sabremos cumplir con nuestro deber".
Agosto
de 1998 traería también su sello de terror. Previo a la anunciada asistencia
del Presidente Fidel Castro a República Dominicana, en ocasión de celebrarse
allí la Cumbre de Jefes de Estado del Caribe, elementos terroristas de origen
cubano planearon realizar un atentado contra él
entre el 20 y 25 de agosto.
Para
organizar el atentado, Luis Posada Carriles se reunió en el Hotel Holiday Inn
de Ciudad de Guatemala, en varias oportunidades, entre el 10 y el 21 de julio,
con los terroristas Enrique Bassas, Ramón Font y Luis Orlando Rodríguez.
El
primero de ellos cuenta con vasta experiencia como financiador de actividades
terroristas. El segundo, Ramón Font, ha sido un activo terrorista dentro de
Comandos L y fue entrenado como experto en explosivos por la CIA. Participó,
por ejemplo, en el ataque al barco soviético Bakú en marzo de 1963 y en el
ataque al faro de la Bahía de Cádiz en 1964. El tercero, Luis Orlando
Rodríguez, agente de la CIA y ex oficial
del Army norteamericano, contaba con vasta experiencia en operaciones
especiales.
Este
peligroso team de terroristas planificó asesinar a Fidel en uno de los tres
planes de atentado que se preparaban simultáneamente para ejecutar en esta
oportunidad durante su estancia en Santo Domingo.
El plan preparado por ellos consistía en usar explosivos y dos lanzacohetes para atentar contra Fidel. Con ese propósito, Posada Carriles viajó a Nicaragua el 26 de marzo de 1998, ingresando a este país por el Aeropuerto Internacional "Augusto César Sandino”, en Managua, y haciendo uso del pasaporte salvadoreño Nro. 143258, a nombre de Franco Rodríguez Mena. Allí contactaría a varios contrarrevolucionarios cubanos radicados en Estelí, a los que encargó la compra de varios kilogramos de explosivo plástico del tipo C-4 y dos lanzacohetes RPG. Para tal fin, Posada contaba con 10 000 que le fueron entregados directamente por Arnaldo Monzón Plasencia, director de la FNCA y uno de mis jefes dentro de la misma.
Regresó
a Nicaragua el 7 de mayo de ese mismo año con vistas a agilizar la obtención de
los explosivos y los lanzacohetes. Esta vez no usó la vía aérea para llegar a
este país, sino lo hizo a través del paso de Las Manos, en la frontera
hondureña y nicaragüense.
A
pesar de los esfuerzos de Posada Carriles y sus cómplices por eliminar a Fidel,
tampoco esta vez sus planes tuvieron suerte, como tampoco la tendrían años
después en Panamá.
Este
ha sido, amigo lector, un pequeño recuadro que le permitirá conocer, luego de
leer la primera parte de este trabajo sobre el terrorismo contra Cuba en
agosto, quiénes han sido los culpables y ejecutores del terrorismo más
continuado que haya sufrido pueblo alguno. Los culpables hállelos usted al
Norte, allá donde hoy se proclama una guerra contra el terrorismo que, como
usted apreciará, es totalmente parcializada y oportunista.
Percy Francisco Alvarado Godoy
31 de julio de 2004