El ya anunciado primer
presupuesto del presidente Donald Trump para el año fiscal 2018, a iniciarse en
octubre venidero y en el cual se prevé no solo la eliminación de la Oficina de
Transmisiones hacia Cuba (OCB), a partir de la creación de una nueva
organización privada y que maneje fondos otorgados por el gobierno federal para
su misión, así como su inminente fusión con el servicio en español de la Voz de
los Estados Unidos de América (VOA), se suma al desconcierto de los
tradicionales líderes de la extrema derecha anticubana como resultado de que
este presupuesto, al conocerse que el mismo reduciría los aportes USA para
financiar las actividades subversivas de la USAID y otros hacia América Latina,
particularmente hacia Cuba.
Este anuncio ha hecho
poner en marcha todo tipo de maniobras por parte del grupo mafioso anticubano
en el Congreso USA, ante el presagio de que se eliminen las partidas dedicadas
a Cuba, las cuales alcanzaron en el año fiscal 2016 la suma de 20 millones de
dólares. De hecho, al menos públicamente, se eliminarían las partidas asignadas
para Cuba y Venezuela, aunque solapadamente se mantengan las mismas en forma
encubierta y menos oficial, mediante cuentas secretas de la CIA y no a la
usanza tradicional a través de la USAID.
Como resultado de
este desespero, la propia FNCA salió al paso para esperanzar a sus asalariados
en Cuba con la promesa de mantener la ayuda financiera a los mismos, según se
anunció en el Balance Anual de su Junta Directiva en el año 2016. Sin tapujo
alguno, la FNCA reconoció el
financiamiento a 18 grupúsculos contrarrevolucionarios, a los cuales destinó
casi medio millón de USD para alentar la subversión interna, desglosando esta
cifra en 245.000 dólares en apoyo a acciones de impacto social y activismo –entiéndase
shows provocadores, marchas y otras alteraciones del orden público dentro de
Cuba–, 60.000 dólares en viáticos para
sus mercenarios viajeros, 46.000 dólares en recargas telefónicas para que sus
asalariados desarrollen sus actividades de falsas denuncias en las redes
sociales y en los medios contrarrevolucionarios, 22.000 dólares se dedicaron al
sustento de supuestos prisioneros políticos, 16.000 dólares en equipos
electrónicos y 9.000 dólares destinados a víctimas de desastres naturales y
ayuda humanitaria, según el informe dado a conocer por Karina Álvarez,
jefa de operaciones de la FNCA.
Esta promesa
sospechosa, dirigida a calmar inquietudes y de abierto oportunismo, supone no
solo una jugarreta política de la FNCA en detrimento de otros grupúsculos
contrarrevolucionarios en el exterior, sino la confianza de que seguirá
canalizando a través suya las futuras partidas secretas que USA use contra
Cuba.