JEAN-GUY ALLARD – De unos 22 millones de dólares disponía el Instituto Republicano Internacional (IRI), la ONG del Partido Republicano de EEUU vinculada a la CIA, en la operación de desestabilización que llevaba en Egipto impulsando grupos “pro democracia” que defienden “cambios” convenientes a los intereses norteamericanos. Un mecanismo de subversión aplicado con métodos similares a todas las regiones del mundo, y en particular a América Latina.
“Tanto como en Estados Unidos la privatización de la guerra se ha hecho un inmenso negocio, también ha sido el caso con la privatización de la subversión, o mejor conocida como la "promoción de la democracia". Estos grupos como IRI y las llamadas ONG que financian en más de 70 países a nivel mundial, forman parte de una gigantesca telaraña imperial que genera millones de dólares en ganancias anuales; ganancias que son al costo de la sangre, muerte y violación de la voluntad de los pueblos en países soberanos”, señala en entrevista Eva Golinger, abogada e investigadora venezolano-americana.
Ashraf El-Ashmawy, el juez encargado de investigar a las ONG’s presentes en el país y financiadas desde el exterior con fines subversivas, publicó este domingo 5 de febrero, un comunicado – que reproduce el diario Al-Ahram – en el cual publica los nombres de los 29 extranjeros y 14 egipcios, inculpados en la espectacular operación ordenada por las autoridades judiciales egipcias.
Según el texto, los agentes de ONG’s extranjeras son acusados de establecer supuestas organizaciones de “derechos humanos” en Egipto sin permiso alguno de las autoridades del país. “Estas organizaciones preparan informes que son luego enviados a EEUU”, precisa. “También dan entrenamiento a personal de partidos políticos egipcios y apoyan a ciertos personajes políticos en elecciones tanto parlamentarias como presidencial para servir intereses extranjeros”.
Los cuadros estadounidenses de lo que constituye una verdadera conspiración, son encabezados por Sam LaHood, jefe de la estación IRI y nada menos que el hijo del Secretario al Transporte, de Estados Unidos.
Según fuentes, otros de los extranjeros son de nacionalidades alemana, noruega, serbia, palestina, jordana y egipcia.
Los colaboradores egipcios son identificados como Ahmed Shawky, Ahmed Abdel Aziz, Ahmed Adam y Essam El-Borai, todos empleados por el IRI; Mohamed Ashraf Omar, Raghada Said, Hafsa Maher and Ahmed Morsi, del NDI, el equivalente del IRI por el Partido Demócrata; Mohamed Abdel Aziz, Gamal Akeel y Bassam Mohamed Ali, de la ultraderechista Freedom House – conocida por sus operaciones en Cuba - y Yahia Zakaria y Islam Shafik, del American Centre to Support Journalists.
Los presupuestos de cada organización, descubiertos en redadas realizadas en diciembre por los órganos de contrainteligencia, alcanzan 22 millones el el caso del IRI; 18 millones, el NDI; 23 millones del International Journalists Centre (IJC); y 5 millones del “Centro Alemán” (sin dudas el Konrad-Adenauer-Stiftung (KAS) de la Unión Demócrata Cristiana); consagrados a “desestabilizar Egipto” y a redactar informes para intereses foráneos, reporta Al Ahram.
El caso judicial empezó en diciembre cuando la policía allanó las oficinas de varias ONG’s en El Cairo, la capital.
PÁNICO EN LA “COMUNIDAD”
Los arrestos del Cairo han sembrado la nerviosidad en Washington, tanto en el Departamento de Estado como en la llamada “comunidad de inteligencia” donde se considera que los agentes norteamericanos tienen la vía libre en cada rincón del mundo – salvo unas pocas excepciones – para realizar amplias operaciones de injerencia, a golpe de millones, beneficiándose de privilegios imperiales.
Washington ha reiterado a través de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, como del secretario de Defensa y ex Jefe de la CIA, Leon Panetta, que la “persecución” de sus agentes norteamericanos podría provocar una congelación de los fondos de ayuda a Egipto. El país debe recibir este año 1.100 millones de euros, destinados notablemente a lo militar.
“Estamos profundamente preocupados por estos informes y buscando una aclaración por parte del gobierno de Egipto”, dijo el portavoz del Departamento de Estado Mark Toner.
Los servicios de inteligencia norteamericanos y europeos son omnipresentes a través de toda América Latina bajo la fachada de esta misma ONG’s y de otros, interviniendo en la vida política nacional siempre a favor de los intereses del Norte y de la oligarquías locales asimiladas.
El problema ha sido enfrentado en los últimos años en particular en los países del ALBA donde se ha denunciado las actividades subversivas antigubernamentales subsidiadas desde el exterior a golpe de millones.
GOLINGER: "ESTA ESTRATEGIA SE HA CONVERTIDO EN UN GRAN NEGOCIO”
El caso de estas ONG estadounidenses y europeas acusadas por Egipto de intentar desestabilizar al país pone al descubierto de nuevo la estrategia de Washington de utilizar las ONG como fachadas para lograr un cambio de régimen favorable a sus intereses, subraya Eva Golinger, autora de varios libros sobre la injerencia.
“Esta estrategia, que hemos visto repetida y re-utilizada en las llamadas "revoluciones de colores" en Europa Oriental y en los golpes de estado del siglo XXI en América Latina - todos orquestados por Washington - se ha convertido en un gran negocio. Cada año, el Departamento de Estado reparte millones de dólares de los fondos públicos estadounidenses a la USAID, la NED, el IRI, la NDI, Freedom House, y otras organizaciones con nombres benignos y caras ocultas, para promover su agenda a nivel mundial, encubierta en la fachada de una ONG que trabaja en pro de los derechos humanos. En realidad, estas organizaciones promueven solo los intereses de la élite estadounidense y su sed insaciable para dominar al mundo”.
El IRI tiene “una historia particularmente sucia en América Latina, dado a su abierta participación en el golpe de estado contra el Presidente Hugo Chávez en Venezuela en abril 2002”, señala la especialista.
“En aquel momento, el presidente del IRI, George Folsom, envió una carta aplaudiendo el golpe y reconociendo que gracias al apoyo del IRI, habían tenido éxito: "El Instituto ha servido de puente entre los partidos políticos de la nación y todos los grupos de la sociedad civil para ayudar a los venezolanos a forjar un nuevo futuro democrático...Estamos dispuestos a continuar nuestra asociación con el valeroso pueblo venezolano" , cita la autora de El Código Chávez, al referirse a la carta de George Folsom, presidente del IRI, fechada del 12 abril 2002.
“El IRI también tuvo un papel principal en el financiamiento y la asesoría de los grupos, partidos y organizaciones involucrados en los golpes de estado en Haiti en 2004 y Honduras en 2009. Desde entonces, su dinastía ha expandido por toda la región y el mundo, convirtiéndolo en una de las principales entidades financistas de los agentes de Washington a nivel internacional” concluye Golinger.
En Venezuela, las denuncias sobre ese financiamiento desestabilizador fueron escuchadas por las autoridades, y a finales del 2010 fue aprobada la Ley de Defensa de la Soberanía Política y la Auto-Determinación Nacional, prohibiendo y sancionando el financiamiento externo para fines políticos en el país.
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