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Poco tiempo después de
que los ministros de la UE incluyeran, bajo presión de Israel y EEUU, a la
rama militar de Hezbolá en su lista de organizaciones terroristas, han
comenzado paradójicamente a multiplicarse los gestos europeos hacia la
organización libanesa, como reconocimiento probablemente de su creciente
papel en la región, incluyendo en Siria, donde Hezbolá lucha contra las
fuerzas extremistas takfiris que amenazan no sólo a los países de Oriente
Medio sino también a la propia Europa. Esta tendencia actual es otra
evidencia más del error, estúpido y oportunista, cometido por unos
responsables políticos europeos miopes, incapaces de calibrar la situación
política internacional y ver cuáles son los intereses europeos a largo plazo.
Hace pocas
fechas, el responsable de relaciones internacionales de Hezbolá, Ammar
Musawi, visitó Italia para participar en una conferencia sobre las relaciones
entre los pueblos y los estados de la cuenca mediterránea así como sobre la
lucha contra el terrorismo.
Más recientemente, el
diputado de Hezbolá, Ali Fayyad, ha visitado París, donde participó en una
conferencia sobre la abolición de la pena de muerte en la Asamblea Nacional,
a invitación del Ministerio de Exteriores francés. Allí, habló en presencia
del ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, de la presidenta de la
Comisión de Exteriores de la Asamblea Nacional, Elisabeth Guigou, del
presidente de la Asamblea Nacional, Claude Bartolome, y de los presidentes de
otras comisiones.
Más tarde,
se reunió en el Quai d´Orsay (Ministerio de Exteriores francés) con
responsables del Centro de Análisis y Prospectiva, incluyendo el antiguo
diplomático en el Líbano, Alexis Le Cour Grandmaison, que abandonó el Líbano
hace tres años y con el que se reunió allí varias veces. De las
conversaciones quedó claro que los franceses estaban interesados en conocer
los puntos de vista de Hezbolá en temas claves como la situación en el Líbano
y en Siria y en la región en general.
Ali Fayyad
mostró la lectura crítica que hace Hezbolá de la así llamada “primavera
árabe” señalando que la crisis siria no tiene que ver con reformas democráticas,
sino que se trata de un conflicto internacional y él explicó el motivo por el
que Hezbolá toma parte de los combates en Siria, que es el de “proteger al
Líbano contra el peligro de los grupos takfiris e impedirles que vengan al
país”.
Según Fayyad, sus
interlocutores se mostraron convencidos de la necesidad de proteger al Líbano
y de tomar medidas para que este país no sufra crisis de seguridad. Ellos
también se mostraron de acuerdo en que la solución en Siria debería ser
política.
Fayyad evocó
durante las reuniones la inscripción de la rama militar de Hezbolá en la
lista de las organizaciones terroristas de la Unión Europea y expresó su
sorpresa ante esta medida, que beneficia a los grupos takfiris a los que
Hezbolá combate. “Esta medida ha dado la impresión de ser un aliciente para
estos grupos y constituye un error estratégico de Europa”, señaló.
Sin
embargo, no cabe duda de que los europeos ahora parecen lamentar el haber
caído en su propia trampa. Poco a poco, la postura de algunos países
occidentales con respecto a Siria ha ido cambiando por dos razones: la
primera es la determinación y resistencia del pueblo y el Ejército sirios.
Este último ha logrado volver la situación sobre el terreno a su favor y
realiza continuos progresos, lentos pero irreversibles.
La segunda es la
creciente comprensión por parte de los europeos del peligro que entrañan los
grupos terroristas, incluyendo los vinculados a Al Qaida, para el futuro de
Siria y para todos los países de la región. Existe, en este sentido, una
lucha de estos grupos por extender sus actividades e influencia al Líbano,
Iraq y Jordania y esto crea una gran amenaza no sólo para estos países sino
para Europa, que posee intereses económicos y políticos muy importantes en la
región. Por otro lado, el reciente desmantelamiento de un complot terrorista
en Londres ha puesto de manifiesto que Europa está también bajo la amenaza de
los grupos takfiris y, en este sentido, Hezbolá, una organización con gran
capacidad militar e influencia política, debería ser vista por los países
europeos como un aliado frente a tales amenazas.
Hay que
señalar también que el acercamiento entre Irán y Europa tendrá, sin duda, una
influencia positiva para las relaciones entre esta última y Hezbolá. Por
último, el papel de garante de estabilidad que juega Hezbolá en el Líbano
favorece los intereses europeos, centrados en consolidar los estrechos
vínculos políticos y económicos entre ambas partes, y en cooperar en la
explotación de los recursos de petróleo y gases del país.
Yusuf
Fernandez
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sábado, 28 de diciembre de 2013
¿Se abre Europa a Hezbolá?
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