Manipular la verdad es un acto de reprobación, sobre
todo para quienes –desde posiciones de intelectualidad y usando el renombre
adquirido tras coquetear alguna vez desde la izquierda-, impostan un discurso
mediático bien pensado contra el gobierno de Maduro y Heinz Dieterich, a quien
pretenden presentar como ideológo del chavismo, cumple al pie de la letra ese
papel.
Dieterich se ha relanzado en los últimos meses como
crítico acérrimo a la gobernabilidad de Maduro, dejándose manipular
conscientemente por los grandes medios de comunicación e impostando un discurso
político que en nada difiere de las posiciones de la derecha internacional. Sus
matrices de opinión, inteligentemente, están dirigidas a dividir, a sembrar
dudas, a crear estados de opinión extrapolados desde supuestas posiciones
científicas e intelectuales. Son valoraciones viciadas, llenas de diversionismo
ideológico, con el fin de contribuir al derrocamiento de la Revolución
Bolivariana. Es, sin dudas, uno de los principales promotores de la guarimba
ideológica contra el gobierno de Maduro.
Estas matrices promovidas por Dieterich han sido
precisas y bien definidas:
● Promoción
del fatalismo con respecto al gobierno de Maduro, creando inventadas
similitudes con otros procesos políticos. Sin reparo alguno este provocador
declaró: “El escenario más probable para
Venezuela es el de Egipto o Ucrania”. Dieterich difunde a diestra y
siniestra su maliciosa percepción de agotamiento del chavismo y la
imposibilidad de que las fuerzas motrices de la revolución puedan lograrlo.
Según su línea discursiva, pretende hacer una comparación manipulada entre
Chávez y Maduro, explotando maliciosamente las reales diferencias entre ambas
personalidades. En esencia, su ardid es sobredimensionar a Chávez y cualidades
de liderato que son innegables, para minimizar y descalificar a Maduro. Así
destaca a Chávez: “… tenía un pensamiento
más dialéctico con una “percepción muy aguda de las cosas; un acervo
enciclopédico de datos; un conocimiento profundo de la historia
latinoamericana; una oratoria que fascinaba y un carisma que cautivaba
mundialmente. Era el Perón tropical”. Mientras tanto, ve a Maduro de la
siguiente manera: “No tiene nada de esto.
Por eso prolonga mecánicamente lo que vio en Chávez y se vuelve cantinflesco. Y
claro, Chávez era pragmático, porque entendía la realidad. Maduro no la
entiende y, por ende, no tiene ningún plan real para salir de la crisis”.
● Justificar
desde el análisis el fracaso del chavismo: “La renta petrolera ya no alcanza para financiar el modelo, el sistema
fiscal no genera los ingresos necesarios, la insostenibilidad del sistema
monetario nacional frente a las monedas externas, la esterilidad del discurso
político, todos estos son aspectos que en apenas un año se han manifestado con
palpable claridad para todo el mundo. Durante los últimos años de Chávez eran tendencias
visibles para los especialistas. Hoy son dominio del público en general”.
● Deslegitimizar
a Maduro como figura apropiada para garantizar la continuidad del chavismo:
Mucho ha tratado este personaje de poner en duda la capacidad del gobierno
bolivariano de dar respuesta a la crisis que atraviesa ese país provocada -más
que por reconocidas fallas en la gobernabilidad-, por las acciones
desestabilizadoras de la derecha venezolana y sus aliados internacionales. Llegó, incluso,
a cuestionar la decisión de Chávez al elegir a Maduro como su sucesor: “En resumen, la decisión del comandante
Chávez fue deficiente”.
● Impostar la
incapacidad de dirección al PSUV y otras fuerzas de izquierda: Para este
manipulador está bien clara la intención de mostrar a la izquierda bolivariana
como incapaz de lograr la necesaria renovación del modelo chavista, tanto en
materia económica, social y de seguridad ciudadana, asegurando la posibilidad
de que otras fuerzas políticas participen como desarrolladores de otros modelos
de desarrollo, lo que significaría validar la opción del neoliberalismo que
antes criticó.
Al respecto, declaró al diario su “decepción”
personal porque, tanto Maduro como la actual dirección del país, “No ha presentado un programa de
reestructuración del modelo heredado de Chávez, pese a que el programa es la precondición
para recuperar el pleno control del país”.
●
Ridiculización de la política exterior del actual gobierno de Maduro: Al
respecto, Dieterich califica de erróneo el desempeño diplomático del gobierno y
el rol asumido por Maduro ante CNN, Barack Obama y otras confrontaciones a
nivel internacional.
● Pretende
fomentar la desconfianza dentro de y hacia la actual dirección del país: A pesar de reconocer las actuales
fortalezas del gobierno de Maduro, ve como condición un cambio en la
composición de la actual dirección del país, con el claro objetivo de fomentar
recelos, desconfianza, ambiciones y otras brechas entre sus integrantes. Dice
sin reparos: “Si el bolivarianismo no
reemplaza al equipo de Maduro, terminará como Yanukovich en Ucrania”.
● Sugiere e
induce a un protagonismo de las FANB para promover el cambio político. Para Dieterich, aunque reconoce el apoyo de
las fuerzas armadas al gobierno constitucional de Maduro ante los planes de
golpismo suave, predestina que las mismas serán las facilitadoras del cambio
institucional. Al respecto declaró: “Habrá
un punto de inflexión frente al gobierno
actual, si se convencen que este gobierno no tiene la capacidad para resolver
la crisis”.
Al igual que lo hizo con La Tercera, Heinz Dieterich
ofreció una entrevista a Klaus Ehringfeld, del diario alemán Spiegel Online, donde
mantiene las mismas matrices de opinión, luego de que –manipuladoramente-, lo
tratan de “santificar” como el jefe ideológico de la izquierda latinoamericana.
En dicha entrevista, como ya señalé, Dieterich
mantiene el mismo discurso anti bolivariano, pero añade de forma velada una
supuesta responsabilidad de Cuba en dichos acontecimientos, así como manipula
las protestas como parte del desencanto y la frustración dentro del propio
chavismo, más que como arremetida de la derecha fascista. Dentro de estas
matrices, imposta las siguientes:
1)
Vincular
la crisis con intereses externos.
2)
La
retórica de Maduro de calificar como fascistas a los opositores.
3)
Las
medidas drásticas adoptadas por Maduro como el encarcelamiento de Leopoldo López.
4)
Reavivación
de nuevos aires en los frustrados.
5)
Resaltar
el tema de la inseguridad como responsabilidad exclusiva del gobierno.
6)
El
desabastecimiento visto solo como resultado de la mala gestión, omitiendo que
el mismo responde principalmente a la especulación y a la guerra económica promovida
por la derecha.
7)
Necesidad
de acometer reformas económicas como la libre fluctuación de la moneda,
reducción de la inflación y otras, sin abordar el hecho de que la derecha ha
promovido la fuga de divisas, el desabastecimiento, la inseguridad económica,
la caída deliberada de la producción y el sabotaje financiero.
8)
La
política debe dar un giro de 180° o todo estará perdido.
9)
Maduro
“no durará ni ocho semanas en el gobierno
y probablemente será suplantado por una junta de gobierno. Para los militares y
gobernadores chavistas está claro que su política significa indudablemente el
fin de la era bolivariana.”
10)
Otra
de las soluciones políticas es la formación de una coalición con las fuerzas
moderadas de la derecha.
Heinz Dieterich mantuvo las mismas apreciaciones
ideológicas en otro trabajo suyo, titulado “Venezuela-Ucrania: ¿Sobrevivirá la
5ª República?”, haciendo papel de agorero fatalista, vendiendo fórmulas y
nuevas recetas, con la única finalidad de
continuar su guarimbeo político contra Maduro y el chavismo.
Resumiendo, Dieterich aprovecha oportunamente su
casi olvidado papel “pro izquierda” para erigirse como ideólogo del momento,
mezclando fórmulas antiguas con una apología a nuevas recetas capitalistas,
debidamente enmascaradas. Sabe que es usado -y deja usarse perversamente-, para
desarrollar una nueva variante de ataque mediático contra la Revolución
Bolivariana, desde fingidas posiciones de izquierda. Es aprovechado para
manipular a una parte de los revolucionarios de ese país para alejarlos del
camino del socialismo, sembrar en ellos pesimismo, fomentando frustraciones y
alentando conspiraciones. Lo hace –y lo sabe-, en un momento crucial para
Venezuela. Fomenta divisiones entre la
izquierda, vende facciones y alienta al quintacolumnismo.
Dieterich puede tener alguna relevancia para
algunos, pero no para los revolucionarios que conocen sus sórdidas intenciones
como intrigante, manipulador, especulador ideológico e instrumento de
divisiones. De sus ideas sobre el Socialismo del Siglo XXI solo le queda una
triste fachada de guarimbero trasnochado.
Percy Francisco Alvarado Godoy.
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