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Es difícil para un político
escapar del escrutinio público, más cuando de sus acciones dependen muchos
asuntos que agobian a sus conciudadanos y la paz mundial. George Bernard Shaw decía: "Las personas le echan la culpa a las
circunstancias. No crean en las circunstancias. Las personas que avanzan buscan
las circunstancias y si no las encuentran las crean".
El problema para un líder,
por tanto, es enfrentarse a los hechos y tratar de resolverlos con
inteligencia, audacia y compromiso, sin detenerse a solazarse con nimiedades o
gozos personales que le roban el precioso tiempo de actuar con consecuencia con
la realidad.
Séneca decía algo que parece
habérsele olvidado a Barack Obama, cuestionado por varios periodistas
norteamericanos –según reseña Ria Novosti, basándose en Novie Izvestia-, por
desperdiciar su tiempo como presidente de EE UU. Y es que un líder no debe
perderse ni desatender sus obligaciones ya que, como señaló dicho sabio: "Cuando un hombre no sabe hacia dónde
navega, ningún viento le es favorable"
Los trapos sucios sobre el
compromiso de Obama hacia sus tareas aparecen a diario. Esta vez se le critica
por pasar gran parte de su jornada laboral haciendo cosas que poco tienen que
ver con sus obligaciones profesionales, como jugar al golf o dar recepciones, así
como otros devaneos insulsos.
Tal es así que The New York
Post ha calculado que durante los 628 días que siguieron a su reelección, Obama
jugó al golf en 81 ocasiones, las mismas que durante todo el periodo de su
primer mandato. A ello se suma su afición por codearse con celebridades en
recepciones y su apego por los restaurantes de moda en Washington.
Lo más sorprendente es que
cuando ocurrió el derribo del MH17 de Malasya Airlines en Ucrania, Obama se
desatendió del asunto y continuó con su agenda de recolección de fondos en
Manhattan.
Obama no tiene un pelo de
tonto y prepara las condiciones más favorables para él cuando culmine su
mandato. Parte de su tiempo lo dedica para “el después” y no para “el ahora”.
De esta forma, se le ha visto enfrascado en buscarse una mansión en Rancho
Mirage, California, valuada en 4,3 millones de USD.
Lo cierto que Obama no ha
sido el presidente que esperaba su propia nación, incumpliendo sus promesas
electorales. Unas veces se ha conformado con las trabas que le han puesto los
republicanos sin echar la pelea que se esperaba. Otras veces, solo se ha sumido
en discursos y palabras vacías, dejándose llevar por los halcones del pentágono
para solucionar las crisis internacionales.
Sabedor de que su
popularidad decae días tras día, Obama se desentiende de sus compromisos y
espera resignado su funeral político.
"No
es tarea fácil dirigir a hombres; empujarlos, en cambio, es muy sencillo", ha
dicho alguien ilustre, pero ¿puede cumplir esa misión un vago sin seriedad y
compromiso?
Percy
Francisco Alvarado Godoy
Con información de Ria
Novosti/ The New York Post/ Novie Izvestia
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