El lunes 24 de
septiembre, con un sospechoso bombo y platillo, fue galardonada la congresista
Ileana Ros-Lehtinen en el Ayuntamiento de la ciudad de Coral Gables, arguyendo
el dudoso mérito de “haber servido a los latinoamericanos durante sus 28 años
como parlamentaria norteamericana”. Esa fue la oportunidad para intentar
sobredimensionar mediáticamente a esta cavernícola –en franco deterioro de
imagen y peso en la política nacional–, presentándola como una de las más
valientes opositoras a gobiernos progresistas como Cuba, Nicaragua, Venezuela y
Bolivia.
Nadie se llame a
engaños: esta maniobra mediática, en la que hubo poca participación aunque
mucha publicidad, responde a que la “Loba Feroz” ha perdido fuerza entre el
electorado de su distrito –fundamentalmente integrado por cubanos americanos
que apuestan por una mejora de las relaciones con Cuba, así como por emigrantes
boricuas que no se identifican con ella– lo que la ha llevado a perder fuerza
dentro del electorado distrital que favorece a los demócratas, a lo que se suma
que la percepción geopolítica de la administración Trump y otras figuras en la
cima de la mafia cubano americana juegan roles más decisivos en la conformación
de la guerra ideológica contra Cuba y otras naciones progresistas. Ella se ha
quedado anclada en un pasado que la compromete descaradamente con apoyo a
terroristas como evidenciaremos más adelante.
Otro aspecto más
oculto de su caída responde al desprecio de la élite puritana y ultraconservadora
republicana, la que le critica duramente sus problemas familiares,
particularmente relacionados con la transexualidad de su hijo.
Todo ello justificó
la poca asistencia de personas al evento que le ofrecieron en el Ayuntamiento
de Coral Gables. Como un ardid solo se publicaron las fotos de la tribuna para ocultar
la ausencia masiva al evento.
Mucho tiene, empero,
Ileana que le oscurece su imagen, sobre todo su apoyo abierto a terroristas.
Fue ella quien apoyó al criminal Guillermo Novo Sampol cuando fue detenido por
el asesinato del ex canciller chileno Orlando Letelier y otras dos personas, al
solicitarle al entonces mandatario Ronald Reagan su indulto desoyendo su pasado
como criminal y torturador al servicio del macabro plan Cóndor. No contenta con
este acto denigrante, ella misma intercedió ante el presidente George Bush para
que se le concediera al terrorista Orlando Bosch Ávila la residencia permanente
en EEUU, a pesar de estar considerado por el FBI como un “ente sumamente
peligroso e inadmisible en el país”. Debe recordarse que Bosch fue condenado en
1968 a 10 años de prisión por realizar atentados terroristas en suelo
americano, siendo liberado en 1972. Sin embargo, luego de ser liberado bajo
palabra en 1972 se involucró en 1974 en el envío de paquetes explosivos contra
embajadas cubanas en Perú, España, Canadá y en Argentina. Dos años después, el
6 de octubre de 1976, fue coautor de la voladura de un avión comercial de
Cubana en Barbados provocando la muerte a 73 civiles.
Otro hecho que la
vincula directamente con el terrorismo fue que ella gestionó el ingreso ilegal
del fallecido terrorista Luis Posada Carriles luego de que fuera
arbitrariamente liberado por la ex presidenta panameña Mireya Moscoso. La
Ros-Lehtinen estuvo involucrada igualmente en el diseño y apoyo a las
actividades provocadoras contra Cuba del grupúsculo terrorista Hermanos al
Rescate, al solicitar personalmente que este ente recibiera del gobierno las
avionetas que utilizaba para sus provocaciones contra nuestra soberanía.
Luego del derribo de
las avionetas de Hermanos al Rescate el 24 de febrero de 1996, la propia Ileana
–instigadora de estos actos– junto a otros congresistas de la mafia cubano
americana tendieron una trampa al presidente Clinton obligándolo a firmar la
conocida Ley Helms-Burton como un acto para recrudecer el criminal bloqueo
contra Cuba.
La realidad de todo
este andamiaje actual estriba en que la Loba Feroz pretende crear una supuesta
fundación a través de la cual continuará impulsando actividades conspirativas
contra las naciones progresistas latinoamericanas. Aunque ella apoye a María
Elvira Salazar para la sustituya como candidata por su distrito, ella quiere
manejar los hilos tras bambalinas. Vale pues para ella el dicho: “Perro rabioso, nunca se cura”.