lunes, 27 de mayo de 2019

Embajada USA en Cuba: otro traspié cargado de hipocresía


La embajada de Estados Unidos en Cuba tuvo un triste papel durante la realización desautorizada de la marcha alternativa de la comunidad LGBTI en La Habana: primero el haber sido uno de los instigadores de la misma y, por otro lado, su hipócrita denuncia en la red social Twitter sobre las acciones de las autoridades cubanas para evitar el desacato de varios de sus organizadores a mantenerla a toda costa desoyendo las peticiones de las fuerzas del orden.
Hipócrita es el contenido de su tweet  donde acusa a Cuba de negar " al pueblo cubano sus derechos fundamentales” en relación con la detención de varios contrarrevolucionarios provocadores como Boris González Arenas, a Óscar Casanella, Iliana Hernández, Ariel Ruíz Urquiola, entre otros, cuyo objetivo era crear un show mediático basado en una falsa victimización contra esta comunidad.
Hipócrita han sido también la aludida embajada, los provocadores, los entes contrarrevolucionarios radicados en el exterior y los medios que han satanizado a Cuba por este evento y han sido incapaces de levantar su voz contra las acciones de la administración Trump contra esa misma comunidad en EEUU.
¿Alguno de ellos cuestionó el desmontaje de los logros alcanzados por la comunidad LGBTI durante el gobierno de Obama por parte de la administración Trump? ¿Alguno de ellos ha criticado la narrativa de odio actual impulsada dentro del Pentágono contra los gays y transexuales dentro del Army, así como dentro de la sociedad? ¿Alguno de ellos ha criticado la decisión del Departamento de Salud y Servicios Humanos de echar abajo la identidad sexual e implementando acciones de diversa índole contra la comunidad LGBTI? ¿Quién de ellos ha repudiado la decisión de ese mismo departamento de prohibir a las agencias gubernamentales la adopción de niños por parte de parejas homosexuales en otras naciones y la negación de la ciudadanía norteamericana por parte del Departamento de Estado?
A los involucrados en este ataque contra Cuba, particularmente a la Embajada USA en La Habana, toca primero mirarse por dentro y no atacar a otros cuando se tiene tejado de vidrio.

domingo, 26 de mayo de 2019

¿Permitirá en gobierno de Costa Rica la entrada de un terrorista a su territorio?



Un nuevo show mediático anticubano se organiza en Costa Rica bajo el nombre de "Adoctrinamiento de los pueblos a través de la educación castrista cubana" y organizado por la mal llamada Justice Cuba. El llamado foro tendrá lugar el próximo 30 de mayo en el Salón de Ex Presidentes de la Asamblea Legislativa. A todas luces esta maniobra está dirigida contra la labor solidaria cubana para erradicar el analfabetismo en otras naciones.
De acuerdo con la convocatoria participan varios terroristas y provocadores anticubanos como Luis Zúñiga Rey, Pedro Corzo, Orlando Gutiérrez-Boronat y Berta Antúnez,  residentes en Miami, así como el abogado del derechista partido español VOX y uno de los patrocinadores de la lawfare anticubana a través de Justice Cuba, así como el escuálido venezolano Martín Paz.
De sus integrantes tomaré un solo caso pues las historias de los participantes son harto conocidas dentro la mafia anticubana. Me refiero a Luis Zúñiga Rey, reconocido terrorista implicado en los atentados con bomba contra instalaciones turísticas cubanas en la década de los 90. El FBI dispone de abundantes elementos sobre el historial de este bandido.
En un artículo publicado por mí hace algunos años bajo el título "Luis Zúñiga Rey, el terrorista que yo conocí”, expongo suficientes elementos sobre la larga data criminal de este criminal. Algunos de los pasajes de este artículo son elocuentes:
"Aún lo recuerdo frente a mí aquella noche de noviembre de 1993, cuando me impuso de los tenebrosos planes de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), radicada en Miami, para hacer explotar poderosas bombas en el Hotel Nacional de Ciudad de la Habana y en un famoso restaurante de esta ciudad. No había en él ni pena ni preocupación por las consecuencias de la propuesta que me acababa de formular. ¡Hágalo, dijo, y será bien recompensado!
Acepté a cooperar con él en sus funestos planes en mi condición de colaborador secreto de la Seguridad cubana. Esa era mi misión: conocer y contribuir a desarticular los planes terroristas organizados por Zúñiga y sus socios de correrías desde Miami, territorio de los Estados Unidos. Sin embargo, escondiendo mi repulsa en lo más hondo de mí,  soporté su presencia y la larga verborrea contra su propio pueblo. No podía entender cómo este camaleón, capaz de presentarse en diversos sitios, como lo hace hoy en Ginebra, para clamar «por su sufrida Cuba», era capaz de organizar asesinatos y atentados sin el menor pudor.
Zúñiga me dijo entonces, cara a cara, que era necesario ser violento y frío, calculador y despiadado, para derribar a Fidel y a la Revolución. Había que organizar un abastecimiento de armas y explosivos para que mi pretendida célula colocara las bombas en los hoteles y sitios visitados por turistas en la Habana. Me darían además, insistió, ocho cápsulas de fósforo vivo para incendiar también cines y teatros atestados de cubanos inocentes. Aquellas  noches de noviembre y diciembre de 1993 no había piedad en él, sólo odio irracional y sed de venganza. Supe, pues, sobre la necesidad de detenerlo en nombre de la cordura y la razón, y eso hice con plena convicción.
 No le bastó a Zúñiga sólo eso. Después que desarticulamos sus tenebrosos planes, continuó involucrándome en otros planes no menos dañinos y peligrosos. Había que estudiar la vulnerabilidad de los principales hoteles, termoeléctricas y refinerías cubanas para atentar posteriormente contra ellas. Había también que introducir dinero falso para caotizar a la circulación monetaria;  había que golpear a la dañada economía cubana y propiciar con ello la caída del gobierno y el fin de la Revolución.
En muchos planes contra Cuba estuvo comprometido Zúñiga Rey. No fue sólo el contrarrevolucionario involucrado en actos de subversión  que lo llevaron a la cárcel en 1970. No fue, exclusivamente, el infiltrado capturado aquel 1 de agosto de 1974, cerca de Boca Ciega, en la Habana, cuando venía cargado de explosivos y armas, junto a otros dos terroristas, a atentar contra su propio pueblo. Fue también el reclutador de  otras personas, de manera sistemática, para realizar actos terroristas contra ciudadanos  inocentes en Cuba. Eso hizo con un canadiense nombrado Trepanier en 1992. Eso mismo intentó hacer con el cubano Olfiris Pérez Cabrera en 1993, a quien encargó volar el cabaret Tropicana a cambio de 20 000  dólares, y que fue la misma oferta que repetirían conmigo unos meses después. Eso mismo siguió haciendo desde su cargo de director de la FNCA y desde su actual cargo de director ejecutivo del Consejo por la Libertad de Cuba, organización que reúne a lo más intolerante de la mafia miamense. "
Ante estos antecedentes, me pregunto, ¿permitirá en gobierno de Costa Rica la entrada de un terrorista a su territorio?



viernes, 24 de mayo de 2019

Otro ejemplo del empleo de la lawfare contra Cuba

De izquierda a derecha, los jueces federales James L. King, Marcia Cooke, Amit Mehta y Joan Lenard. | Foto © Collage CiberCuba

Un artículo escrito hoy por el periodista Wilfredo Cancio Isla en el sitio Cibercuba bajo el título "Jueces asignados a demandas por la Ley Helms-Burton tienen importante historial en casos sobre Cuba", con independencia del cuestionado rol del articulista en la guerra mediática anticubana, ofrece importante información sobre el actual empleo de jueces norteamericanos –caracterizados por su tradicional postura anticubana en decisiones jurídicas anteriores– para dirimir las demandas presentadas en tribunales federales bajo la Ley Helms-Burton contra el gobierno cubano.
Muestra de ello es que las querellas interpuestas contra la compañía de Cruceros Carnival por las familias García-Bengochea y Behn fueron a parar a manos de dos jueces de cuestionada parcialidad en la resolución de casos contra Cuba: James Lawrence King y Marcia Cooke. Al mismo tiempo, otra demanda interpuesta contra entidades cubanas fue a parar a manos de la jueza Joan A. Lenard. El otro caso que implica una demanda de Exxon Mobil contra las firmas estatales CUPET y CIMEX se ventilará en un tribunal federal de Washington DC, presidido por el juez Amit Mehta.
El feroz empleo de la guerra jurídica contra naciones progresistas, y particularmente contra Cuba, no hacen otra cosa que presuponer que estos magistrados actúen en conformidad a los intereses anticubanos como ha sido su sórdido oficio con anterioridad. Aunque supuestamente estas asignaciones se realizan por sorteo en los tribunales federales, llama la atención que hayan sido escogidos estos parcializados magistrados.
En el caso del juez James L. King hay que recordar su decisión de sancionar al gobierno cubano con una compensación de 187.6 millones de USD por su supuesta culpabilidad en el derribo de las avionetas del grupo provocador Hermanos al Rescate, ocurrida el 24 de febrero de 1996. La decisión de este juez de robar los fondos congelados de Cuba en  dos cuentas  congeladas en el banco Chase Manhattan de Nueva York y retener el dinero de ETECSA por concepto de pagos por parte de telefónicas norteamericanas. Nunca se pudo poner sobre el tapete que el derribo de estas naves fue resultado de permanentes provocaciones y violaciones de nuestro espacio aéreo soberano, ni se habló de la peligrosidad de estos actos para la navegación aérea. Todo esto fue desoído por el juez.
En el caso de la jueza Marcia Cooke quien presidirá la demanda contra Carnival por la familia Behn, ya en 2016 consideró a esta compañía de cruceros como discriminatoria al no permitir que cubanoamericanos viajaran en sus naves y cuestionó al gobierno cubano por establecer como norma que estos ciudadanos usaran otras vías para ingresar al país. No obstante, Cuba anuló esta prohibición.
Por su parte, la jueza Joan A. Lenard fue quien dirigió el amañado juicio contra los Cinco Héroes Cubanos, permitiendo toda una serie de irregularidades que conllevaron a que los acusados recibieran desmesuradas e injustas condenas. A ella le corresponde llevar a cabo la demanda de la familia Mata contra entidades cubanas como el Hotel San Carlos, en la ciudad de Cienfuegos,  que emplaza al  Grupo Hotelero Gran Caribe, la Corporación de Comercio y Turismo Internacional Cubanacán S.A., el Grupo de Turismo Gaviota S.A., y la Corporación Cimex S.A., y menciona al conglomerado hotelero español Melía, según destaca Cancio.
El juez Amit Mehta tomó con anterioridad una absurda decisión al ordenar al gobierno cubano la cifra de 134 millones de dólares a los sobrevivientes y a los familiares de cuatro contratistas yanquis –uno de los cuales falleció– al ser secuestrados en el 2003 por el grupo guerrillero colombiano Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC). Según Mehta la culpa de Cuba radicaba en ser patrocinador de una organización terrorista. Con ese absurdo proceder como historial Mehta se encargará de la demanda de Exxon Mobil contra CUPET y CIMEX.
Esta tramoya de reclamaciones impulsadas por Trump y sus intolerantes asesores muestran otra faceta de la actual guerra mediática contra Cuba sostenida en un uso desvirtuado de la legalidad y cuya finalidad es el ahogamiento económico de nuestro pueblo mediante el incremento del criminal bloqueo.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Ineficacia de Radio TV Martí puesta al descubierto



Un fuerte tirón de orejas acaban de recibir la Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB)  y su funesto producto: Radio y TV Martícomo resultado de una auditoría, realizada por la United States Agency for Global Media USAGM), que arrojó el uso de un mal periodismo en sus noticiarios y programas investigativos, así como el empleo de una propaganda ineficaz en los mismos, particularmente en los temas referidos a Cuba.
A esta conclusión se llegó al analizar tan solo 29 horas de programación de radio y televisión y otros 40 informes escritos en la web de Radio y TV Martí en los últimos ocho meses. Obviamente, la USAGM propuso que la OCB reforme su programa de transmisiones a la Isla con contenidos más equilibrados, más imparciales en el uso de una variedad de fuentes y menos cargados de manipulación mediática, así como de contenidos insultantes que ponen en duda su credibilidad y sostienen un contenido monótono y aburrido por su repitencia propagandística.
El enfermizo enfoque cargado de diatribas hace poner en dudas dichos contenidos y los hacen anacrónicos en el espejo actual del periodismo. Obviamente, los expertos de la USAGM no descartan el uso de noticias que se atemperen al enfoque político de la administración y del Departamento de Estado hacia Cuba. En resumen, la nueva línea editorial sugerida por los expertos busca formatos más novedosos que sean útiles dentro del marco de la guerra ideológica implementada por la OCB contra Cuba desde la creación de Radio y TV Martí.

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