Los hombres y mujeres
recibimos de nuestros ancestros al menos un tipo de herencia, la mayoría
hereda los genes desnudos, pero en una minoría sus alelos vienen con
abolengo, poder y riquezas varias. Por ejemplo, el código genético del
presidente Juan Manuel Santos contiene: apellido, poder mediático y
riquezas; sin embargo, una mutación le impide comunicarse adecuadamente
con la realidad del entorno, digamos que se trata de una subespecie de
autismo, en su primo Fachito es más pronunciado el defecto. Tal vez,
para compensar la dificultad comunicacional entre sus miembros la
familia fundó el periódico El Tiempo.
Ese atavismo hace
que a Juan Manuel se le pueda aplicar enteramente lo que dice Iván
Gutiérrez en Debate de Fondo (2013) de Capriles Radoski, candidato
presidencial de la derecha venezolana cuya posición en la sociedad,
también, viene dada por el poder patrimonial: “…no es capaz de hilvanar,
porque no lo siente, ideas nacionalistas o que reafirmen la
independencia frente a los poderes mundiales”. Y se puede agregar que
“Carentes de un sentido de patria soberana”, entregan el petróleo y los
minerales, creyendo que no somos capaces de manejar nuestras riquezas
por lo que piensan que hay que adjudicarlas a quienes sí saben
manejarlas, es decir, a las transnacionales. Así mismo, sus intereses
económicos están a kilómetros de los intereses de la mayoría. El legado
patrimonial de Juan Manuel le impide hilvanar, “porque no lo siente,
ideas nacionalistas o que reafirmen la independencia frente a los
poderes mundiales”.
Junto a su antecesor, Álvaro Uribe,
el Señor de las Sombras, heredero de un código genético podrido, han
inyectado al país sus malditos genes de violencia, atraso histórico,
político y social. Los grupos de poder del imperio, hábiles para
explotar cualquier aberración de la naturaleza, han utilizado a su favor
a estos y a cuánto tarado mandatario nos han tocado en suerte. A hoy,
con el recientemente aprobado TLC, nuestro país es su país.
El
montañero ex presidente Uribe en sus genes lleva codificado el
narcotráfico, pues sus vecinos arrieros dicen que su padre era de
narcotraficante, es primo del clan Ochoa, para Pablo Escobar era el
doctor Varito y está como número 82 en la lista de los perseguidos por
la DEA.
Durante su mandato, Uribe trabajó, sagazmente, con los dos “astutos”
primos Santos, Fachito como vicepresidente y Juan Manuel en el
ministerio de guerra. Claro que al “paisa reeleccionista” (así le decía
otro Santos, Enrique) no le salió gratis la colaboración de los primos
autistas, pues le iban rompiendo sus “tres güevitos…”, y sus extrañas
ausencias casi logran meterlo en una camisa de fuerza, se necesitó mucha
valeriana para mantener calmadito.
Delgados hilos de
violencia y mentiras, a través del tiempo y del “Tiempo”, los Santos
han ido hilvanando en Colombia una extensa y perversa telaraña, en la
cual están atrapados Juan Manuel y el Señor de la Sombras; los falsos
positivos y las falsas entregas de insurgentes, urdidos con la ayuda del
lodoso “doctor Ternura” Carlos Restrepo, entretejen buena parte de la
violenta maraña de crímenes contra el pueblo. El Bloque Capital de las
Autodefensas, tenebroso grupo de sicarios, ha sido una de las mayores
tramas criminales gestadas por los primos Fachito y Juan Manuel.
Probablemente existe un ovillo negro, que la opinión desconoce, el cual
mantiene a los santos y al ex No.82, atados en el centro de la telaraña;
por eso Uribe se puede dar el lujo de ultrajar a Juan Manuel y
torpedearle cualquier iniciativa, Él se sabe inmune, pues si cae el uno
cae el otro.
Cada nueva medida (¿metida de pata?) de
Santos lo va enredando más en la telaraña. Para mejorar el nivel del
opinómetro, con miras a su aspiración reeleccionista, impulsar la
locomotora minero-energética, ganar el Nobel de Paz, complacer a los
cacaos, y, sobre todo, sacudirse de los hombres al ex, No. 82 y sus
adláteres latifundistas retardatarios, se le ocurrió lanzarle el anzuelo
de la paz a las FARC-EP. Claro que ha sido una propuesta enmarañada,
como las telarañas de su mente, sólo a Él se le ocurre hablar de paz en
medio de las balas mientras aumenta la compra de aviones, drones y
todo tipo de armas. Y, para rematar, el infantil y pendenciero
ministro de guerra y el insoportable e intransigente jefe de sus
atrabiliarios negociadores, mantienen en vilo el débil proceso de paz.
Pero
lo que comenzó como un simple jueguito, se le está saliendo de madre,
pues el pueblo a medida que pasan los días va tomando más en serio la
idea de lograr la paz, claro que con justicia social, es decir, con
cambios estructurales sociales, políticos y económicos, no precisamente
lo que desean, por motivos diferentes, Juan Manuel y su compañero No. 82
tejedor de telarañas. ¿Pero podrá Juan Manuel escapar de la telaraña?
Son pocas las opciones, tal vez, hay una posibilidad, y ésta consiste
en firmar la paz con la FARC-EP, pero no la que él pretendía; si quiere
salvar el pellejo, para romper los hilos de la telaraña tiene que firmar
la Paz al precio que se la pongan los insurgentes: Paz con justicia
social, autonomía territorial, otras autonomías y otras condiciones, que
aún no imaginamos. Si lo hace será considerado como un hombre
brillante, asegurará la reelección y hasta el premio Nobel de Paz, la
locomotora minera podrá llegar a buen puerto y los industriales (cacaos)
se sentirán como reyes; pero si, por el contrario, no logra la paz,
será lo que es…, los índices popularidad se le irán al piso, no volverá a
pisar la presidencia, adiós Nobel y lo peor de todo es que Uribe
escapará de la telaraña, será de nuevo presidente y lo extraditará a
la quinta porra, dejándole más descarrilado que una vieja
locomotora; montará el negocito de biocombustibles e incrementará sus
vaquitas al lado de Lafaurie.
No obstante, todo está
dado para que Juan Manuel pacte la paz, pues es el máximo representante
de las élites dominantes, tiene total respaldo mediático, los
industriales están a su favor y, probablemente, los gringos le den su
aval. y para quitarse de una vez por todas al díscolo e incómodo Señor
de las Sombras tiene dos caminos a seguir, bien hace que los gringos
reactiven la orden de captura por narcotráfico pendiente y lo encierren
en la celda que hoy ocupa Simón Trinidad, quien vendría a Colombia a
competir por la presidencia, y la otra vía, más sencilla, consiste en
pactar una amnistía general, con la cual Él y Uribe quedarían blancos
como la nieve.
LIBARDO SANCHEZ GÓMEZ*
*DMV. UN. Msc. ECONOMÍA. P. U. JAVERIANA. Profesor Universitario
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