Fernando Palacio, juntos otros mercenarios, brinda conferencia de prensa previo al inicio de la segunda jornada del VIII Conferencia Ministerial Comunidad de las Democracias. Foto Diario Co Latino/ Guillermo Martínez |
Once
contrarrevolucionarios de origen cubano, según informa el Diario CoLatino, so
pretexto de carecer de representación y argumentando un infundado subterfugio
de trabajar en pro de los derechos humanos en Cuba, se encuentran usando a la
Conferencia Ministerial de las Comunidades de las Democracias como marco de sus
ataques anticubanos. La invitación a dicho evento –dudosamente adquirida por
correo electrónico-, así como contando con un financiamiento por parte de
“amigos” de los que ocultan su identidad, al igual que el monto de su “ayuda” para
cubrir sus gastos de estancia en El Salvador, despierta serias dudas.
Luego de haber
ofendido verbalmente a funcionarios salvadoreños y agentes policiales en el
Aeropuerto Internacional Monseñor Oscar Arnulfo Romero, donde se les retuvo
para investigar su documentación, pues había sospecha que la documentación en
las que se les invitaba no eran legítimas, según argumenta la fuente mencionada
y bajo evidencias que circulan en las redes sociales, presentaron copias
impresas de la invitación al evento que, según ellos, fue recibida
por email. Pero el aprieto de los “auto invitados” fue mayor cuando el propio Canciller
Hugo Martínez declaró que las invitaciones fueron entregadas por la vía
apartado postal, nunca mediante correo electrónico. En pocas palabras, la
cancillería salvadoreña nunca invitó a los colados contrarrevolucionarios.
La invitación,
argumentaron los mercenarios viajeros fue recibida en una cuenta de Gmail.
Varios de ellos como Roberto Guerra, no pudieron soportar el estrés provocado
por su irregular situación migratoria y solo pudo el mismo defenderse con
ofensas a las autoridades del país anfitrión al declarar: “Si a nosotros nos
dicen gusanos, esas personas que están respondiendo al régimen castrista, ellos
son ratas”.
Tampoco quisieron
esclarecer quiénes financiaron este viaje, declarando al respecto: “Nosotros
somos activistas independientes, y hay muchos amigos que están a favor de
cambios en cuba y que se llegue a una democracia en Cuba, al ser activista de
derechos humanos en Cuba, hay muchas personas que nos ayudan con los tramites,
la visa y hasta el desplazamiento de los viajes nuestros”. Esta frágil
explicación intentó ocultar que las fuentes de financiamiento proceden del
dinero utilizado por la USAID, el Departamento de Estado de EEUU, la NED y
otros grupúsculos contrarrevolucionarios –en el papel de intermediarios como la
FNCA-, para garantizar su presencia en el citado evento.
Como si fuera una
patente de impunidad para llevar a cabo su descarada guerra ideológica por el
mundo, los mercenarios argumentaron que disponían de una visa B-2 otorgada por
el gobierno norteamericano, la que les permite viajar a ese país sin
restricciones. Fernando Palacio fue uno de los que se defendió tras esta
prerrogativa imperial.
Ante el apuro en
que se encontraron los mercenarios viajeros para entrar a El Salvador,
acudieron en su auxilio los diputados del derechista partido salvadoreño ARENA,
Johnny Wright Sol y Marta Evelin Batres. De esta forma se consumó el apoyo de
ARENA, tradicionalmente acusada de apoyar a grupos terroristas anticubanos –particularmente
a Luis Posada Carriles-, a los nuevos enemigos de Cuba en estos tiempos.
Ninguna otra cosa
podría esperarse de quienes viven en el mismo costal, defendiendo a ultranza el
mandato de sus amos del Norte.
Percy Francisco Alvarado Godoy
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