Otra vez la CIA ha
sido puesta bajo el escarnio público al descubrirse algo sobre lo que siempre
se ha sospechado: el empleo de empresas tapaderas para espiar a aliados y
países enemigos sin el mayor pudor y siempre en las sombras. Esta vez, para
ello, se valió de una empresa suiza nombrada Crypto AG, de la que se convirtió
en propietaria desde los años 70, con la anuencia del servicio de inteligencia
de la entonces República Federal de Alemania, BND. En eso radicó el proyecto
Minerva de la CIA y la operación Rubikon del BND.
El despegue de esta
empresa se basó en la eficacia de sus sistemas y dispositivos de encriptación,
convirtiéndose en abastecedora de los mismos para muchas naciones sobre la base
de la confiabilidad que brindaba para la transmisión de información sensible.
Lo que sus clientes ignoraban, empero, es que la CIA les espiaba a través de un
código que preservó y que les permitía desencriptar toda aquella información
usada por sus clientes en sus sistemas.
El destape de este
nuevo escándalo muestra cómo la CIA espió impunemente a varios de sus socios de
la OTAN como España, Italia, Irlanda, Portugal y Turquía. Otros afectados,
casi 130 naciones, destacan a países como Arabia
Saudí, Kuwait, Líbano, Omán, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Kuwait,
Líbano, Marruecos, Túnez, Etiopía, Costa de Marfil, Nigeria, Tanzania,
Sudáfrica, Argentina, Chile, Brasil, Colombia, México, Perú, Uruguay,
Venezuela, India, Paquistán, Bangladesh, Filipinas, Malasia, Japón, Corea del
Sur, Indonesia, entre otros.
Hoy la adquisición de
la empresa Crypto AG por la CIA y el BND despierta serias perspicacias e
involucra una oscura conspiración que parte de la extraña muerte del hijo del
fundador de la misma, el criptógrafo suizo Boris Hagelin, en un sospechoso
accidente de tránsito, así como el empleo de una empresa fantasma de Liechtenstein
y el contubernio de la empresa germana Siemens.
Todo fue un bien
pensado plan que le permitió a la CIA realizar oscuras operaciones. Baste decir
que las investigaciones de los medios que destaparon este escándalo, la cadena
alemana ZDF, y la radio-televisión suiza SRF y The Washington Post, concluyeron que el uso de esta forma de
espionaje permitió a Estados Unidos tener información sensible que usó en el
derrocamiento de Salvador Allende, en Chile, y para apoyar las acciones de la
Operación Cóndor en Argentina y otras naciones del Cono Sur. De la misma manera,
la CIA obtuvo información para la captura del general panameño Manuel Noriega
mediante el espionaje al Vaticano y para apoyar al Reino Unido en su guerra
contra Argentina en las Malvinas. Otras acciones encubiertas contra Libia e
Irán, así como operaciones de bandera falsa fueron elaboradas por la CIA a
partir del empleo de los datos obtenidos fraudulentamente a través de Crypto AG.
Hoy todos tratan de
desmarcarse del escándalo aunque el mismo evidencie una vez más que el control
de daños merece aún una investigación más profunda en las naciones afectadas. Es, sin embargo, una
prueba del uso de las agencias de espionaje para reforzar el hegemonismo USA en
el mundo.
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