Un artículo
aparecido en History Network ayer 19 de junio del 2016, y que reproduce
en español CiberCuba,
aborda cómo los herederos del afamado mafioso Meyer Lansky –particularmente su
nieto Gary Rapoport– intentan buscar una compensación por las propiedades del
mismo –fruto de actividades ilícitas como la extorsión, el asesinato, el juego
sucio y otros delitos– que fueron expropiadas por el Gobierno Revolucionario
Cubano a partir del 1 de enero de 1959.
El centro del reclamo
parece ser el hotel Riviera, radicado a un costado del Malecón habanero.
Sobra decir que casi
nadie ve a los descendientes derecho alguno sobre estas propiedades, incluso el
historiador norteamericano Jack Colhoun que declaró, según uno de los sitios
que “los herederos de Lansky no deberían recibir - como se diría en buen cubano
- un kilo prieto partido por la mitad.”
Los manipulados argumentos
de los demandantes, quienes tratan de endulzar la figura de Lansky como un “hombre
de trabajo honesto”, no son creíbles por nadie.
La expropiación del
hotel Riviera fue un acto legítimo de la Revolución contra la corrupción enraizada
por el régimen de Batista y la puesta en
práctica del principio de eliminar el juego y las actividades mafiosas.
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