El Tribunal Supremo
de EE.UU. intentó dar ayer un golpe demoledor a las ansias independentistas
boricuas al, según EFE, determinar que la soberanía de Puerto Rico depende solo
de Washington y que la última fuente de poder sobre la isla es el Congreso
estadounidense. Su sentencia fue una muestra de arrogancia al llamar a capítulo
a las aspiraciones del gobierno de Puerto Rico, en un caso llevado ante esa corte por el gobierno de
Puerto Rico para dirimir sobre los límites de la soberanía judicial de la isla
y la cláusula constitucional de doble exposición, que prohíbe que un mismo
gobierno soberano acuse dos veces por los mismos hechos a una persona.
La sentencia humillante y llena de prepotencia, fue clara al limitar la soberanía boricua: “Esta corte concluyó a principios del siglo XX que los territorios de EE.UU., incluida la incipiente Puerto Rico, no tienen una soberanía diferente a la de Estados Unidos”.
Con esta votación –seis votos a favor y dos en contra– los ocho jueces del Supremo USA avalaron que la última fuente de poder judicial de la isla es el Congreso estadounidense, a pesar de que Puerto Rico aprobó en 1952 su propia Constitución y elabora sus propias leyes. “El Congreso confirió la autoridad para crear la Constitución de Puerto Rico, que a cambio da autoridad para presentar cargos criminales”, afirma la sentencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario