Un artículo de Wayne
Madsen pone al desnudo la confabulación entre Obama y las élites militares
e islamistas de Indonesia para evitar que prospere una investigación sobre el
golpe de estado contra Sukarno en 1965, organizado por la CIA, y el consiguiente proceso de genocidio
perpetrado contra los miembros del comunista PKI y miles de ciudadanos de
origen chino.
Lo cierto es que hablar o profesar ideas comunistas o izquierdistas es un pecado todavía hoy y que puede pagarse con la muerte o la prisión en Indonesia. Es por ello que la intención de examinar ese triste capítulo parece resultar una farsa por parte del gobierno de Joko Widodo, quien se hace de la vista gorda sobre el actuar de bandas extremistas y las fuerzas del “orden” para reprimir cualquier intento de diálogo y examen de la historia.
¿Qué tiene que ver
Barack Obama en este asunto? No hay dudas que se alinea a los que tratan de
evitar una acuciosa investigación sobre aquel genocidio, pues toca bien de
cerca a su pasado familiar: Su madre y
padrastro, Ann Dunham Soetoro y Lolo
Soetoro, respectivamente, estuvieron involucrados en los planes golpistas contra
Sukarno y el baño de sangre posterior. Ambos actuaron como operativos de la
CIA, la una bajo tapadera de la USAID y el otro como activo implicado en el
golpe y las matanzas de comunistas.
Mantener estos trapos
sucios en secreto empujan a Obama a alinearse con la postura de los militares y
extremistas musulmanes para acallar una verdad histórica.
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