Antúnez |
Uno no acaba de acostumbrarse a las payaserías de algunos autotitulados "disidentes" dentro de Cuba, capaces de armar un circo mediático por cualquier motivo, tan solo con la finalidad de garantizar el dinero USA con el que tratan de llevar una vida indigna. Payasos mediáticos, artífices del trucaje, vedettes cargadas de risible dramaturgia, viven de fabricar mentiras y ridículas persecuciones. A veces uno, lo juro, se sorprende de la imaginación a la cual recurren para contentar al amo lejano, para conmoverlo y tratar de convencerlo, aunque él mismo dude de la veracidad de sus avatares, de que le son útiles realmente, y de que cumplen al pie de la letra lo indicado.
Uno de ellos, Jorge Luis García
Pérez (Antúnez), secretario general del grupúsculo denominado Frente de la Resistencia Cívica (FRC), ha sido realmente creativo en eso de fabricar comics y telenovelas. Ahora, sin escrúpulo alguno, se ha dedicado al thriller con amplio desenfado y descaro. Resulta que Antúnez fue prácticamente asaltado en su vivienda por Ramón Delgado Prieto, un individuo de amplios antecedentes delictivos quien, según él, "le amenazó de muerte" para que le incluyera. sin más ni más, en las actividades de la "disidencia".
Temeroso por su vida, Antúnez puso el grito en el cielo, en forma de un alarido que recorrió todo el centro de la Isla, desde Villa Clara hasta Camagüey, y, sin pensarlo dos veces, cogió el macuto sofisticado que le dio la SINA (celular) y llamó a Radio Martí, para decir lo siguiente: “Estoy
alertando a la opinión pública por lo que pudiera sucederme”.
Como el clásico héroe del suspense, cuya ingeniosidad le permite frustrar planes de más poderosos y mejor equipados villanos, sazonó su historia con otros ingredientes: al peligroso "Mongo" Delgado, asesino sin escrúpulos, "lo contrató la policía política de los Castro" para amenazarlo. Con ese adorno, la historia le depararía notoriedad y plata seguras.
Nuestro héroe de pacotilla, residente en Placetas, se sabe que coqueteó con Mongo Delgado mientras purgaban prisión en Kilo 7, haciendo que el delincuente le acompañara en una huelga de hambre. Han de imaginarse mis lectores las promesas hechas a Delgado por Antúnez para que le secundara en sus fabricadas provocaciones, pero el tiro le salió por la culata: el delincuente quiso vivir del cuento como Antúnez y, para ello, quería que éste, ya en la calle, lo metiera a "opositor".
La visita de Delgado a su viejo cúmbila es explicable. La gran mayoría de los contrarrevolucionarios vendidos al exterior como "presos de conciencia" tienen antecedentes delictivos y siempre hay vivos, como José Daniel Ferrer, que logran embaucar a gentes como los ya fallecidos Orlando Zapata Tamayo y Willmar Villar Mendoza, en el negocio de una "oposición" que les deparará dinero fácil, reconocimiento y, a la larga, un viaje gratuito a Miami.
La historia de marras culminó con un susto enorme para Antúnez, quien dejó un desparrame de heces en la entrada de su vivienda, y que el pobrecito de Ramón Delgado regresara a Camagüey sin poderse meter a "disidente". Muchos lo vieron lamentarse de su fallida inversión, luego de gastar dinero del pasaje y encontrar cero apoyo en aquel que una vez le prometió villas y castillas en Kilo 7. ¡Adiós la plata fácil, Mongo!
Mientras que los ignorantes oyentes de Radio Martí esperan con desesperación el próximo capítulo del Thriller, un vecino de Antúnez en Placetas, enojado por la pestilencia esparcida en el lugar, solo atinó a gritar sumamente enojado: ¡Coño! ¡Este tipo se volvió a cagar!
Percy Francisco Alvarado Godoy.
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