viernes, 27 de mayo de 2016

EEUU tiene el deber moral de extraditar a terroristas

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Virgilio Paz





​​No sé ciertamente cuál será el destino futuro de estos criminales. Sobre EEUU que los protegió y permitió sus culpas pesa la responsabilidad legal y moral de entregarlos a la justicia chilena. Una posibilidad nada remota es que sean deportables a Cuba donde la justicia también les reclama por su accionar terrorista, particularmente en los casos de Virgilio Paz Romero y José Dionisio. Obama tiene la palabra.

El reciente fallo unánime la segunda sala de la Corte Suprema aprobando solicitar a Estados Unidos –bajo el amparo del tratado de extradición existente entre ambos países–  la extradición del chileno Armando Fernández Larios, del estadounidense y ex agente de la CIA Michael Vernon Townley Welch y del terrorista  cubano Virgilio Paz Romero, procesados en Chile como coautores de los delitos de homicidio calificado del diplomático español Carmelo Soria Espinoza, en julio de 1976, ha puesto sobre el tapete la total impunidad de connotados terroristas asentados en territorio norteamericano. Al ser considerado como un delito común, el crimen no está prescrito.
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Se sabe que estos criminales actuaron por órdenes del ex jefe de la DINA, Manuel Contreras. Carmelo Soria fue detenido el 14 de julio de 1976, en cuando retornaba a su hogar desde el trabajo, siendo secuestrado por la “Brigada Mulchén” de la DINA, siendo torturado y asesinado en Villa Grimaldi. Su cadáver apareció dos días después en un canal nombrado El Carmen.

La viabilidad de la solicitud y una respuesta positiva de EEUU ante la misma constituye una incógnita por cuanto estos personajes actuaron –en su momento–  en coordinación con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y con altos funcionarios norteamericanos.

Hasta el momento se sabe que tanto Michael Townley como Fernández Larios están protegidos por el sistema de protección a testigos de Estados Unidos, luego de que colaboraran con la fiscalía –incluso probada su participación en la conspiración– en el asesinato del ex canciller chileno Orlando Letelier y su ayudante estadounidense Ronni Moffit, ocurrido el 21 de septiembre de 1976 en Washington DC. Varios documentos desclasificados sobre este abominable crimen que inculpan al ex dictador Augusto Pinochet y a Manuel Contreras, así como a ex agentes de la CIA y los mencionados terroristas fueron entregados por el Secretario de Estado estadounidense John Kerry a la presidenta Michelle Bachelet, quien los hizo llegar al senador Juan Pablo Letelier y al presidente de la Corte Suprema, Sergio Muñoz.

Otros implicados y comprobada su condición de terroristas de origen cubano y de otras nacionalidades fueron Alvin Ross Díaz, Juan Manuel Contreras Sepúlveda, Pedro Espinoza Bravo, Armando Fernández Larios,  los hermanos Ignacio y Guillermo Novo Sampoll, Pablo Virgilio Paz Romero y José Dionisio Suárez Esquivel, fueron acusados el  1 de agosto de 1978. Luego de ser  condenados por la justicia a penas irrisorias, fueron  liberados de su condena al cumplirse la mitad de la misma. Sin embargo, sobre Paz Romero y Armando Fernández Larios pesa esta nueva acusación por el asesinato de Carmelo Soria.

En el caso de Virgilio Paz Romero, el mismo se mantuvo como fugitivo de la justicia hasta que fue detenido el 24 de abril de 1991, viviendo en Boynton Beach, Florida, desde 1985 y usando una falsa identidad. Anteriormente se ocultó en West Palm Beach bajo la identidad de Luis Francisco Báez desde 1980.

En un juicio reconoció su culpabilidad en el asesinato de Letelier y Moffit, siendo condenado a 12 años de prisión el 13 de septiembre 1991, siendo dejado en libertad provisional en 1998 y con orden de deportación hacia Cuba. Se mantuvo en el centro de detención del Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos (SIN) en Bradenton, en la Florida, –teniendo en cuenta su peligrosidad– siendo excarcelado un mes después de que la Corte Suprema determinase que las detenciones indefinidas eran  inconstitucionales, ya que no existía un tratado de extradición entre Cuba y los EEUU. 

El FBI persiguió durante años a Virgilio Pablo Paz Romero y José Dionisio Suárez Esquivel, identificados con las fichas 626.118 L9  y 264.663 E, comprobada la culpabilidad de los mismos en el asesinato de Letelier y su acompañante. El primero por fabricar la bomba y el segundo por detonar el artefacto explosivo. 

Se sabe que Paz Romero usó varios alias en sus actividades, tales como Virgil Paz, Virgilio Paz, Virgilio P. Paz, Virgilio Pablo Paz, Virgil Romero; Virgilio Romero; Virgilio Paz Romero "Javier" Romero y otras combinaciones de su nombre original. 

Un hecho de interés es que Virgilio Paz permaneció bajo cautela del INS de EEUU hasta el 2001 y contó con la ayuda financiera y legal de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA). 

​​No sé ciertamente cuál será el destino futuro de estos criminales. Sobre EEUU que los protegió y permitió sus culpas pesa la responsabilidad legal y moral de entregarlos a la justicia chilena. Una posibilidad nada remota es que sean deportables a Cuba donde la justicia también les reclama por su accionar terrorista, particularmente en los casos de Virgilio Paz Romero y José Dionisio. Obama tiene la palabra.

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