Trump se desenmascara
al buscar como compañero de fórmula para dirigir EEUU nada menos que al general
Michael T. Flynn, ex jefe de la Defense Intelligency Agency
(DIA), quien es un agresivo halcón cuyo posicionamiento político lo define como
un feroz enemigo de Rusia, Venezuela, Corea del Norte, Irán y Cuba. Este
militar de origen demócrata insidiosamente vincula a las naciones referidas
como sostén de los grupos terroristas islámicos.
Si Trump decidiera
considerarlo como su vicepresidente, estaría marcando una percepción pro
guerrerista en su futura política internacional, dejando a un lado el diálogo y
la distensión. Inobjetables son sus declaraciones en este sentido al New York Post donde enfatizó: “Estamos en una guerra mundial, frente a una alianza enemiga que va
desde Pyongyang, Corea del Norte, a La Habana, Cuba, y Caracas, Venezuela. En
el camino, esa alianza recoge a los países musulmanes radicales como Irán y
organizaciones tales como Al Qaeda, los talibanes y el Estado Islámico".
Flynn ha sido un duro
crítico de la conducción de la guerra contra el ISIS por parte de Obama, lo que
le llevó a serios encontronazos con el director de la Inteligencia Nacional,
James Clapper. Anteriormente había sido nombrado por Obama como director de la
DIA en julio de 2012 hasta que fue retirado el 7 de agosto del 2014 por su postura
crítica a Obama y su equipo militar y de inteligencia.
No es la primera
oportunidad en que Flynn ha manifestado públicamente su enconado odio hacia
Rusia y Cuba, apostando –de hecho– por posturas aventureras hacia estas y otras
naciones. Como halcón ve a las soluciones bélicas como medio para afianzar el
hegemonismo global de EEUU en el mundo. Para él la política debe supeditarse a
posiciones de fuerza. En este sentido, apuntaló: “EE.UU tiene que demoler los ejércitos terroristas, sobre todo en el
Medio Oriente y Libia. Existen los medios, pero que se carece de la voluntad.
Eso tiene que cambiar.”
En un
libro que escribió junto a su tocayo, el historiador Michael Ledeen, y
titulado “El campo de lucha”, Flynn se convierte en agorero de la necesidad de llevar
a cabo una supuesta guerra santa contra los países enemigos de USA y los grupos
islamistas radicales, metiendo en un mismo saco a todos ellos, mostrando una
visión simplista y manipulada de la política internacional. Esto lo hace
sumamente peligroso para el mundo actual.
Trump parece tenerlo
en cuenta en su fórmula por su pasado demócrata y por estar a favor del aborto,
lo que lo muestra más liberal ante los republicanos tradicionalistas. A la par,
el aspirante lo ve como un pilar para su futura política de “seguridad nacional”.
Trump asume un peligroso riesgo de nominar definitivamente a Flynn como su
vicepresidente.
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