Con la malsana
intención de desvirtuar el proceso eleccionario cubano una especie de artificio
observador auto denominado Comisión Cubana de Defensa Electoral (COCUDE),
impulsado por el llamado Proyecto
Candidatos por el Cambio (CxC) –inflado con una dudosa cifra de más
de 300 observadores– y surgido en días recientes, se ha planteado a la dudosa
misión de cuestionar la transparencia de las mismas. Hipócritamente, según
declaraciones de sus organizadores, pretenden defender de posibles infracciones
electorales no solo a todos aquellos postulantes contrarrevolucionarios sino
también a todos los candidatos en general. A su sombra se mueven agencias del
gobierno norteamericano –entiéndase USAID, NED, IRI y NDI, entre otros– la
mafia ultraderechista de Miami, así como partidos de derecha dentro de la Unión
Europea y América Latina.
Una sórdida batalla
mediática en busca de una visibilidad de la que mucho carecen –apoyándose en la
falaz emisora Radio Martí, sitios como Cubanet y Diario de Cuba, así como la
blogosfera contrarrevolucionaria–, han emprendido mercenarios como Julio Aleaga
Pesant, liderzuelo de CxC, así como Ángel
Rodríguez Pita, Secretario General del COCUDE, Juan Moreno Borrego, Coordinador
Nacional, y Frank Abel García, Organizador Nacional de la misma.
El pasado 21 de
septiembre COCUDE fabricó tendenciosos informes que supuestamente incluían 39
denuncias por violaciones a la ley Electoral en Cuba. Todo este artilugio tiene
como fin abrir espacios para la participación de individuos que carecen de
representatividad en sus barrios, poner en duda la transparencia de nuestras
elecciones y vender a los medios internacionales falsas persecuciones a
aspirantes a postularse, quienes en realidad son mercenarios con orígenes delincuenciales,
busca vidas y aspirantes a falso protagonismo. Una de ellas se refiere a Aimara
Peña González, coordinadora en Santi Spíritus de CxC, quien se las dejó en los
callos y se adhirió a otro engendro manipulado por el norteamericano Instituto
Nacional Demócrata (NDI) denominado Red de Facilitadores Electorales. Es una
clara muestra de divisiones internas entre la contrarrevolución y el movimiento
de los mismos hacia donde esperan más dinero y protagonismo.
Los liderzuelos de
COCUDE y CxC, así como los promotores de otros cinco plataformas electorales
contrarrevolucionarias parecen desconocer que el proceso de nominación de
candidatos es parte del derecho legítimo del pueblo elector y no de los deseos
de grupúsculos o personas carentes de representatividad y cargados de malas
intenciones. El repudio que merecen los mercenarios al ser desenmascarados, su
carencia de ejemplaridad ante los demás y el derecho a elegir soberanamente a
aquellos con mayor respeto por parte de sus conciudadanos, niega los argumentos
de estos mercenarios sobre supuestos y deliberados improperios,
la descalificación y la atemorización a los probables votantes a candidatos
independientes. Resulta también una falacia la negación del derecho de cada
ciudadano a proponer un candidato en las asambleas de nominación que se
enfrente a las propuestas conformadas por las organizaciones de masas. Es el
pueblo, en definitiva, quien decide a quien nominar como su representante. Por
lo tanto es incierto de COCUDE y CxC interpreten este proceso eleccionario como
un proceso de participación cívica.
Su postura de rechazo
a la decisión del Consejo de Estado sobre modificar la fecha para la
realización de las elecciones a delegados a las Asambleas Municipales del Poder
Popular a causa del contexto derivado del paso del huracán Irma, no hace otra
cosa que demostrar su malintencionada forma de actuar.
Para COCUDE y sus
financistas el pueblo depara un duro golpe ya anunciado. Se votará por los
mejores representantes del pueblo y no por servidores a intereses foráneos.
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