Dos pasos en contra
de naciones progresistas de América Latina –Cuba y Venezuela– acaba de dar el
Senado chileno como muestra de su apego a la guerra mediática contra estas
naciones y su posicionamiento a favor de los planes hegemonistas de EEUU en la
región, manipulando el controvertido tema de los DDHH y la democracia. El
primero fue la resolución adoptada en marzo mediante la cual acordó solicitar
al gobierno de Michelle Bachelet que apoye la iniciativa del secretario general
de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, de suspender a
Venezuela del organismo, “si no se convocan elecciones democráticas en un corto
plazo”. El segundo acaba de ocurrir ayer cuando dieron aprobación a
un proyecto –presentado por los senadores Adriana Muñoz, Jacqueline Van
Rysselberghe, Ena Von Baer, Pedro Araya, Carlos Bianchi, Francisco Chahuán,
Juan Antonio Coloma, Alberto Espina, José García Ruminot, Alejandro
García-Huidobro, Antonio Horvath, Hernán Larraín, Iván Moreira, Manuel José
Ossandón, Víctor Pérez Varela, Jorge Pizarro, Baldo Prokurica, Rabindranath
Quinteros, Patricio Walker y Andrés Zaldívar– mediante el cual solicitan a la
presidenta y a su canciller “promover en todos los foros internacionales el
derecho inalienable del pueblo cubano a elegir su futuro y apoyar la
realización de un plebiscito vinculante con este fin en Cuba”. Dicho acuerdo
fue respaldado por 21 votos a favor y una abstención.
De acuerdo con este
proyecto dan un espaldarazo a las pretensiones de los grupúsculos
contrarrevolucionarios internos en Cuba de promover un plebiscito vinculante
para pretender cambiar el orden institucional en la Isla. Argumentando
manipuladamente el derecho soberano de los cubanos a decidir sobre su
gobernabilidad, se suman a las campañas de los enemigos de la Revolución cuyo
objetivo es desmontar el socialismo en nuestra Patria. Particularmente, su
objetivo es dar validación al proyecto contrarrevolucionario Cuba Decide,
impulsado por la mercenaria Rosa María Payá.
En franca violación de la soberanía cubana y dando muestras de una
abierta injerencia en nuestros asuntos internos, dicho proyecto invita “al gobierno cubano a respetar y proveer las
condiciones que garanticen la oportunidad de participación y la soberanía
ciudadana en el proceso plebiscitario, garantizando: la independencia e
imparcialidad del organismo electoral encargado de la organización del proceso,
para que todos los votos sean contados de manera precisa, justa, igualitaria y
transparente; la presencia de observadores nacionales e internacionales en
todas las etapas; la libertad para hacer campaña electoral en el pleno uso de
la libertad de expresión y asociación, así como el acceso igualitario al censo,
al electorado y a los medios de comunicación, incluso en los que son de
propiedad estatal o son controlado por el mismo”.
Pretender que tienen
facultad alguna para hablar en nombre del pueblo cubano sobre su futuro
constituye una muestra de irrespeto hacia el mismo, el cual tiene bien claro
cuáles son sus aspiraciones con respecto a su futuro político y social. Los
cubanos repudian a las falsas democracias capitalistas y neoliberales. Sería
más honesto que estos senadores atendieran con honestidad y empeño los
problemas que en materia de derechos humanos afectan a su nación.
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