Al fin se pudo destapar otra de las irregularidades cometidas por la USAID y sus contratistas con respecto a sus programas anticubanos.
Por mucho que lidió Tracey Eaton de llevar a cabo una solicitud FOIA a la USAID durante largo tiempo, al fin pudo ver coronados en parte sus esfuerzos. Así publicó un trabajo titulado “Auditoría descubre irregularidades en el programa de Cuba”. (1)
El caso de marras se refiere al contratista de la USAID denominado International
Relief & Development (IRD) a la que una
auditoría determinó el uso indebido e inexplicable de 193,115 USD para
supuestos gastos para el programa identificado por el nada serio título de "Acelerar
la transición a la democracia en Cuba." Estos gastos se refieren al
período entre 2009 y 2010.
La propia auditoría, realizada por el Grupo DMP, con sede en Washington, determinó que esos dineros se usaron indebidamente en gastos como consumo de alcohol y otros asuntos dudosos, violatorios de la 2 CFR, Apéndice B, 3. ¿Cuántos mojitos, me pregunto, se habrán bebido estos señores dependientes de la USAID en nombre de la falsa intención de “democratizar a Cuba?
¿Serán acaso objetivos y serios los gastos totales reportados por el IRD
desde el 1 de febrero de 2009 hasta el 31 de marzo del 2010 y que alcanzaron la
suma de 1.765.495 de USD? Por lo pronto cerca del 11 % de los gastos del IRD
parecen haberse realizado violando la ley o fueron manipulados, según consta en
el informe del DMP.
Lo absurdo de todo es que, luego de la auditoría, el IRD recibió 3,5
millones de USD desde septiembre 2011 hasta ese mismo mes en el 2014.
Lo cierto es que los jefes del IRD, entre los que se encuentran su
presidente CEO, Arthur B. Keys, su esposa y jefe de operaciones, Jasna
Basarick-Keys, entre otros parientes, parecen haberse apropiado indebidamente
del dinero del gobierno mediante abultados salarios y gastos injustificados.
Aunque en diciembre de 2014, Robert Ervin sustituyó a Keys en el cargo, prometiendo transparencia, aún quedan dudas de que la misma realmente exista en un ambiente en que la política se ve como fuente de enriquecimiento.
Estos males de fondo que salpican a la USAID, así como el apoyo a una
oposición oportunista y mercenarizada, reafirman que la guerra ideológica
anticubana es solo otro negocio más en que pululan estafadores y los principios
no existen o brillan por su ausencia.
Percy Francisco
Alvarado Godoy
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