En este estado quedó el Sierra Aránzazu tras el ataque. Oficema |
Se cumplen 50 años del ataque al mercante Sierra Aránzazu, un barco que transportaba comestibles y útiles de labranza a Cuba cuando fue asaltado brutalmente por un grupo anticastrista financiado por la CIA
A José Vaquero Iglesias, de 23 años y natural de Villablino
(León), le gustaba el mar, y lo convirtió en su profesión formándose
como marino mercante. Trabajador de la compañía Marítima del Norte,
viajaba como tercer maquinista a bordo del Sierra Aránzazu el fatídico
13 de septiembre de 1964. Un año antes, en el marco de la Guerra Fría,
Estados Unidos impuso el bloqueo comercial a Cuba, y esta compañía naviera era la única en España que continuó con el transporte de comida y enseres a la isla del Caribe.
Ese
día, al anochecer, el Sierra Aránzazu -cargado con alimentos, telas y
aperos de labranza-, fue atacado por dos lanchas comandadas por miembros
del Movimiento de Recuperación Revolucionaria [MRR] un grupo
anticastrista financiado por la CIA. Durante diez minutos, las ráfagas
de ametralladora y los cañones desataron el desastre impactando contra
el casco y el puente del mercante, destrozando la chimenea y originando
un incendio, e hiriendo de muerte a parte de la tripulación.
Los
heridos leve arriaron el bote salvavidas con menos destrozos y allí se
arremolinó la veintena de hombres del Sierra Aránzazu. Los dos marineros
más graves murieron desangrados en aquel bote agujereado a la deriva.
Entre ellos José Vaquero, con un impacto de bala que le destrozó el
abdomen. Junto a él, Pedro Ibargurengoitia, el capitán. Francisco Javier
Cabello, el segundo oficial, herido también de gravedad, murió a las
pocas horas de ser rescatados.
Los hermanos pequeños de José,
Tomás y Julio, llevan años recabando información sobre este episodio que
se cubrió de olvido demasiado pronto y que se quiso revestir como un
acto de piratería. "Tras el ataque, comenzaron a surgir muchas
versiones; primero se hacía responsable a Cuba, después a otros grupos
disidentes. Circularon mentiras para ocultar la responsabilidad del
Movimiento de Recuperación Revolucionaria, dirigido por Manuel Artime,
el ‘chico de oro' de la CIA", explica Tomás Vaquero, que ha tenido acceso a documentos desclasificados de la agencia de inteligencia estadounidense, con todo tipo de detalles.
La versión imperante, aceptada por las autoridades franquistas -que
eludieron cualquier tipo de investigación-, fue la que defendía la
"confusión" del objetivo a bombardear. "El MRR asumió la autoría del
ataque, pero aseguró que había confundido el barco con el Sierra
Maestra, el buque insignia de la flota cubana, un carguero de
dimensiones cinco veces mayor que el Sierra Aránzazu", detalla Vaquero.
"Alegaron que anochecía y que, con ayuda de un reflector, vieron la
inscripción de ‘sierra' y pensaron que era el barco cubano", añade. Pero
el Sierra Maestra había atravesado el Canal de Panamá una semana antes
rumbo a China y "los americanos sabían eso perfectamente". En la
información hallada por Vaquero, se detalla que el sistema de comunicaciones de las lanchas atacantes había sido facilitado -y era controlado- por la CIA.
Además,
la amenaza del huracán Ethel obligó a cambiar de rumbo algunos grados a
babor para acceder a Cuba por el sur de las Bahamas. Y horas antes del
ataque, un avión de patrulla marítima de los guardacostas
estadounidenses sobrevoló el carguero español en varias ocasiones a muy
baja altura, según datos rescatados por el marino mercante e
investigador de tragedias marítimas Manuel Rodríguez Aguilar.
Otro
dato que ha salido a la luz tras la desclasificación del legajo sobre
el ataque al Sierra Aránzazu -precisamente, el mismo que contiene la
documentación sobre el asesinato de Kennedy, "algo que nos llamó mucho
la atención", confiesa Vaquero- contribuye a probar la premeditación
del atentado. En un cable enviado por un informador de la CIA bajo el
nombre de Whitheld se avanza un encuentro que tendrá lugar en Paris con
la persona que "arregló" el ataque al Sierra Aránzazu para pagar al
radio operador "que facilitó la posición [del carguero español] a la
nave atacante". Dicho cable, al que ha tenido acceso Público, expresa también que el radio operador "contó la historia completa a la policía española".
Publicidad franquista
De
madrugada, un barco holandés divisó al Sierra Aránzazu en llamas y
comunicó por radio el incidente. A las seis de la mañana llegó el avión
de reconocimiento y, poco después, el rescate con el mismo buque de
Holanda que había permanecido en los alrededores. El Gobierno americano
atendió a las víctimas en un primer momento, y Cuba devolvió el Sierra
Aránzazu a la naviera española sin reclamar después el importe de los
gastos del traslado, tal y como se reconoce en el derecho marítimo. El
gobierno de Castro, además, indemnizó a las familias de los marinos
asesinados. "Creo recordar que fueron unas 60.000 pesetas", estima
Vaquero. "Los supervivientes quedaron tocados de por vida", añade.
El
franquismo acaparó el impacto mediático internacional del atentado
contra el carguero, organizando un recibimiento institucional en el
aeropuerto de Barajas con medios de comunicación, pero olvidando a las
víctimas después. Estados Unidos prometió una investigación que nunca
vio la luz. Y la compañía Marítima del Norte continuó sus viajes a Cuba
pero sólo un año más, hasta 1965.
"Lo que queremos es que se
conozca este atentado silenciado por Estados Unidos y olvidado en
España, que se haga justicia con toda aquella tripulación masacrada",
demanda Tomás Vaquero, que participó en el funeral celebrado la pasada
semana en Villablino en recuerdo a su hermano y al resto de víctimas.
Archivos cerrados
La familia Vaquero Iglesias pide hoy esclarecer los hechos mediante el acceso a los archivos policiales en España. Además de los documentos desclasificados de la CIA, no han podido acceder a otros archivos,
y creen que los ficheros españoles pueden albergar información clave.
"Hay todavía muchos cabos sueltos y esperamos poder atarlos según se
siga desclasificando", anhela Vaquero.
Hasta entonces, los
hermanos del joven maquinista asesinado desean que se conozca la
tragedia del Sierra Aránzazu por el sufrimiento que ocasionó a las
víctimas y a sus familias, por la impunidad que siguió a aquellos hechos
y para preservar la memoria de esos marinos que hace 50 años
emprendieron, sin saberlo, su último viaje por aguas del Atlántico.
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