jueves, 18 de junio de 2020

La doble cara de un pastor religioso: de predicador a provocador y afiliado con terroristas.


Con Mike Pompeo
Mario Félix Lleonart Barroso emergió dentro de las filas de la contrarrevolución anticubana durante los últimos seis años como una dudosa estrella en ascenso, que solo empezó a brillar dentro de los enemigos de Cuba gracias al apalancamiento recibido por el propio Donald Trump y Mike Pompeo. Sin embargo, nunca figuró como figura descollante por sí sola, sino como catapulta para figuras como Rosa María Payá, así como para asumir descabelladas provocaciones contra la embajada cubana en Washington –a partir de su “exilio en USA desde el 2016–, bailando en una línea fina que lo hace bailotear entre una presunta mesura mesiánica y un radicalismo peligroso.
Su desempeño inicial tuvo su origen cuando comenzó a emplear las redes sociales, sobre todo Twitter para cuestionar una supuesta falta de libertad religiosa en Cuba, allá por el 2013, lo que le abrió paso a crear el Instituto Patmos, devenido en una fábrica de embustes con respecto a los DDHH en la Isla. También aprovechó el apoyo recibido por instituciones que sufragan la guerra ideológica anticubana para convertirse, al igual que su esposa, Yoaxis Marcheco Suarez, en mercenarios viajeros con acceso a múltiples foros internacionales. Su única misión fue, y ha sido, la diatriba y la mentira. También fundó la página web cubanoconfesante.com  para apoyarse en su papel anticubano. Gracias a ello, salió de su natal Taguayabon para vivir en Washington.
La cúspide de su espaldarazo ocurrió el 19 de junio de 2019 cuando fue recibido en la Oficina Oval de la Casa Blanca por Donald Trump. No cabe la menor de las dudas de que el mandatario, convencido por Mike Pompeo, Marco Rubio y otras figuras de la ultraderecha norteamericana lo vieron como una herramienta radical y útil para desarrollar fuertes provocaciones contra Cuba. El propio Pompeo le recibió junto a otras figuras en el Departamento de Estado.
Recibido por Trump
Su misión de provocar en Estados Unidos a la embajada cubana tiene larga data y ha estado presente frente a la misma en cuanta provocación se ha fabricado, llegando incluso a personarse en más de una ocasión para fotografiar a la misma y a sus funcionarios, así como establecer lazos con Alexander Alazo Baró, perpetrador del atentado contra la misma. Sus vínculos con la Doral Jesus Worship Center, iglesia que aglutina a lo más recalcitrante de la contrarrevolución anticubana y anti bolivariana en el condado de Miami-Dade, así lo evidencian.
Otro de los espacios que ha empleado, gracias a las facilidades obtenidas por sus vínculos con el Departamento de Estado y la mafia anticubana en Estados Unidos, ha sido la emisora Radio Viva 24, espacio dedicado a instigar a la comunidad cubana contra la gobernabilidad en la Isla. En la misma participa junto a Francisco Alemán de las Casas y su esposa, quien funge como editora. Se le han comprobado vínculos directos con otros provocadores tales como Alexander OtaOla Casals. En resumen, el patrón programático usado por Mario Félix es el empleo de una cruzada eclesiástica de permanente cuestionamiento contra el socialismo cubano. También es cierto que su papel de apalancador de otras figuras contrarrevolucionarias como Rosa María Payá, Yoani Sánchez y José Daniel Ferrer, ha sido permanente. Ya lo había usado hacia el Coco Fariñas.

Por estos días, este mercenario se ha dedicado a apoyar activamente en Twitter eventos y shows mediáticos anticubanos como la Rueda de Prensa: “Eliminación de la libertad de expresión en #Cuba: el decreto-ley 370 y su amparo en la Constitución”, realizada el pasado día 16 de junio, el  Informe Anual de Libertad Religiosa Internacional promovido por el Departamento de Estado y el evento digital “#Cuba explota la pandemia de coronavirus para socavar la libertad religiosa”.
Corresponde al FBI, a la Sección Antiterrorista del Departamento de Estado y a otras agencias de la Ley en Estados Unidos, determinar si el discurso radical e incitador al odio de este mercenario, su manipulación burda y extremista de la fe religiosa, no han sido caldo de cultivo para acciones terroristas llevadas a cabo por Alazo Baró y otras amenazas frecuentes contra la embajada cubana en Washington y sus diplomáticos.


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