Si Barack Obama no ha querido o podido eliminar la
cárcel de la Base Naval de Guantánamo en Cuba, que fue una promesa electoral,
menos debe esperarse que eliminara el plan de George Bush para desaparecer a la
Revolución cubana. Todo lo contrario.
Ni una palabra de la actual Administración al respecto
del Plan que dio inició en mayo del 2004 cuando se hizo público un detallado
informe de 450 páginas, elaborado por una denominada Comisión de Asistencia a
una Cuba Libre (Commission for Assistance to a Free Cuba, CAFC), cuyo fin era
la promesa de Bush de terminar con el gobierno de la Habana.
El 10 de julio de 2006 Bush aprobó un nuevo informe de 93
páginas y el Compromiso con el Pueblo Cubano (Compact with the Cuban People),
redactados bajo la dirección de la presidenta de la CAFC, ex secretaria de
Estado, Condolezza Rice, y el ex secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez.
El soporte económico previó 80 millones de dólares para
los años fiscales 2007 y 2008 y 20 millones más a partir de 2009, que ha sido
seguido por la Administración Obama invariablemente. [1]
Trabajaron en aquel informe más de cien personas,
procedentes de 17 departamentos y agencias federales que se afanaron en el tema
durante meses, nombrado un interventor previo al ataque como no hicieron ni
para Irak. Las medidas recorrían un amplio espectro de la vida nacional cubana.
En esencia implicaron un mayor recrudecimiento del
bloqueo, un aumento significativo del financiamiento a la subversión, más
guerra propagandística, de desinformación, y mayores intentos para
internacionalizar la política contra Cuba, con el claro objetivo de provocar la
desestabilización interna y lograr el respaldo internacional a su intervención
militar directa. [2]
El público que tuvo Bush en sus demostraciones
propagandísticas para presentar su Plan fue la mafia terrorista miamense, que
había sido tan útil en su sonado fraude electoral.
Lo que más suspicacia despertó en el proyecto fue un
“Anexo secreto”
revelado por el investigador Jeremy Bigwood, referidos al
“apoyo internacional a la sociedad civil y la planificación de la transición en
Cuba”, así como “la instalación de la Oficina del Coordinador de la Transición
en Cuba”. [3]
Viendo cómo ha continuado la política de la
Administración Obama hacia Cuba se puede colegir que el Plan Bush continúa
actuante, como esta autora ha expresado en trabajos previos. Y, hay más
información.
Es muy llamativo que esté en una parte secreta del Plan
Bush el “apoyo internacional a la sociedad civil y la planificación de la
transición en Cuba”. Los planes fraguados responden una directriz constante en
la guerra contra la Isla, enunciada en 1960 en el programa de Acciones
Encubiertas de la CIA: “El primer requisito es crear una oposición cubana
responsable, atractiva y unificada contra el régimen de Castro, que se declare
públicamente como tal”.
En síntesis, el equipo de Bush llevó la estrategia contra
Cuba a dimensiones inusitadas como es observable en el Plan que incluye desde
el incremento del bloqueo económico hasta la administración de los parques, la
recogida de basura y la atención a los huérfanos que sobrevendrían de las
acciones terroristas que implementó.
Pero, la administración Obama, que no se deslindó del
Plan Bush, lo que ha hecho es profundizarlo, como demuestra que es la que mayor
presupuesto ha asignado a las actividades subversivas en Cuba, mientras limaba
detalles groseros de su antecesor como los viajes de cubanos a sus familiares
en la Isla.
Para el año fiscal 2014 el Congreso de Estados Unidos,
por asignación del Presidente, otorgó otros 20 millones de dólares a la
promoción de la democracia en Cuba, lo que se suma a 205 millones de dólares
entre
1996 y 2012. [4]
Con ese dinero se está beneficiando el complejo mediático
VOA, Radio y TVMartí, el Nuevo Herald, y otros como Diario de Cuba, Cubanet,
Cubaencuentro, tanto en Estados Unidos como en España, en franca operación de
ocultamiento en consonancia con la estrategia aprobada, asistidos de los medios
corporativos de la derecha internacional.
Obviamente, también se beneficia el negocio de la
contrarrevolución en Miami encabezado por congresistas de origen cubanos y
terroristas, para estimular esa disidencia “responsable, atractiva y
unificada”, que después de los cambios migratorios en la Isla también realiza
turismo político con el empleo de esos fondos de sus “benefactores”.
Pero, crear la disidencia que aspirarían ha sido una
misión imposible, pues la misma vive colmada de bajas pasiones, con un ego
desbordado, es dada a la difamación, y se comporta como animales en celo cuando
notan que pierden protagonismo.
No obstante, esa disidencia de vagos profesionales tiene
que justificar el dinero que les pagan a través de la Oficina de Intereses de
los Estados Unidos en La Habana y las cientos de organizaciones y partidos de
cuatro gatos fuera de la Isla.
Así se ha vuelto experta en crear “programas” anunciados
en los medios citados e internacionales con rimbombancia, aunque cuando se
observan son grupillos de pícaros, ignorados por la mayoría de los cubanos, que
parafraseando la expresión coloquial, conocen al pájaro por la cagada.
Han creado proyectos como:
Bibliotecas
Independientes, algunas de las cuales tienen nombres muy reveladores: Ileana
Ross-Lehtinen, Ronald Reagan, Laura Bush o Hermanos al Rescate.
Federación
Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR) que se presenta como una ONG
internacional bajo la tutela de miembros de la mafia anticubana radicada en
Miami.
Abogados
Independientes, dedicados al cuestionamiento y ataque mediático contra el
sistema legal y constitucional de la Isla, así como a manipular el tema de los
derechos humanos. Agrupa a cuatro individuos, tres en Santiago de Cuba y uno en
La Habana.
Comunidad de
Lesbianas, Gay, Bisexuales y Transgéneros (LGBT), dedicada a insistir en que la
Revolución, a lo largo de su existencia, ha violado sistemáticamente los
derechos de las personas homosexuales.
Proyecto
Emilia,promovido por el grupúsculo contrarrevolucionario conocido como la
Fundación Lawton de Derechos Humanos, de Oscar Elías Biscet , quien ha pedido a
Washington una intervención multinacional en Cuba como la de Kosovo.
Quien se interese en más detalles sobre estos proyectos
puede visitar el blog del analista Percy Alvarado quien los describe
ampliamente.
[5] Pero, en resumen de lo que se trata es de crear
alguna plataforma, no importa cuán seria o numerosa, basta con que se declaren
en contra de Cuba para ser financiadas y promocionadas excesivamente.
Es comprensible que estos proyectos tengan ocultas sus
intenciones. Lo mismo que sucede con cuánto dinero emplean para su
funcionamiento. Son el aterrizaje de la política de subversión del gobierno de
Estados Unidos, que en 2006 protagonizó Bush y hoy continúa Obama, bajo el
amparo mediático de propugnar “la democracia” de Washington para La Habana.
Notas
Norelys Morales
http://islamiacu.blogspot.com
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