En Guatemala
sí que pesa ser de orígenes humildes y sobre todo si se aspira a ser grande,
pues nuestra muy competente y harto nacionalista clase dirigente prefiere el
abandono y el atraso antes que el desarrollo y el progreso. Erick Barrondo, el
“Rey de la Marcha” lo vivió en carne propia a su retorno de los Juegos
Panamericanos celebrados en Guadalajara, México, no obstante haberse coronado
campeón en su especialidad, la marcha atlética. No importó la medalla dorada y
el prestigio internacional que Guatemala ganaba. Por ser pobre y de orígenes
humildes era necesario invisibilizarlo, restarle mérito a su hazaña
panamericana. Los Juegos Olímpicos de Londres se avecinaban y esa era la gran
prueba para Erick, el jovencito de 21 años de edad que no se amilanó y como los
grandes con estirpe de campeón se llevó por delante a marchistas altamente
preparados de Rusia y China para hacerse con la medalla de plata y de paso
brindarle a este triste pueblo de Guatemala la enorme satisfacción de tener
entre los suyos a un atleta de categoría mundial. Gracias Erick por esa hermosa
como heroica gesta, todo el pueblo de Guatemala te lo agradece. ¡Que viva el Rey
de la Marcha carajo! Marvin Najarro.
UN CAMPEÓN
DEL DEPORTE GUATEMALTECO
QUE LOS
DIRECTIVOS PRETENDIERON INVISIBILIZAR
Erick Barrondo es un jovencito
de 21 años originario del municipio de San Cristóbal Verapaz, departamento de
Alta Verapaz, Guatemala. Vive con sus padres en la periferia del pequeño
poblado, entre cafetales y lujuriosas y espléndidas plantas de bananos, ahora en
una modesta y pequeña casa de bloques de cemento y techo de zinc construida por
las autoridades municipales después de su triunfo en los Juegos Panamericanos;
antes era de madera, cuyas rendijas se disimulaban con papel. Allí, en el seno
de esa familia humilde, honrada y trabajadora nació y creció Erick con sus otros
hermanos y hermanas. Grandes pues, fueron las limitaciones, al punto que para
llegar a su casa no hay un camino formal sino senderos. Pese a todo, a Erick le
entusiasmó el deporte ya que en el departamento altaverapacense desde hace
algunas décadas se promociona el atletismo. Anualmente tiene lugar la Media
Maratón de Cobán, evento deportivo ahora ya internacional donde convergen
corredores de América, Europa y África. Esta prueba atlética en los últimos años
ha sido dominada invariablemente por corredores kenianos y rusos. Dentro de ese
contexto surge el interés de Barrondo por practicar el atletismo, aunque
inicialmente se había dedicado a otro deporte. Los resultados del sábado en la
calle Mall de Londres, cerca de la plaza Trafalgar, conmocionó a todos los
guatemaltecos que por más de 60 años esperaron el surgimiento de otro héroe
deportivo -Mateo Flores con su victoria en la Maratón de Boston era el único
referente de glorias deportivas, ya bastante lejano y agotado- de talla mundial
y hoy todos los guatemaltecos llenos de satisfacción y rebosantes de dignidad
vimos a través de la televisión la lucha heroica mantenida por el nacional
contra el campeón defensor del título de marcha olímpica, el ruso Válery
Borchin, quien dramáticamente calló fulminado por agotamiento. Pero la batalla
fue inclemente por la combinación china: tres atletas de alto rendimiento
combinaron sus esfuerzos tácticos para doblegar al guatemalteco que resistió y
al final les aguó la fiesta los asiáticos que tenían pensado hacer el uno, dos,
tres. No contaban, claro está, con Barrondo. El atleta guatemalteco se había
preparado muy disciplinadamente bajo la dirección del entrenador cubano Maca
Medina, cuya valiosa orientación le hizo campeón Panamericano en Guadalajara y
también acreedor del décimo puesto en el Mundial de Daegu en el 2011. Pero el
éxito de Barrondo se había igualmente refrendado en el Campeonato Nacional de
España el mismo año en la marcha de 50 kilómetros, su verdadera especialidad,
por lo tanto, tiene bastante lógica y sentido esperar una segunda medalla para
Guatemala del cristobalense. En Lugano, Suiza, hizo otro brillante papel al
ocupar el tercer lugar en esa competencia de carácter mundial. Estamos los
guatemaltecos, pues, a la vista de un auténtico campeón, como la buena noticia
de las tantas malas que hay. Ojalá que los prejuicios políticos no hagan pensar
a la ultraderecha guatemalteca y sus obsoletos servicios de inteligencia que por
“por allí anda la mano de Fidel Castro” dado que el entrenador es
de origen cubano, sin embargo, lo que sí debiera hacerse es propinarle un
contundente puntapié o lanzarlo por la ventana o puerta principal de la
Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala al directivo idiota que, luego del
triunfo de Barrondo en los Juegos Panamericanos, le instruyó para que cogiera
una camioneta cualquiera -hasta una sin frenos, muy probablemente- y llegara a
su pueblo natal de manera desapercibida. No fue así. Las autoridades municipales
y el pueblo cristobalense montaron en santa ira por brillante idea del
descerebrado directivo guatemalteco y celebraron a lo grande. Hoy se hará lo
mismo y cuán merecido lo tiene Erick Barrondo, nuestro admirado y querido
campeón que nos ha devuelto los sueños, la ilusiones, la dignidad; ya lo dijo el
entrenador cubano Maca: “Yo me siento también guatemalteco y ahora Guatemala no
será mencionada solo por actos delincuenciales”. Gracias, Maca, por todo.
Por Luciano
Castro Barillas
Agosto 6,
2012
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