Las llamadas telefónicas supuestamente
realizadas por los pasajeros desde los aviones secuestrados el 11 de
septiembre de 2001 influyeron profundamente en el imaginario colectivo.
Pero sirven además de base al relato sobre cómo se desarrollaron los
hechos. Sin embargo, 12 años después, los expertos del 9/11 Consensus
Panel han demostrado que esas llamados nunca existieron.
Conforme a lo prometido, sigo informando a nuestros lectores sobre el
desarrollo y avance de los trabajos del 9/11 Consensus Panel, en el que
yo mismo figuro como miembro. Aprovecho por demás la ocasión para
señalar la incorporación de dos nuevos miembros: Jonathan Cole,
ingeniero civil, y Daniel Ganser, historiador, director del SIPER (Swiss
Institute for Peace and Energy Research) y también profesor de la
universidad de Saint-Gall y en la universidad de Basilea.
El Panel se interesó esta vez por el extraordinario y extremadamente
singular caso de las llamadas telefónicas realizadas desde 3 de los 4
aviones secuestrados en aquella trágica mañana. El meticuloso análisis
de todas esas llamadas telefónicas permitió al Panel identificar no
menos de 32 contradicciones, algunas de ellas imposibles de resolver,
entre el relato proporcionado por las autoridades (que no han parado de
contradecirse) y las pruebas documentales disponibles.
Comencemos por recordar que durante 3 años, desde 2001 hasta 2004,
las historias sobre las llamadas realizadas desde los aviones a través
de teléfonos celulares han predominado en los recuentos publicados por
los medios de prensa de Estados Unidos y del mundo entero. Han
alimentado miles de artículos, libros y relatos. Esas llamadas son parte
integrante de la historia del 11 de septiembre y nunca han sido
verdaderamente cuestionadas. Incluso se hizo una película, sobre el
vuelo UA 93, enteramente basada en algunas de esas llamadas telefónicas.
Tanto el FBI como el tristemente célebre Informe de la Comisión sobre
el 11/9, presentado en 2004, afirman oficialmente que se hicieron
llamadas con teléfonos celulares desde 3 de los 4 aviones secuestrados.
Dado que la credibilidad del Informe de la Comisión sobre el 11/9 se
basa parcialmente en esos relatos, es evidente que si tales llamadas
telefónicas dejan de ser creíbles el informe también deja de serlo. Así
que el 9/11 Consensus Panel se dio precisamente a la tarea de verificar
esa parte de la historia.
No alcanzaría el espacio aquí para retomar todos los detalles de las
llamadas (Todd Beamer desde el vuelo UA 93; Barbara Olson desde el AA
77; Peter Hanson desde el UA 175; Jeremy Glick y Mark Bingham desde el
UA 93; Renee May, aeromoza del vuelo AA 77; Brian Sweeney desde el UA
175; Thomas E. Burnett y sus 4 llamadas desde el vuelo UA 93; Sandra
Bradshaw, aeromoza del vuelo UA 93; Elizabeth Wainio y Mario Britton
desde el UA 93), un total de 35 llamadas telefónicas. Sólo me detendré
aquí en dos protagonistas de esas llamadas telefónicas. Los lectores
deseosos verificar las fuentes de nuestras conclusiones pueden hacerlo
consultando el sitio web consensus911.org.
El primero es Todd Beamer, quien –según la historia contada por los
medios de prensa– lanzó la famosa frase «Let’s Roll!», grito de guerra
que supuestamente dio inicio a la rebelión de los pasajeros del vuelo UA
93. Según Lisa Jefferson, la operadora telefónica que recibió la
llamada, Beamer le pareció asombrosamente sereno, dadas las
circunstancias. Tanto que la señora Jefferson declaró al FBI que pensó
por un momento que se trataba de una llamada falsa (crank call), sobre
todo por el carácter tan «metódico y racional» de su interlocutor en una
situación en la que se hallaba «a punto de morir». La llamada duró unos
13 minutos, algo relativamente singular ya que en aquellas condiciones
excepcionales y dado el enorme número de llamadas recibidas en las
centrales [aquella mañana] las comunicaciones eran a menudo cortadas.
Pero lo más extraño –también según el testimonio de Lisa Jefferson al
FBI– es que la línea telefónica se mantuvo conectada durante 15 minutos
después de haberse estrellado el avión. Hay que agregar que Beamer se
mantuvo hablando por teléfono por no menos de 13 minutos con 2
operadoras diferentes y cuando Jefferson le propuso comunicarlo con su
mujer –Lisa, embarazada de su tercer hijo que debía nacer en enero–
[Beamer] le contestó: «No, no. No quiero preocuparla sin razón.» Y
después agregó: «Sólo quiero hablar con alguien para que sepa lo que
está pasando aquí», como si no tuviese ningún amigo o pariente con quien
hablar.
La otra operadora, Phyllis Johnson, no parece haber sido interrogada
por el FBI y no existe finalmente ningún elemento que permita comprobar
con certeza que la persona que habló con las dos operadoras era
realmente Todd Beamer. La llamada no fue grabada, ni por las dos
operadoras ni por el AOSC (Airphone Operations Surveillance Center).
¿Qué se puede deducir de todo esto? Las interrogantes son innumerables.
Pero agregaré ahora otra más, que me parece más decisiva aún que todas
las mencionadas hasta este momento. El 29 de septiembre de 2001, Verizon
(el operador telefónico del teléfono celular de Beamer) entregó al FBI
la lista detallada de las llamadas, que demuestra que desde ese teléfono
se hicieron 18 llamadas después (así mismo, después) del estrellamiento
del vuelo UA 93, o sea después de las 10:03 horas de la mañana del 11
de septiembre de 2001. ¿Qué podemos deducir de ello? La hipótesis más
plausible es aquel teléfono celular no estaba a bordo del vuelo UA 93
con Todd Beamer… o que el avión que se estrelló en Pennsylvania no era
el vuelo UA 93.
Ante toda esta serie de preguntas sin respuestas, el FBI no tuvo más
remedio que recurrir (basándose ya únicamente en la fe del juramento) a
una nueva versión. Lo cual sucedió en 2006, durante el juicio contra
Zacarias Mussawi. El FBI dijo entonces que ninguna de las llamadas, con
excepción de 2, habían sido realizadas con teléfonos celulares y que las
2 únicas llamadas realizadas con ese tipo de aparatos se habían
producido simultáneamente, a las 9 horas 58 minutos, desde el vuelo UA
93, realizadas por 2 miembros de la tripulación, E. Felt y Cee Cee Lyle.
Las 2 llamadas fueron [según el FBI] realizadas desde los baños del
avión en momentos en que este volaba a 5 000 pies de altitud (unos 1 500
metros), o sea desde una altura relativamente compatible con las
posibilidades técnicas de las comunicaciones telefónicas celulares en
2001.
Pero hay otro problema. Esas 2 llamadas tampoco pueden haberse
realizado con teléfonos celulares. A pesar del profundo examen al que
fue sometida la lista de llamadas de los celulares de todos los
pasajeros y miembros de la tripulación de ese vuelo, no se encontró el
menor indicio de una llamada realizada a la 9 horas y 58 minutos, ni
ninguna especificación de la duración de tales llamadas, ni por lo tanto
ninguna huella de los números supuestamente llamados.
Conclusión: Todas las historias que mencionan llamadas realizadas con
teléfonos celulares desde los aviones son falsas. Esas llamadas nunca
existieron.
Pero veamos las llamadas telefónicas más sensaciones (en el sentido
de que causaron sensación en el mundo entero, provocando así gran
emoción): las llamadas de Bárbara Olson, célebre presentadora de la CNN,
que se hallaba a bordo del vuelo AA 77. Según el testimonio de su
marido, Theodore Olson (no olvidemos que este último era entonces
secretario de Justicia de Estados Unidos), Bárbara lo llamó 2 veces,
casi una hora antes de que el avión se estrellara contra el Pentágono.
CNN fue el primer medio en anunciarlo. Ted Olson fue muy claro: su mujer
lo había llamado a través de su teléfono celular…
Hay que señalar que las llamadas de Bárbara Olson son las únicas que
hacen referencia al armamento de los terroristas (cortapapeles) y que
las revelaciones de Ted Olson fueron por lo tanto cruciales en la
reconstrucción de los hechos. Incluso puede decirse que ese relato
constituye uno de los pilares de la versión oficial. El problema es que,
posteriormente, Ted Olson cambió de versión varias veces. La versión
del FBI señala, sin embargo, que la primera llamada duró «alrededor de
un minuto». En el Larry King Show, Olson declara también que la segunda
llamada había durado «dos, tres, quizás cuatro minutos».
Hay al menos 4 problemas que ponen en duda lo que cuenta Ted Olson.
El primero viene del propio FBI, que declaró firmemente en 2004: «Todas
las llamadas [realizadas] desde el vuelo AA 77 se hicieron a través del
sistema telefónico del avión.» Entonces, ¿mintió Olson?
Desgraciadamente, el FBI también mintió. En 2006, un agente de
American Airlines declaró (en el juicio contra Mussawi) «que ningún
Boeing 757 disponía de teléfonos de asiento, incluso desde mucho antes
del 11 de septiembre de 2001. Los pasajeros del vuelo AA 77 utilizaron
sus teléfonos celulares.» Otro elemento viene a confirmar esa
declaración. Se trata del manual de mantenimiento del Boeing 757, con
fecha del 28 de enero de 2001: «El sistema telefónico para pasajeros fue
desactivado en aplicación de la directiva Eco FO878.» Otros elementos
confirman igualmente que no había en los aviones teléfonos para uso de
los pasajeros.
Por muy asombroso que pueda parecer, el hecho es que no existe ningún
elemento objetivo que permita demostrar la existencia de alguna llamada
de Bárbara Olson aquella mañana. No existe del lado del operador
telefónico, como tampoco existe del lado del propio Departamento de
Justicia (donde se hallaba su marido), ni tampoco en los datos sobre el
movimiento del teléfono celular de la periodista. Pero este enredo no
para ahí. Un informe del FBI (hecho público durante el juicio contra
Mussawi, en 2006) destruye definitivamente la historia de Tel Olson.
Según ese informe, hubo una sola llamada (y no 2) proveniente de Bárbara
y esa llamada duró… «0 segundos». En otras palabras, no se estableció
la comunicación. Así que Bárbara no pudo describir nada.
Y todavía no hemos mencionado lo inverosímil de toda la historia, en
la que 60 pasajeros, entre los que se hallaba uno llamado Charles
Burlingame, levantador de pesas y ex boxeador, son rechazados hacia la
cola del avión por dos secuestradores más bien enclenques (al menos
según el relato de Ted Olson, quien a su vez decía lo que le había dicho
su mujer) mientras que los otros dos secuestradores se mantenían
encerrados en la cabina de pilotaje.
Conclusión: ¿Mintió Ted Olson? No se puede descartar que le hayan
llegado llamadas provenientes de su mujer. Pero lo que consta en las
actas judiciales hace pensar que tales llamadas no podían venir del
vuelo AA 77.
Y, por lo tanto, toda reconstrucción está falseada. Alguien la
inventó. Si realmente existieron tales llamadas telefónicas, el hecho es
que no fueron realizadas desde los aviones. Y si no se hicieron desde
los aviones, ¿quién las hizo? ¿Y con qué objetivo?
Cuando reclamamos que se haga una verdadera investigación, en la que
se llame a declarar bajo juramento a todos los protagonistas aún vivos,
estamos reclamando algo simplemente lógico y evidente. Pero lo evidente
nunca se tiene en cuenta cuando se habla del 11 de septiembre. Así que
tendremos que proseguir nuestra propia investigación.
*Giulietto Chiesa, periodista, fue corresponsal de El Manifesto y
de Avvenimenti, colaboró con múltiples emisoras de radio y televisión
en Italia, Suiza, el Reino Unido, Rusia y el Vaticano. Autor de diversos
títulos, su trabajo se ha centrado en la disolución de la URSS y en el
imperialismo estadounidense. Comprometido en la lucha contra la
participación de Italia en la invasión a Irak. En 2004, fue electo
miembro del Parlamento Europeo (alianza de demócratas y liberales).
GIULIETTO CHIESA*
Fuente: Megachip (Italia)
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Christophe
Fuente: Voltaire
Tomado de Contrainjerencia
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