Recientemente
analizábamos el rebrote yihadista y el fuerte impulso que desde la
dirección de Al Qaeda ha venido ejerciendo el egipcio Ayman Al Zawahiri
con el objetivo de golpear al presidente estadounidense Barack Obama en
su propio territorio así como a sus aliados -Unión Europea-, con el fin
de acabar con la posición hegemónica occidental en contra del islam. Una
estrategia que debía ser ejecutada por los nodos yihadistas con mayores
probabilidades de éxito como: Al Qaeda al Yihad en la Península Arábiga
(AQAP), extremadamente peligrosa al haber logrado enviar artefactos
explosivos a EE UU burlando la seguridad aérea internacional y poniendo
en jaque todos los sistemas de detección; Al Qaeda en el Emirato del
Gran Kurasan (AQK), por atentar en territorio estadounidense después de
haber engañado a los servicios de seguridad norteamericanos; y
finalmente los nodos de Al Qaeda en el Magreb (AQIM) y Jabhat Al Nusra,
por ser responsables de los ataques contra objetivos blandos acaecidos
recientemente en Londres, París, y la posible preparación de atentados
en España (células desarticuladas en nuestro país).
Sin
embargo, Al Zawahiri no solo ha continuado su táctica de infundir temor
a los mandatarios occidentales sino que, además, ha logrado converger y
poner de acuerdo a diversos líderes fundamentalistas, potenciando el
reclutamiento terrorista y la aparición de nuevos nodos afines como, por
ejemplo, el del Grupo Salafía Yihadía en el Sinaí, e identificando
vulnerabilidades para el señalamiento de futuros objetivos terroristas.
En
cambio, debemos subrayar un aspecto realmente inquietante, y es que la
principal obsesión de Ayman Al Zawahiri pasa por atacar embajadas y
consulados estadounidenses y las de sus aliados. Pero la preparación de
esas acciones terroristas requieren de muyahidines entrenados para
acciones de martirio (shahid), y de una logística ciertamente
importante, implicando un calendario de entre uno y dos años de
preparación.
Último golpe yihadista a los servicios de inteligencia norteamericanos.
Controlar
los métodos y contenidos de las comunicaciones así como relaciones
mantenidas entre los diversos nodos yihadistas son una prioridad en la
guerra contraterrorista. Actualmente, poder conocer con antelación
suficiente cuáles son los objetivos terroristas perseguidos por AQAP ha
requerido el desarrollo de una infraestructura técnica de implantación
internacional (sistemas avanzados de vigilancia electrónica),
operacional (programas UAV), además de la extrema dificultad para
infiltrar dicha organización en la Península Arábiga y el nodo wahabí de
Al Qaeda en Somalia 'Al Shabaab Al Muyahidin'. De ahí la importancia
que supone desarrollar inteligencia anticipatoria en escenarios
enormemente complejos y de crisis continua que permita la posibilidad de
poder evitar atentados de impacto precisamente en lugares fuera de esos
escenarios.
Siendo
conscientes de la efectividad de la estrategia desarrollada por la CIA
en la región -incluyendo el cuerno de África-, el pasado día 13 julio,
los muyahidines de Al Qaeda en Somalia se responsabilizaban del ataque
suicida perpetrado el día anterior contra un convoy de vehículos en el
que resultaban gravemente heridos tres oficiales de inteligencia y el
máximo responsable de la agencia estadounidense en toda la región,
además del fallecimiento de un comandante de las fuerzas de seguridad
somalíes. Sin duda alguna, la acción de martirio tendrá consecuencias
nada desdeñables además de un fuerte impacto sobre la línea de flotación
de la estrategia contraterrorista.
Final del Ramadán
La
experiencia dice y la cruda realidad pone de manifiesto que el periodo
de ayuno obligatorio musulmán es aprovechado por los líderes de Al Qaeda
para programar ataques terroristas de relativa importancia. Pero a
tenor de la abundante documentación yihadista difundida que hemos podido
analizar durante las últimas semanas no se vislumbra a corto plazo un
escenario de ataques terroristas que pudiéramos considerar de impacto o
extrema gravedad para la seguridad interior o exterior de España.
El
periodo de Ramadán concluido recientemente -jueves 8 de agosto-, aunque
pudiera preverse una cadena de atentados terroristas en territorios
musulmanes en conflicto como Siria, Afganistán, Iraq, Malí e incluso
Paquistán, no hace presagiar una situación de amenaza inminente y grave
similar a los ataques perpetrados de 11-S ó 11-M en nuestro país, a
tenor de la situación de alerta máxima establecida por el Departamento
de Estado estadounidense ante la posibilidad de sufrir ataques de Al
Qaeda contra objetivos norteamericanos en el Masreq y el Magreb
(ciudadanos, embajadas, consulados y tejido empresarial
estadounidenses).
Prevenir antes que curar: desbaratar posibles ataques de impacto en fechas del 11-S
Los
acontecimientos violentos sufridos el pasado año en las embajadas
estadounidenses de Egipto, Yemen, Paquistán, Iraq y Afganistán, en días
previos y posteriores al décimo primer aniversario de 11-S, además del
ataque terrorista contra el consulado norteamericano en la localidad
libia de Bengasi (que ocasionó la muerte del embajador), y el enorme
desgaste político que generó ese ataque terrorista revindicado días
después por AQAP no volverán a coger desprevenidos al gobierno de Barack
Obama, quienes frente a cualquier posible amenaza creíble obtenida por
sus servicios de inteligencia no han dudado en activar las señales de
alarma. Más vale prevenir que curar, y la realidad es que EEUU continúa
siendo el objetivo número uno de Al Qaeda, y muy especialmente para su
actual líder Ayman Al Zawahiri.
Redefinir estrategias en la guerra contra Al Qaeda
Las
recientes revelaciones del ex-agente de la comunidad de inteligencia
estadounidense Edward Snowden, en cuanto a la difusión de información
clasificada y enormemente sensible sobre la situación de determinados
programas de inteligencia, y la explotación de métodos y sistemas
electrónicos de obtención de información no han hecho más que mermar las
capacidades empleadas en la guerra contra Al Qaeda. Hechos que deberían
servir de ejemplo de lo que no puede volver a repetirse en cuanto a
lucha contraterrorista en el plano internacional se refiere, y
especialmente a la desarrollada a través de las nuevas tecnologías e
Internet.
La
externalización de servicios o la dependencia de empresas privadas de
inteligencia no son la solución complementaria para ganar la batalla
contra Al Qaeda, sino que es necesario potenciar el reclutamiento de
expertos en yihadismo a la vez de patriotas.
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