Desde hace varios días hemos estado alertando sobre
el hecho de que varios contrarrevolucionarios han estado planeando
provocaciones durante la estancia de Barack Obama en La Habana. Con
independencia de que algunos de ellos se sientan esperanzados de reunirse con
él otros, vinculados a una postura opuesta al proceso de acercamiento
diplomático entre ambas naciones, planean todo tipo de shows mediáticos para
lograr visibilidad, torpedear el diálogo, enrarecer la visita y, sobre todo, hallar
visibilidad y dinero gratis.
En Miami, el terrorista Ramón Saúl Sánchez Rizo está
pasando las de Caín en sus empeños por lograr sus objetivos y su protagonismo
se encuentra en franca caída. En primer lugar, su anuncio sobre una visita de
su Flotilla Democracia frente a las costas de Cuba durante la permanencia de
Obama parece irse al garete y un naufragio político le amenaza. La provocación
parece estar seriamente en peligro de resultar solo una mala intención a
engavetar. Ya su exclusión del encuentro con Ben Rhodes, asesor de Barack Obama
para el tema Cuba, fue un adelanto de lo que estaba por venir.
En una entrevista concedida el pasado 8 de marzo al
programa “Prohibido callarse” del canal Mira TV, Ramón Saúl comparte micrófonos
con el contrarrevolucionario Julio M. Shiling, Director de Patria de Martí, bajo la
conducción de Roberto Rodríguez Tejera. Un quejoso liderzuelo y consumado
provocador –amén de su pasado terrorista– se lamenta de que su provocación está
siendo obstaculizada por las autoridades norteamericanas y espera, vanamente,
de que algún juez de esos comprometidos con la guerra anticubana le autorice su
nueva “aventura”.
La entrevista, que
reproduzco como tal, sirve para esclarecer verdades que se escapan a este
provocador. En primer lugar, sus provocaciones nunca han sido fuera de aguas
territoriales cubana sino han provocado incursiones desautorizadas dentro de
aguas territoriales cubanas, lo que implica una franca violación de la ley USA
y de leyes cubanas. Ese era su plan provocador durante la venidera visita de
Obama y él mismo lo reconoce.
Vea el lector cómo
bajo dudosos argumentos trata este personaje, apalancado por Shiling, de
justificar un futuro incidente con las autoridades cubanas, legítimamente
autorizadas para impedir incursiones de personas no deseadas en sus aguas jurisdiccionales.
Tratan de repetir un incidente similar al derribo de las avionetas de Hermanos
al Rescate en febrero de 1996.
Este ridículo Popeye
pierde prestigio a diario y ya su peso político –si alguna vez lo tuvo– pasó de
moda.
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