Decenas de civiles muertos y el aumento de movimientos insurgentes
parecen ser las consecuencias de las últimas acciones de la armada
estadounidense en Yemen, que justifica su presencia con el pretexto de
luchar contra el terrorismo en Medio Oriente.
En las últimas dos semanas Estados Unidos ha lanzado alrededor de ocho
ataques con aviones teledirigidos (drones) en ese país de la península
Arábiga, los peores en más de una década.
Según el gobierno norteamericano todos los eliminados son "presuntos militantes de Al-Qaeda", sin embargo, reportes locales confirman que sólo una de las víctimas estaba en la lista de terroristas más buscados, que suele elaborar Washington de modo unilateral.
La presencia militar estadounidense en Yemen es mucho mayor de lo que se conoce públicamente, como destaca un reporte del diario The Wall Street Journal, publicado la última semana.
La cooperación en esa área se basa en un comando conjunto entre Yemen y Estados Unidos donde ambos países analizan la información de inteligencia obtenida por Washington y otros aliados, como Arabia Saudita.
De esa manera deciden cuándo y cómo realizar los ataques con misiles contra miembros de una lista de presuntos agentes de Al-Qaeda, refiere el periódico.
Ese trabajo conjunto se estableció incluso antes de la administración del actual presidente del país arábigo, Abd Rabbuh Mansour Hadi.
Precisamente, la significativa escalada de ataques estadounidenses en Yemen coincidió con la reunión sostenida a principio de este mes en Washington entre el mandatario yemenita y su homólogo Barack Obama.
Por su parte, el profesor Gregory Johnson, experto en Yemen de la universidad de Princenton, afirmó que lejos de eliminar el problema, la presencia norteamericana en ese país alienta el reclutamiento por parte de Al-Qaeda.
El daño colateral es generador de más dificultades, ya que los ataques con drones matan a civiles, personas con familia, clanes, muchos de los cuales se integran a Al-Qaeda debido a su odio hacia nuestras tropas, dijo Johnson.
Según el gobierno norteamericano todos los eliminados son "presuntos militantes de Al-Qaeda", sin embargo, reportes locales confirman que sólo una de las víctimas estaba en la lista de terroristas más buscados, que suele elaborar Washington de modo unilateral.
La presencia militar estadounidense en Yemen es mucho mayor de lo que se conoce públicamente, como destaca un reporte del diario The Wall Street Journal, publicado la última semana.
La cooperación en esa área se basa en un comando conjunto entre Yemen y Estados Unidos donde ambos países analizan la información de inteligencia obtenida por Washington y otros aliados, como Arabia Saudita.
De esa manera deciden cuándo y cómo realizar los ataques con misiles contra miembros de una lista de presuntos agentes de Al-Qaeda, refiere el periódico.
Ese trabajo conjunto se estableció incluso antes de la administración del actual presidente del país arábigo, Abd Rabbuh Mansour Hadi.
Precisamente, la significativa escalada de ataques estadounidenses en Yemen coincidió con la reunión sostenida a principio de este mes en Washington entre el mandatario yemenita y su homólogo Barack Obama.
Por su parte, el profesor Gregory Johnson, experto en Yemen de la universidad de Princenton, afirmó que lejos de eliminar el problema, la presencia norteamericana en ese país alienta el reclutamiento por parte de Al-Qaeda.
El daño colateral es generador de más dificultades, ya que los ataques con drones matan a civiles, personas con familia, clanes, muchos de los cuales se integran a Al-Qaeda debido a su odio hacia nuestras tropas, dijo Johnson.
Prensa Latina
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