Ejecuciones públicas, secuestros, decapitaciones ante las
cámaras. y ahora esclavitud sexual a gran escala. El Estado Islámico
(EI) estira los límites de su visión radical del islam para ponerla al
servicio del nuevo califato que trata de consolidar entre Siria e Irak.
Los islamistas avanzan pese a los bombardeos de la alianza y allí donde
se iza la bandera negra se establece el régimen del terror. La prensa
local e internacional no tiene espacio entre unos yihadistas que cuentan
con publicaciones propias como la electrónica Dabiq, en cuyo último
número aparece el artículo 'El renacimiento de la esclavitud antes del
Juicio final', donde se justifica la esclavización «a gran escala» de
mujeres «infieles» para emplearlas como concubinas de los milicianos. Al
igual que en todas sus acciones, el EI se ampara en su particular
'sharia' (ley islámica) y pone el ejemplo de las mujeres de la minoría
yazidí -religión preislámica vinculada al zoroastrismo- capturadas en
agosto en Irak y sometidas desde entonces a un régimen de esclavitud
sexual a manos de los combatientes.
La aparición de este artículo coincide con el último
informe de Human Rights Watch (HRW) que, tras entrevistar a
supervivientes yazidíes, concluye que desde el verano los extremistas
«mantienen como rehenes a cientos de miembros» (entre 400 y un millar)
de esta minoría, a cuyas mujeres «ha forzado a casarse con los
yihadistas». El asesor especial del organismo internacional, Fred
Abrahams, señaló que los testigos entrevistados -entre ellos 16 rehenes
que lograron huir- cuentan «historias impactantes de conversiones
religiosas y de matrimonios forzados, e incluso de asalto sexual y de
esclavitud», en algunos casos de niños. HRW detalla la forma de trabajo
del EI al entrar a las aldeas y «separar de forma sistemática a las
mujeres y adolescentes de sus familias», las primeras para convertirse
en concubinas, los segundos para adoctrinarles e intentar convertirles
en futuros combatientes. Todos ellos se encontrarían ahora mismo en las
grandes ciudades como Mosul y Tikrit, en Irak, o Raqqa, en Siria, que
siguen bajo el control del EI.
Los islamistas se enorgullecen de esta «esclavización a
gran escala» de mujeres yazidíes por considerarla «la más importante
desde el abandono de la 'sharia'», sin tener en cuenta que esta religión
ya estaba presente en Irak antes de la llegada del islam. «Los únicos
casos parecidos, aunque a menor escala, son los de las mujeres y niñas
cristianas en Filipinas y Nigeria por parte de los muyahidines locales»,
recoge la publicación Dabiq, que matiza que mientras a «las religiones
del libro» -en referencia a religiones monoteístas como el judaísmo o el
cristianismo- se les puede dar la opción de la conversión, «esto no
sirve con los yazidíes», a quienes consideran «adoradores de diablo».
Decenas de miles de yazidíes tuvieron que abandonar sus
aldeas del norte de Irak tras la instauración del califato. Estados
Unidos acudió al socorro de este grupo y gracias a sus bombardeos logró
romper el cerco islamista y permitir la huida la mayoría de la
población. Yazidíes, como chiíes, cristianos y el resto de confesiones
minoritarias presentes en las zonas bajo control del EI, sufren la
persecución sistemática de los yihadistas, que exigen fidelidad al
califa, Abu Baker al-Bagdadi, e imponen una interpretación ultraortodoxa
del islam en la misma línea de la empleada por los talibanes en
Afganistán hasta la invasión de Estados Unidos en 2001. Todos estos
grupos son apóstatas ante sus ojos.
Avance en Irak
Las denuncias sobre la violación de derechos humanos por
parte de los hombres del califa se repiten, pero de momento las bombas
no son suficientes para acabar con la tiranía del EI. Después de dos
meses de bombardeos los islamistas cercan la ciudad kurdosiria de
Kobani, en plena frontera con Turquía, y en las últimas horas se han
hecho con el control «al cien por cien» de Hit, a 150 kilómetros de
Bagdad, según fuentes policiales locales citadas por el canal Al-Yasira.
Este nuevo golpe deja prácticamente la provincia de Anbar
en manos del EI y supone un duro golpe para las autoridades de Bagdad,
que cada vez ven la amenaza más próxima a la capital. Cada avance
islamista supone un éxodo masivo de población y al menos 180.000
personas se han visto obligadas a desplazarse desde comienzos de mes por
los combates en Hit y sus alrededores, informa Naciones Unidas.
MIKEL AYESTARAN
Tomado de http://www.lavozdigital.es
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