Hay un sector en la
población de mi país, que gusta llamarse oposición, de ellos he hablado en
reiteradas ocasiones, sobre disímiles temas, pero hoy quiero compartir con
ustedes una reflexión personalísima, luego de varios días de lectura y
análisis.
No existe en Cuba tal
oposición, esas personas que se empeñan en colocarse en esa posición ante los
medios, no son más que “Los Ilusionistas” y quizá sea este término el que
deberían utilizar para lograr la tan anhelada unidad, al menos en torno a un
título.
La reciente reunión
en Puerto Rico, del llamado II Encuentro Nacional Cubano, es una de las
muestras más recientes de los comportamientos que los colocan en este nuevo
grupo. A diferencia de ocasiones anteriores, en las que se han esforzado por
parecer serios, este encuentro tuvo la característica de no aportar nada nuevo,
sino reafirmar todo lo viejo, (sin lograr un verdadero consenso) pero eso sí,
se creó una nueva mesa, un nuevo Congreso y nuevas plazas y cargos para recibir
la tan anhelada “ayuda” del “mundo libre”.
Guillermo Toledo ha
de estar tan frustrado con la conducta de sus invitados, y los patrocinadores
deben estar tan molestos, que ante la pregunta de un próximo encuentro, Toledo
tuvo que hacer gala de su ambigüedad y responder que quizá (y solo quizá)
podrían hacer “algo parecido” (ni siquiera el III Encuentro, sino algo
parecido) en la ciudad de Miami. Una muestra extraordinaria del declive del
proyectico, pero en lo que el palo va y viene, hay quienes si recibirán la
clásica bolsa de monedas.
Por otro lado,
tenemos a Antonio Rodiles y Ailer González Mena. Este par son el clásico
ejemplo del dicho cubano: no saben dónde poner el huevo… y es que lo mismo
están en el denominado Foro por los Derechos y Libertades (casi extinto), que
en Todos Marchamos (que dicho sea de paso, este domingo logró convocar un
amplio número de 9 marchantes) que pretenden retomar Estado de SATS (sin éxito)
o quieren dedicarse al “arte” de Ailer (que es más complicado por las
implicaciones legales de los medios para llegar a la inspiración, que son
utilizados por ella y sus amigos).
Pero, aún sin poner
el huevo, reciben dinero por cada una de estas cosas, lo que ha permitido que
Ailer compre una casa en 50 mil dólares, en el municipio Playa.
En el otro bando,
Cuesta Morúa, Laritza Diversent (aunque fajados entre ellos), dicen que Cuba
cambiará en el 2018 y apuestan sus proyectos y energías a ello, contentando así
a un sector de la dirección anticubana de Estados Unidos, y recibiendo por esto
cuantiosas “ayudas”, pero con la certeza de que todo no será más que mucho
ruido y pocas nueces.
Para que hablar de
Berta Soler, o Ángel Moya, ese par creo que podrían quedar fuera del grupo,
porque todo el que los ha conocido ya no se dejan engañar por sus trucos de
magia baratos.
Todos son
Ilusionistas, unos mejores otros peores, todos tienen la capacidad de hacer
creer que hacen sin hacer nada, todos aprendieron muy bien el truco de hacer
desaparecer las monedas, y aún mejor, han logrado hacer aparecer propiedades y
bienes personales, asegurando que esas monedas nada tienen que ver.
El mundo manipulado
por la prensa los mira con atención y quedan atónitos ante cada acto de magia,
nadie entiende nada, pero los medios son tan fuertes que hay mucha gente a la
que le cuesta trabajo cuestionarse lo que le dan en cucharadas, como aceite de
ricino.
Ya casi termino, pero
no puedo dejar de mencionar a Guillermo Fariñas, que en los últimos días ha
logrado hacer una huelga de hambre y subir de peso, un verdadero acto de
Ilusionismo, a menos que logre demostrar que es una técnica de los monjes de
Saholin.
En fin… es un mundo
complejo porque nadie muestra su verdadera cara. Cómo en los actos de magia el
espectador tiene que concentrarse y atender muy bien para descubrir el truco,
lástima que éstos ilusionistas sean tan malos, y descubrirlos sea tan fácil,
sería interesante encontrar dentro de todos ellos, un verdadero reto a nuestra
percepción, pero parafraseando a Gándalf en el señor de los anillos: No pasará!
Por: Julio Alejandro
Gómez Pereda / Palabras
entre el café
te odio
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