Introducción
Querido Comandante en Jefe, Fidel Alejandro Castro Ruz, teniendo
en cuenta la magnitud e importancia de sus ideas, las cuales nos han servido de
paradigma para todos los tiempos, tanto a niños, jóvenes, adultos, obreros,
estudiantes, intelectuales, amas de casas, en fin el pueblo en general,
decidimos hacer alusión solo a estas, bajo el criterio que son medulares,
necesarias y de gran impacto para el crecimiento de la Revolución. Por motivo de
su 90 cumpleaños entendimos necesario y oportuno, realizar nuestro homenaje,
haciéndoselas llegar, las cuales forman parte de un libro que estamos
escribiendo sobre sus ideas puestas en función de su pueblo, pero por motivos ajenos a nuestra voluntad, aún no
hemos concluido. Esperamos finalizarlo lo antes posible. Razón por la que le
solicitamos -de ser posible- nos ofrezca sus testimonios sobre su extensa labor
como jurista en función de los más humildes, aspectos de vital importancia que
deben aparecer reflejados por su valía histórica, pues tenemos conocimiento de sus
esfuerzos por atender y defender estas causas y darles solución, siempre
enmarcado en el carácter humanista de la Revolución que usted concibió en
función de los más pobres.
Le deseamos ante todo salud, felicidad, suerte y el AMOR
que siempre estará presente en nosotros como parte de su pueblo, así como el
respaldo en torno al Partido y la Revolución. Gracias Comandante en Jefe, Gracias
por existir. Aquí no se rinde NADIE.
Reiteramos la Felicitación, en nombre de nuestro pueblo y
le comentamos que a través de estas acciones escogidas están presentes los
valores que vemos en usted: Ejemplaridad, honestidad, responsabilidad,
altruismo, sencillez, patriotismo, humanidad, hermandad, solidaridad,
justeza…..
El Bogotazo-1948
Fidel participó en
diversas manifestaciones de enfrentamiento en una actividad militar
internacionalista, a favor del pueblo dominicano e intercambió con líderes
estudiantiles de las universidades de Venezuela y Panamá sobre sus proyectos y
les solicitó su colaboración, los cuales también fueron respaldados por los
peronistas del centro de altos estudios de Argentina. Ya en Bogotá, Colombia,
con el marcado objetivo de participar y contribuir conjuntamente con jóvenes de
la región, entre ellos Jorge Eliecer Gaitán Ayala, a la organización de un
Congreso Estudiantil Latinoamericano el primero de su género en nuestra
América, con un inminente y sentido carácter antiimperialista y de solidaridad
con las luchas de los pueblos del continente contra las dictaduras y por la
democracia. El entonces joven estudiante, con solo 21 años, se convirtió en el
artífice principal del evento con la anuencia de las delegaciones participantes,
debido a que entre otras razones concibió la idea en el contexto de la
celebración de la
Novena Conferencia Panamericana, convocada por los Estados
Unidos de América en la capital colombiana, a partir del 30 de marzo del año
1948, que tenía como objetivo principal crear la Organización de
Estados Americanos (OEA) y acentuar la
represión contra los movimientos populares y de izquierda, en el apogeo de la
recién comenzada política de Guerra Fría.
En entrevista
concedida a Arturo Alape publicada en su libro El Bogotazo: Memorias del Olvido, Fidel afirmó: “A Gaitán le
entusiasmó la idea del Congreso y nos ofreció de inmediato su total apoyo;
estuvo de acuerdo con la idea de clausurarlo con un gran acto de masas”.
Expresó además que “tenía una impresión
realmente muy buena de él, en primer lugar por las opiniones absolutamente
mayoritarias y la admiración de los estudiantes que se habían reunido y
ratificada al intercambiar palabras con él, lo cual le permitió percatarse de
que estaba en presencia de un hombre sagaz, muy inteligente, un gran orador por
la paz, un orador virtuoso, preciosista del idioma y muy elocuente que se
identificaba con la posición más progresista del país y frente al Gobierno
conservador”. Como abogado reconoció lo brillante que fue.
Es oportuno recordar
los sucesos ocurridos el 7 de febrero de 1948, fecha en que Gaitán, protagonizó
su primer acto político, matizado con un desfile de duelo por las incontables
víctimas de la violencia oficial en el país, con más de sesenta mil mujeres y
hombres de luto cerrado, con las banderas rojas del partido y negras del duelo
liberal. Su consigna era una sola, el silencio absoluto. El discurso de Gaitán
en la Plaza de
Bolívar, desde el balcón de la Contraloría Municipal, no se hizo esperar,
constituyó una oración fúnebre de una carga emocional sobrecogedora, según
testimonio de los presentes, contra los pronósticos siniestros de su propio
partido, culminó con la condición más azarosa de la consigna; no hubo un solo
aplauso. Pero esa marcha del silencio, la más emocionante de cuantas hayan
realizado en Colombia, hizo brillar aún más al jefe indiscutible de los pobres,
y generó a su vez más odio y temor entre sus enemigos.
El escritor latinoamericano, Eduardo Germán
María Hughes Galeano, que siempre fue capaz de imaginar hasta
quien tartamudea en un mitin, lo fantaseó así:
“La voz de Gaitán
desató al pueblo, que por su boca grita. Este hombre puso al miedo de espaldas.
De todas partes acudían a escucharlo, echando remo a través de la selva y
metiendo espuela a los caballos por los caminos. Dicen que cuando Gaitán
hablaba se rompía la niebla en Bogotá, y que hasta el mismo San Pedro, para la
oreja y no permite que caiga la lluvia sobre las gigantescas concentraciones
reunidas a la luz de las antorchas”
Explicó que solo
había una alternativa muy nítida a la luz cierta de la historia: “mataban a
Gaitán o él sería presidente de Colombia”. Fue muy fuerte lo que transmitió,
infundió el miedo entre los poderosos, entre los adinerados, el respaldo
popular se hizo inminente, crecía de boca en boca: Gaitán era el hombre que
necesitaban para acabar con el dominio brutal de la clase que “asesinaba sin
piedad”. Para ellos, los llamados poderosos, solo había un camino, el
homicidio, pretendiendo de esta forma borrar el espíritu de luz naciente entre
los colombianos. Sí, de esta forma truncaron la vida del líder natural, pero no
las ideas radicales que había dejado enraizadas, pues como muestra de
admiración y respeto un grupo de hombres empapaban sus pañuelos en el charco de
sangre caliente para guardarlos como reliquias históricas y una mujer de
pantalón negro con alpargatas, de las muchas baratijas que vendían en aquel
lugar, gruñó con el pañuelo ensangrentado: “hijos de puta, me lo mataron”.
Y dentro de aquel
tumulto de decenas de miles de personas que se desplazaban sin control ni
objetivos definidos por las calles del centro de la ciudad, se encontraba el
dirigente estudiantil cubano, Fidel Alejandro Castro Ruz, quien posteriormente describió
y comentó durante una entrevista los detalles y matices exactos de todo lo que
fue ocurriendo alrededor suyo y durante los desplazamientos y actividades en
las que participó, en las cuales muchas veces arriesgó su vida, fusil en mano,
en un gesto altruista y solidario con ese pueblo hermano, ocupó el arma cuando
la multitud exaltada a la que se unió, tomó una estación de policía. Además,
trató de ayudar a que aquellas personas arremolinadas se organizaran y
encaminaran sus acciones por un derrotero ofensivo y de orientación militar. De
esta forma se sumó a un levantamiento popular, amparado en su vocación
internacionalista, principios y simpatía revolucionaria. Ese es Fidel, ya fiel
a sus ideales, ¿no lo cree usted?
De especial interés
resultaron las reflexiones de Fidel, acerca del crucial evento conocido como El Bogotazo el cual pudiera seguir
siendo objeto de investigaciones y polémicas, teniendo en cuenta que aún persisten
conflictos políticos sin resolver. Esta experiencia le sirvió a Fidel para
fortalecer aún más su sed de barrer con el dominio de los designios de ese
Imperio, como conocemos enemigo común de todas las sociedades humildes.
Estamos convencidos
de que la cabalgadura de Bolívar -y porque no la de Gaitán- están revoleteando en
la región, en busca de la recuperación de
aquella triste y contradictoria impronta,
donde la nueva generación pueda poner en práctica la idea de que un mundo
nuevo es posible con la cohesión de todos, demostrando una vez más que la
palabra clave es la unidad.
Posteriormente
en Cuba iniciaba un período de efervescencia revolucionaria, la organización de
las vías para enfrentar la lucha contra los gobiernos de turno, en especial la
tiranía batistiana, considerada la más cruel y feroz fundamentalmente en contra
de los jóvenes. Y fue bajo la guía indiscutible de Fidel que comenzó el reclutamiento
de personal para la formación de células revolucionarias encaminadas a enfrentar
la sangrienta dictadura. Con el respaldo
de jóvenes de diferentes estratos sociales, concibió Fidel la organización de
los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en el año 1953,
acción que aunque no logró sus objetivos, sí constituyó una acción crucial, al despertar la conciencia del
pueblo acerca de la lucha armada como única vía para derrocar a la tiranía. El
hecho marcó un hito generacional y eminentemente revolucionario, al ser el inicio de una
acción encaminada a transformar el dominio político, económico y social que
existía en Cuba, para de esa forma acabar de una vez con la opresión a la
población, el desempleo, la miseria, la insalubridad y la ausencia de cultura que imperaban
sobre la nación y el pueblo. Y barrer de una vez con el dominio de Estados
Unidos.
La historia me
absolverá -1953
La genialidad de
Fidel, inspirada desde un primer momento en el ideario martiano, permitió que
en “La historia me absolverá”, alegato de autodefensa del máximo líder ante
los sucesos del Moncada, quedaran
plasmados aquellos males que sufría todo
el pueblo y que, en caso de haber tenido éxito la operación, serían erradicados
por la Revolución. Su alegato se conocería después como el Programa del Moncada
y que, en esencia, contemplaba aquellos males a los que los desgobiernos habían condenado al pueblo: la tierra, la
industrialización, vivienda, desempleo, salud, y con esmerada atención la
educación. Aspectos de carácter prioritario tras el triunfo revolucionario el
1ro de enero de 1959.
Al respecto apoyado
en el concepto del Maestro de que “El pueblo más feliz, es el que tenga mejor
educados a sus hijos, en la instrucción del pensamiento de la dirección de los
sentimientos; expresaba Fidel que “Un pueblo instruido será siempre fuerte y
libre”.
Fidel, dándole
riendas sueltas a ese estilo de enfrentar la vida, apeló a la línea de las
masas, a ese pueblo que había demostrado con su acción su sentimiento
revolucionario y sobre todo veía en la juventud la cantera propicia para formar
a ese Maestro, que estuviera dispuesto a integrarse por entero a la enorme, a
la gigante y humana tarea que se
avecinaba, la cual estaba seguro que
engrandecería aún más a la triunfante Revolución para llevar a cabo la
transformación integral de la vida de los hombres que habitaban en aquellas
regiones más intrincadas, en las montañas, las ciénagas, los cayos, en fin, las
zonas de difícil acceso del país.
Ese maestro concebido por Fidel, debía estar dispuesto a conversar
con los campesinos, a sufrir las mismas condiciones de atraso socioeconómico a
que éstos habían sido sometidos durante años, a resistir la hostilidad de la
naturaleza y amarla lo suficiente como para permanecer allí luchando y dando
todo lo de un maestro digno y revolucionario. La respuesta de la juventud no se
hizo esperar y miles respondieron al llamado de Fidel, entre ellos la joven
española conocida como María Gloria Lambana San Vaney, (La
Galleguita), la
cual integró el Primer Contingente de
Maestros Voluntarios y que fuera la autora del primer himno que a partir de entonces rompería ese
silencio imponente de la Sierra,
al ser entonado por aquellos valientes, que de forma voluntaria se imponían un
deber, llevar la luz del saber a las montañas de Cuba.
La vida le ha dado la
razón a Fidel con la ola de maestros cubanos que a través del mundo imparten la
luz de la enseñanza con el método Yo, sí
puedo, entre otros.
Carta o Pacto de
México -1956
En el primer semestre del año 1956, el presidente de la FEU y jefe del Directorio
Revolucionario de Cuba, José Antonio Echeverría, asistió a un
congreso de estudiantes latinoamericanos, aprovechando el momento para
denunciar el régimen de terror impuesto en la Isla por la tiranía batistiana.
En agosto del
citado año, con el fin de darle continuidad a las acciones
revolucionarias en aras de liberar definitivamente al país, dirigentes del Movimiento 26
de Julio , entre ellos Fidel Castro
y Frank País
García y del Directorio
Revolucionario, José Antonio Echeverría, Faure Chomón y Fructuoso
Rodríguez, se reunieron con el objetivo
de coordinar los planes para llevar a Cuba una
expedición e iniciar la Guerra
de guerrillas en las montañas y el apoyo al desembarco a través de
levantamientos armados en distintas ciudades de la Isla, sobre todo en Oriente y en La Habana, ideas explicadas
con audacia por Fidel.
Los jefes de ambas
organizaciones, suscribieron un documento de trascendental significación
histórica: La Carta
de México, también conocida en la historia como El Pacto de México,
en el que quedó establecida la unidad de acción política de la juventud cubana
en la lucha revolucionaria.
Documento publicado
de inmediato el 1 de septiembre de 1956, poniéndose en práctica todo lo acordado y
puntualizando, que la revolución llegará al poder libre de compromisos e
intereses, para servir a Cuba, en un programa de justicia social, de libertad y
democracia, de respeto a las leyes justas y de reconocimiento a la dignidad
plena de todos los cubanos, y ante todo estar
dispuestos a poner por delante el sacrificio de la vida si fuera
necesario para cumplimentar los objetivos acordados.
El Pacto suscrito entre el Movimiento 26 de Julio y el Directorio
Revolucionario, por su naturaleza y limpieza de las ideas de sus principales
actores, obtuvo una extraordinaria importancia en el proceso de unificación de
las fuerzas revolucionarias que llevarían a cabo la etapa final y definitiva de
la guerra de liberación en Cuba, lo cual posibilitó la unidad de acción
política de la juventud cubana, convencida ya de la necesidad de empuñar las
armas, a fin de alcanzar la definitiva liberación del pueblo cubano e impulsar
luego las transformaciones de carácter popular que la nación reclamaba.
Batalla de ideas
Consideramos de vital importancia no dejar de mencionar
el concepto de “Batalla de ideas” el
cual abarca las esferas y sectores de la sociedad y cuya esencia es lograr la
construcción del socialismo en Cuba, para muchos irreversible pues estamos
seguros que el capitalismo brutal jamás volverá a nuestra patria, tesis
amparada en la unidad que debe reinar en todas las organizaciones de masas y
sociales, organismos estatales y gubernamentales, bajo la sabia dirección del
Partido Comunista de Cuba, del siempre
querido Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y el actual presidente Raúl Castro,
ambos continuadores de esta idea iniciada por el Héroe Nacional, José Julián Martí.
Es muy importante y sobre todo para los pinos nuevos tener
siempre presente la coincidencia que existe entre José Martí y Fidel en la
forma de hacer política. El primero nos enseñó a luchar con las ideas y el
segundo, a vencer con las ideas, de ahí que la actual Batalla de Ideas, es la
continuación de la llevada a cabo por el Maestro de todos los tiempos entre
1878 y 1895.
El 5 de diciembre de 1999, bajo la sapiencia del máximo
líder se puso una vez más en práctica la Batalla de Ideas, cuando el secuestro del niño
Elián González, enriquecida el 19 de
febrero del 2000 con el Juramento de Baragúa,
y ganada en su primera etapa el 7 de junio del propio año con la
devolución del infante a nuestro país, y reorientada el 20 de junio del citado
año al comenzar una nueva batalla, la lucha
por la liberación de los Cinco Héroes cubanos prisioneros injustamente
en Estados Unidos por el solo hecho de poner en práctica el patriotismo y
humanismo de cada uno de nuestros
hermanos con el fin impedir los efectos del terrorismo y sancionados
posteriormente a injustas y largas condenas, aprobadas en juicios amañados y
donde prevaleció el rencor y el odio hacia los hijos de Cuba, violándose todos
los derechos de los encartados por “jueces” al servicio de la ultraderecha
norteamericana y la mafia terrorista de Miami. Y también finalmente con
resultados inmejorables al tener en casa a los ejemplarizantes
mambises, sí mambises, porque actuaron con la firmeza patriótica e indoblegable
del general, Antonio Maceo ante el inolvidable hecho de la Protesta de Baragúa.
Como dijera nuestro líder frente a un enorme grupo de
jóvenes en el año 1992 al concluir su VI Congreso, de que “no podemos renunciar
a nuestra sólida unidad y a la esperanza de lograr lo que nos hemos propuesto”.
Evidenciada por la lucha en reclamo y
batalla por liberar a los Cinco héroes, y que dada la acción constante, firme y
combativa de nuestro pueblo, unida al enfrentamiento desplegado por los
diferentes Comité de Solidaridad y el respeto que se ha ganado Cuba a escala
mundial, dio paso a la demostración una vez más de la agudeza del pensamiento
de futuro de ese gran gigante que nos dijo plenamente convencido en julio del
2001 ¡Volverán!, a la Patria, dio la posibilidad
de que el 17 de diciembre de 2014 estuviésemos en presencia del mayor triunfo
alcanzado por el país en los últimos años, lo cual constituye una victoria
histórica del pueblo cubano y de los pueblos del mundo incluyendo el hermano
pueblo de Estados Unidos.
Es evidente, que con su dedicación, estrategia y agudeza política
Fidel ha realizado un gran tributo a la ideología revolucionaria que se revela
como un sistema integral, convocador y coherente, que abarca conceptos,
principios, ideas, objetivos, normas y valores, que se han encaminado a
responder a las necesidades del pasado, presente y futuro, con una orientación
política, ética, ideológica, solidaria, humanista y cultural. Lo cual ha
contribuido a que los diversos retos enfrentados por la nación se deben en gran
parte precisamente a esa amplitud
imperecedera de su pensamiento, lo cual ha permitido la aplicación de
diferentes concepciones que han contribuido a lograr la continuidad histórica e
ideológica en el pueblo.
Como muestra de ese pensamiento tenemos la definición que
da sobre Revolución, a través del cual se observa la destreza manifestada en
proporcionar la enseñanza del concepto, ejemplarizado en cada uno de los
mensajes que expresa tanto al pueblo como al mundo. Donde deja bien definido
que la Revolución
Cubana, quizás como otras, no constituye un hecho casual,
sino que es el resultado de una acción consecuente concertada a las leyes que
marcan la historia de la humanidad.
Recordemos siempre este concepto, como la voz, el
mensaje, la acción a seguir y el postulado de Fidel: "Revolución es sentido del momento
histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad
plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos
por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas
fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender
valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia,
desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia,
inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es
convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la
fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es
luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la
base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro
internacionalismo."
Autores
Flora Julia Ruiz
Sánchez: Analista de la Información del ICRT y Jueza Lego del Tribunal Supremo
Popular.
María Esperanza
Milanés Torres, Abogada profesional del Tribunal Supremo popular, Máster y
haciendo el doctorado.
Aníbal Aguilar Puebla:
Jubilado del Consejo de Estado, fungía en el Departamento de Atención a la Población
y ex Juez Lego del Tribunal Supremo Popular.
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