Querido Comandante:
Espero que nuestro
pueblo le honre en este 90 onomástico –aunque sé que no es dado a estos
halagos– porque Fidel representa nuestra intransigencia, nuestra principal
fortaleza y la base principal de nuestras convicciones, en estos momentos en
que la manipulación mediática y la guerra ideológica se hace más refinada y
peligrosa contra nuestra Revolución.
Usted no se imagina
cuán valioso sigue siendo para los revolucionarios cubanos y del mundo, sobre
todo para nuestro heroico pueblo. Mañana le festejaremos en cada cuadra y
rincón de la Patria. Estarán mis hermanos en la gala en su honor –a la que he
sido invitado aunque no asistiré por motivos de salud– aunque mi corazón estará
allí, latiendo al compás de mis convicciones y mi fidelidad a sus principios.
Yo, que no tengo un
ápice de pedirle nada –pues tanto le debo– le deseo que pase unos días, como lo
hago yo, trabajando con la esperanza de que lograremos un mundo mejor para
todos. No dejemos que nuestros enemigos, al menos por ahora, se regocijen por
su ausencia física. Primero deben irse todos aquellos que planearon criminales
atentados contra su persona y contra los mejores hijos de nuestro pueblo. Por
ello, como su eterno soldado y admirador le invito a que se nos cuide mucho.
¡Que haya Fidel para rato!
Reciba usted mi
abrazo y mi disposición a seguirle siendo fiel a usted, a Raúl, A MI PARTIDO y
a mi Revolución. Soy y seré, su soldado fiel
Percy Francisco
Alvarado Godoy.
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