Varios sitios de
internet han denunciado que la CIA –así como otros miembros del estado profundo
en USA– están desplegando un esfuerzo desesperado por impedir la ascensión
presidencial de Donald Trump el próximo viernes 20 de enero. Entre ellos se
destacan Infowars
y otros que señalan
que el asesinato del reportero alemán Udo Ulfkotte –quien este año revelara que
la CIA y la inteligencia alemana (BND) sobornaron a los periodistas en Alemania
para escribir artículos de propaganda a favor de la OTAN, y que en 2014
escribiera el libro Bought Journalists ("Gekaufte
Journalisten"), acusando a la CIA y otros servicios secretos de pagar
dinero a los periodistas para escribir noticias falsas–, quien apareció muerto
de un supuesto ataque al corazón en su casa y cuyo cuerpo fue cremado sin
recibir la debida autopsia. Lo interesante del caso es que una fuente señala que
dicho periodista tendría una reunión privada con Trump, a la que no pudo
asistir a causa de su dudoso deceso.
El otro caso sospechoso fue el envenenamiento de un colaborador cercano a Trump, Roger Stone, un cabildero director de la firma Black, Manafort, Stone y Kelly; experimentado estratega republicano y ex asesor de la campaña presidencial de Donald Trump hasta el 8 de agosto de 2015, quien mantiene con el magnate vencedor en las elecciones una estrecha amistad. Según el propio Stone cree que fue envenenado por la CIA o sus cómplices con una dosis insuficiente de Polonio-210, que es una sustancia radiactiva que libera partículas alfa extremadamente dañinas en todo el cuerpo produciendo radicales libres causantes de cáncer.
Sean ciertas o no
estas acusaciones, levanta sospechas el papel desplegado por las agencias de
inteligencia contra Donald Trump y las infundadas alegaciones de sus vínculos
con Putin, parte de la rusofobia abundante en los grandes medios de
comunicación.
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