En el marco internacional, la innovación en el desarrollo de armamento tiende, cada vez más, al uso generalizado de sistemas robóticos de combate.  La industria militar rusa está intentando mantenerse al día con esta tendencia. 

En opinión del ayudante del comandante en jefe del ejército de tierra ruso, el coronel Serguéi Ivanov, “En el futuro, al menos un 30 % del equipamiento militar y del armamento de las tropas terrestres deberá estar compuesto por robots”. 

El último día de julio, el ministro de Defensa Serguéi Shoigú, pudo examinar los prototipos de los últimos equipos de robótica militar. 

Llamó la atención del ministro un sistema robotizado móvil diseñado para efectuar tareas de reconocimiento y ataque a objetivos previamente explorados con lanzallamas y otras armas de fuego. 

Este sistema robotizado, que ya forma parte del equipamiento del ejército ruso, consiste en una plataforma móvil todoterreno armada con un módulo de combate dirigido por control remoto. Sus características técnicas y el grado de seguridad que proporciona hacen de este un producto de alta eficacia militar. 
El sistema cuenta con unos bajos reforzados, su centro de gravedad está por debajo de la media y sus ruedas están cubiertas con una protección especial. Se prevé la posibilidad de utilizar también orugas y orugas ultra-anchas con tacos. 

El ministro examinó también un robot con control remoto destinado al reconocimiento de agentes químicos y radiactivos, el cual está capacitado para detectar fuentes de rayos gamma en lugares remotos; y otros dos aparatos de exploración denominados Zernishko y Yula. 

El primero se ha diseñado para realizar tareas de reconocimiento audiovisual e inspección de instalaciones, sótanos, cuevas y bajos de vehículos en busca de elementos explosivos. El robot Yula, de pequeñas dimensiones, está pensado para recopilar datos de vídeo en espacios abiertos, poblaciones e instalaciones industriales.

Además, el principal fabricante ruso de robótica militar, TsNII (por sus siglas en ruso), está trabajando en la creación de un sistema unificado de gestión de la información formado por minirobots de navegación autónoma y basado en sensores inerciales, ultrasónicos y ópticos, que permiten designar un objetivo mediante imágenes de televisión. 

Otro de los trabajos en los que están inmersos ahora es un sistema unificado de robots de navegación conjunta, equipado con un módulo de poco volumen que procesa los datos para facilitar la navegación de la unidad autónoma. 

Además del Ministerio de Defensa, también los servicios de inteligencia están altamente interesados en la robótica militar. El año que viene, el Servicio Federal de Seguridad (FSB) adquirirá varios ejemplares del sistema de exploración y recopilación de datos Plastún, diseñado para ejecutar misiones de vigilancia y detección rápida de objetos y personas sospechosas. 

También está previsto el uso de estos sistemas para garantizar la seguridad durante los Juegos Olímpicos de Sochi en 2014.  

“Tenemos previsto cerrar un contrato con los Servicios de Seguridad para el suministro de 100 robots-exploradores en verano del año que viene. El precio dependerá de cada equipo y se situará entre los cuatro y los ocho millones de rublos (91.000 a 182.000 euros) por unidad”, anunció Alexéi Maxímov, director del centro de investigación Robotéjnika, adscrito a la Universidad Politécnica Bauman. 

Según sus palabras, el robot ‘olímpico’ está dotado de un sistema de automatización del movimiento y de telémetro. Su principio de acción es el mismo que el de los vehículos sin conductor de Google: con ayuda de un radar y un analizador se mide la distancia entre los objetos que ocupan el campo de visión; una vez en movimiento, el aparato elabora un mapa convencional y uno en tres dimensiones, que se puede combinar con cualquier otro mapa. En la calle, el robot se orienta gracias a un receptor de GPS, y se ajusta al terreno con precisión por medio de un escáner. 

Sin embargo, la robótica aún no ocupa el lugar deseado en el equipamiento de las Fuerzas Armadas rusas. La mayoría de los aparatos que se crean no pasan de la fase beta.  

“Estamos dispuestos a comprar y a hacerlo de forma inmediata, solo necesitamos que nos presenten la producción. Pero da la sensación de que los fabricantes se toman este trabajo con calma. Nosotros tenemos plazos, los años 2017, 2018 y 2020. ¿Pero cómo es posible?”, explica indignado el ministro de Defensa tras su visita al polígono Rzhevka.

Lea más

El ejército ruso cambia los soldados por robots 

La falta de sistemas de ataque no tripulado afecta de manera particular a las Fuerzas Aéreas. A pesar de la importante flota de aviones no tripulados con la que cuenta el ejército del aire ruso, aún no puede presumir de nada, pues la mayoría de los artefactos se han quedado obsoletos y los que siguen operativos solo sirven para tareas de reconocimiento de objetivos y de prospección. 

Sin embargo, la situación en el sur y en las zonas colindantes al sureste del territorio ruso habla de la necesidad de crear un potente equipo de tecnología militar no tripulada. 

Un buen ejemplo es la creación conjunta de las empresas aeronáuticas MiG y Klímov, una prometedora unidad de ataque bajo el nombre de Skat. Aunque, de momento solo se ha logrado construir una maqueta a escala real del aparato. 

Todas las evidencias indican que la situación podría cambiar de manera cardinal cuando la Fundación Rusa de Estudios Avanzados —análoga a la norteamericana DARPA— esté plenamente operativa, ya que esta entidad se encargará de la toma de decisiones relativas a la elaboración, prueba e incorporación de robótica militar en el ejército.

Tomado de  http://rusiahoy.com