“Hay fuertes sospechas concretas, pero no todavía no tenemos
la prueba irrefutable” de que los rebeldes utilizaran el agente
neurotóxico”, señaló Carla Del Ponte.
Por otra parte, la publicación estadounidense worldtribune.com dio a conocer ayer un informe del investigador Yossef Bodansky,
que señala que “un creciente número de nuevas evidencias de numerosas
fuentes en Oriente Medio -en su mayoría afiliadas a la oposición siria y
sus patrocinadores- crean un caso muy sólido, basado también en pruebas
firmes, de que los ataques químicos en los suburbios de Damasco fueron
una provocación premeditada de la oposición siria.”
El informe señala que estos datos deberían de “situar el “horror” de la Administración Obama en una diferente perspectiva”.
En los días 13 y 14 de agosto (una semana antes del ataque químico en
Damasco), fuerzas de la oposición siria en Turquía comenzaron los
preparativos de un gran ataque. Los encuentros iniciales entre
altos jefes militares de la oposición siria y representantes de la
inteligencia estadounidense, qatarí y turca tuvieron lugar en
la base militar turca de Antakya, en la provincia de Hatay, que es
utilizada como centro de mando y cuartel general del Ejército Sirio
Libre. Durante la reunión los altos jefes militares de la oposición, que
llegaron de Estambul, informaron de una escalada inminente de
la lucha debido a un “acontecimiento que cambiaría el curso de la
guerra” y “que llevaría a un bombardeo norteamericano de Siria.”
Estos jefes militares regionales de la oposición debían preparar sus
fuerzas para explotar los bombardeos estadounidenses con el fin de
atacar Damasco y derribar al gobierno de Bashar al Assad, explicaron.
Los oficiales de inteligencia qatarí y turcos aseguraron a los jefes del
ESL que ellos suministrarían una gran cantidad de armas para esta
ofensiva.
De este modo, una cantidad de armas sin precedentes fue entregada a los militantes sirios en la Provincia de Hatay en los días 21 al 23 de agosto.
Sólo en el área de Reyhanli, las fuerzas de la oposición recibieron más
de 400 toneladas de armas, principalmente misiles antiaéreos disparados
desde el hombro y municiones para ametralladoras. Las armas fueron
distribuidas desde almacenes controlados por agentes de inteligencia
turcos y qataríes bajo la supervisión de otros agentes de la
inteligencia estadounidense.
Estas armas fueron introducidas en Siria en más de 20 camiones y
distribuidas en varios depósitos. Tras estos cargamentos varias
toneladas de armas más fueron introducidos en Siria durante el fin de
semana del 24 al 25 de agosto, incluyendo sofisticados misiles
antitanque y cohetes. Estos cargamentos de armas eran, según fuentes de
la oposición siria en Hatay, “las mayores” que habían recibido “desde el
inicio del conflicto hace dos años”. Las armas han ido a parar a
fuerzas rebeldes que operan en el área de Idleb y Alepo, incluyendo a
los grupos pro-Al Qaida, que constituyen la mayor fuerza rebelde en el
área.
Diversos responsables de la oposición siria y los estados árabes patrocinadores subrayaron que estas armas fueron entregadas en anticipación del impacto que iba a tener el bombardeo de Siria por los estadounidenses y sus aliados occidentales.
Los encuentros de coordinación de este ataque tuvieron lugar el 26 de
agosto en Estambul. Al encuentro político de coordinación acudió el
embajador estadounidense en Siria, Robert Ford. Oficiales de la
inteligencia estadounidense acudieron también a los encuentros de
coordinación militar en la base turca de Antakya. Los líderes militares
del ESL recibieron la información de que el bombardeo tendría lugar en
pocos días.
Surge aquí la cuestión del conocimiento que tuvo EEUU de la provocación que se preparaba.
Los responsables de la inteligencia estadounidense tuvieron que conocer
que la oposición siria esperaba “un acontecimiento que cambiará el
curso de la guerra” y que “provocará un ataque militar estadounidense”.
Pero incluso si la Casa Blanca no supo con anticipación que la
provocación química iba a tener lugar, ellos deberían de haber
sospechado que el ataque químico era el “acontecimiento que cambiará el
curso de la guerra”. En tal circunstancia, la Administración
estadounidense debería de haberse abstenido de acusar a Damasco del
ataque químico y amenazar con una represalia, hecho éste que convierte a
la Casa Blanca de Obama en un cómplice al menos de tales hechos.
Por otro lado, señala Bodansky, la organización
Médicos Sin Fronteras afirmó que los pacientes en hospitales sirios que
visitó hablaron de un “agente neurotóxico” sin precisar, lo que podría
ser tanto gas sarin, como gases lacrimógenos concentrados o pesticidas
de alta concentración. Los diferentes tipos de pestilencias, que
describieron algunos testigos, parece coincidir con el “gas sarin
casero” que manejan los grupos armados (El gas sarin militar no tiene
olor) o agentes improvisados como pesticidas.
En otro incidente, un sirio que acudió a Beirut a buscar ayuda médica
fue llevado al Hospital Farhat en la capital libanesa. La
Administración estadounidense inmediatamente afirmó que era una víctima
del gas sarin y que “habían sido encontradas muestras del mismo en su
sangre”. Sin embargo, según el director de Operaciones de la Cruz Roja
Libanesa, George Kettaneh, el herido huyó del hospital antes de que
pudieran serle extraídas las muestras. Las autoridades libanesas están
buscando ahora al misterioso sirio que se halla desaparecido. Esto
apunta también a una provocación propagandística para inculpar a Siria.
El 24 de agosto fuerzas sirias hallaron un túnel en Yobar, en
Damasco, donde los rebeldes habían almacenado gases tóxicos. Éstos
fueron empleados por los militantes en la lucha y varios soldados sirios
resultaron intoxicados. Algunos de los ellos se hallan en una condición
crítica”. Al día siguiente, al menos cuatro combatientes de Hezbolá que luchaban en el área resultaron igualmente intoxicados.
Bodansky concluye su informe señalando que muchos sirios que no
apoyan al gobierno de Bashar al Assad creen ahora que la oposición siria
fue responsable del ataque químico del 21 de agosto en Damasco con el
fin de provocar un ataque militar de EEUU y sus aliados en Siria. Entre
ellos está Saleh Muslim, líder del Partido de la Unión Democrática Kurda
(PYD). “El régimen sirio... tiene armas químicas, pero no las
utilizaría a cinco kilómetros de donde se hallaba el comité de la ONU
que está investigando las armas químicas. Por supuesto, ellos no son tan
estúpidos como para hacer eso”, dijo Muslim a Reuters el 27 de agosto.
Él cree que el ataque fue “una provocación destinada a culpar a Assad y
provocar una reacción internacional”. “Las partes que quieren culpar al
régimen sirio son los responsables de este ataque”, añadió.
“Es imposible que la Administración Obama desconozca estos hechos.
Así pues, ¿por qué ella se ha apresurado a culpar a Assad? ¿Cómo puede
la Administración Obama continuar apoyando a la oposición siria, que ha
matado intencionalmente al menos a 1.300 civiles con el fin de provocar
una intervención estadounidense?”, concluye Bodansky.
Yusuf Fernandez - Al Manar
http://www.tercerainformacion.es
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