El pasado 3 de agosto, en Caracas, el
presidente de la
República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, encabezó la XVIII entrega del Premio
Internacional de Novela “Rómulo Gallegos”(2) y entregó el premio al escritor
puertorriqueño Eduardo Lalo.
Durante su intervención(3), el mandatario venezolano
-debido a la nacionalidad del ganador del premio- hizo en particular referencia
a las aspiraciones independentistas de Puerto Rico, hoy colonia norteamericana.
Sucesivamente hizo un breve recurrido de las
luchas de liberación de Nuestra América y habló de los sueños que se hicieron realidad y de los que quedaron pendientes,
es decir, la independencia de Cuba y de Puerto Rico, dos países que tras la
guerra hispano-cubano-norteamericana(4) se convirtieron respectivamente en protectorado y colonia de los
Estados Unidos.
El presidente venezolano siguió hablando de
la independencia definitiva que pudo conquistar el pueblo de Cuba en 1959 y de
su sucesiva heroica resistencia frente a las agresiones procedentes del Norte y
al final -reiterando que los sueños independentistas quedaron pendientes-
indicó la bandera de Puerto Rico y afirmó: “¡qué
hermosa se ve esta bandera!”. Luego tomó las banderas de Venezuela y de
Puerto Rico, las unió con su mano y dijo: “Al
final es la misma bandera. Y yo estoy seguro, porque así lo sentimos, que más
temprano que tarde nosotros veremos reverdecer -del pueblo de Roberto Clemente,
del pueblo de Filiberto Ojeda, del pueblo que es capaz de parir un escritor
como Eduardo Lalo- la fuerza de la dignidad, de la independencia, y más
temprano que tarde escucharemos el nacimiento de una república en Puerto Rico,
libre e independiente”.
Inmediato fue el intento de descreditar, una
vez más, la imagen del mandatario venezolano, tratando de manipular
groseramente los hechos. Haciendo exclusivamente referencia a la parte
conclusiva del discurso de Maduro sobre la Revolución cubana y a
su afirmación “¡qué hermosa de ve esa
bandera!”, muchos medios -notoriamente antiprogresistas y vehementes
opositores de los procesos sociales de Nuestra América- trataron de difundir la
idea de que Maduro confundió la bandera de Puerto Rico con la de Cuba.
La agencia de noticias española Europa Press publicó
un artículo -reproducido sin ninguna averiguación por decenas de otros medios
españoles e internacionales- titulado “Maduro confunde la bandera de Puerto
Rico con la de Cuba”(5) en el que afirmó que “Maduro
haciendo referencia a los lazos de Venezuela con Cuba tomó ambas banderas, la
de Venezuela y Puerto Rico, haciendo alusión a los lazos entre Cuba y su país”.
Diario de Cuba(6), tratando de reiterar esa manipulación, tocó
el ridículo al publicar un video de youtube(7) que
llevaba esa descripción: “El Presidente
Nicolás Maduro opaca la bandera de Venezuela con la de Cuba en pleno acto
televisado por VTV.” Es decir, el citado periódico anticubano intentó
divulgar la idea de que Maduro confundió las dos banderas y, como herramienta
para avalar esa teoría, utilizó un video donde sí se afirmaba erróneamente que
la bandera de Puerto Rico era la de Cuba.
No se hizo esperar tampoco la banal
intervención de la bloguera -mercenaria, anticubana, antiamericana y
pronorteamericana- Yoani Sánchez, quien -en su cuenta twitter(8)- publicó dos
mensajes. En el primero escribió “Penosa
y sintomática equivocación de Nicolás Maduro al confundir bandera de Puerto
Rico con la de Cuba en entrega del premio Rómulo Gallegos”. Y en el
segundo: “Improvisación, falta de
referencialidad, poco conocimiento de la historia regional y hablar compulsivo
lleva a... confundir banderas”.
Si por un lado este grosero intento de
manipulación muestra una vez más todo el carácter antiprogresista de muchos
sectores españoles y de la misma América Latina, por el otro deja bien clara la
desesperación en la que se encuentran esas facciones ‘políticas’ que se oponen
a la unidad de Nuestra América y a la verdadera independencia de sus pueblos. Precisamente
la desesperación frente a un proceso indetenible los está llevando a tratar de
descreditar las imágenes de los líderes y, a falta de un discurso político
auténtico y válido, lo único que les queda es la manipulación, el embuste, el
fraude, la mentira y la difamación, quizás como último movimiento agresivo de
una feroz bestia sangrienta que sabe que está destinada a una inevitable muerte.
Por Vincenzo Basile (Capítulo
Cubano)(1)
(1)http://capitulocubano.blogspot.com
(2)http://www.correodelorinoco.gob.ve/foto-dia/asi-fue-xviii-entrega-premio-internacional-novela-%E2%80%9Cromulo-gallegos%E2%80%9D-fotos/
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