Les
adelanto que este tema de hoy les puede aburrir. A mí también. Aburre por
falso, por insustancial, porque es un tema de circo. Con perdón, como siempre digo,
de los grandes circos del mundo. Pero lo que ha sido el tema de esta semana en
Miami, además de la lamentable muerte de un joven artista colombiano en Miami
Beach después de recibir una descarga de pistola eléctrica por parte de un
policía y el arresto de dos alcaldes por soborno, es el desembarco en esta
ciudad del llamado opositor de Placetas Jorge Luis García Pérez, alias Antúnez.
Empecemos
por aquí mismo, porque cuando uno tiene un “alias” es porque ha decidido
comportarse como un guerrero, como un luchador, y este hombre, además de estar
preso 17 años por delitos comunes, no ha hecho otra cosa que darle a la
lengua para difamar a su pueblo.
Antúnez
declaró, para tomar ventaja sobre otro mitómano que se encuentra por acá, el
titulado disidente Guillermo Fariñas, también con alias (El Coco), que en la
región central de Cuba hubo una movilización de tropas del ejército y la
policía por temor a “manifestaciones” de apoyo a su viaje. Pero al señor Jorge
Luis García Pérez le han puesto en Miami otros alias más inaceptables. En ese
centro de propaganda que es el Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos
(ICCAS) que dirige Jaime Suchlicki, se han atrevido a decirle el Antonio Maceo
de nuestros días; o el León de Placetas, sucesor del Mayor General Vicente
García, el León de Las Tunas. Han aplaudido esa absurda comparación personas
como Ángel de Fana y Hubert Matos, que no significan nada en el presente y el
futuro de Cuba y se empeñan en difamar a la revolución en cenáculos
reaccionarios de países como Costa Rica, Argentina y Chile.
En
cuanto al supuesto apoyo público a su viaje, se sabe que en la misma Placetas,
incluso poniendo comida y bebida el día de su cumpleaños, Antúnez no reúne ni a
diez personas. Lo muestran además los videos que exporta con el logo del
Directorio, que es quien ordena: son cuatro gatos.
Aquí
en Miami Antúnez fue recibido solo por las personas que hicieron la invitación
formal para que obtuviera el visado. No llegaban a la decena y son todos
miembros de dos organizaciones anticubanas: el citado Directorio Democrático de
Orlando Gutiérrez Boronat y su esposa Janisset Rivero, y MAR por Cuba, de
Silvia Iriondo; unidas ahora en un engendro llamado Asamblea de la Resistencia
Cubana, que de paso se confabula con la Unión Liberal de Carlos Alberto
Montaner. Apenas un medio se molestó en cubrir la llegada de Antúnez en la
noche del domingo 4 de agosto al Aeropuerto Internacional de Miami: el Canal
41, que envió como reportero a Juan Manuel Cao. Pero Cao lo mismo cubre una pesquería
en un canal, el nado de un cocodrilo en el everglades, que una carrera de
palomas en Hialeah. Aunque la verdadera especialidad de Juan Manuel Cao no es
la flora y la fauna de la Florida: es contar historias calumniosas y falsas
sobre Cuba.
Y
por supuesto que fue también a recibirlo su hermana Berta Antúnez, fiel
empleada del Directorio, que contribuye a que los ingresos de Jorge Luis en
Placetas asciendan, según se dice en esta ciudad, a unos mil CUC mensuales. Lo
que si no representa la primera fortuna de la llamada oposición cubana, que
está en manos de Yoani Sánchez, sí califica como la mayor remesa. Con mil CUC
mensuales se puede vivir tranquilamente en Placetas, sobre todo accediendo a
los servicios médicos y educacionales que ofrece la revolución; y sin pagar
impuestos sobre la vivienda y hasta sobre los ingresos.
Antúnez
es el preferido de lo peor de la contrarrevolución cubana en Miami. Es el
hombre de los hermanos Díaz-Balart, de Ninoska Lucrecia Pérez Castellón y Diego
Suárez del llamado Consejo por la Libertad de Cuba o CLC, de los recalcitrantes
millonarios Remedios Díaz Oliver y Gus Machado, y de la congresista Ileana
Ros-Lehtinen.
A
Antúnez le parece poco la contradictoria política del presidente Barack Obama
hacia Cuba porque prefiere el apoyo de los alabarderos miamenses de George W.
Bush. El mismo lunes 5 de julio, unas horas después de llegar, Antúnez
declaraba a la radio de Miami, a sus compinches Ninoska Lucrecia y Armando
Pérez Roura, que él venía a Estados Unidos a criticar al presidente Obama y a
“personajillos” (son sus propias palabras) como el congresista Joe García.
Proyecciones
como esta explican que un medio perteneciente al gobierno norteamericano como
la llamada Radio y Televisión Martí no cubriera su llegada; y ni siquiera
escribiera su nombre en el tardío titular que le dedicó, hablando de un
“matrimonio opositor” llegado de Cuba. Antúnez vino acompañado de su esposa
Yris Tamara Pérez Aguilera, líder de un supuesto movimiento nacional de
resistencia femenina que nadie conoce. Tampoco El Nuevo Herald le hizo mucho
caso; ni le pusieron esas ridículas escoltas que han tenido otros disidentes,
que con Yoani llegaron al ridículo de usar camionetas negras con cristales
oscuros como las del servicio secreto.
Aunque
El Nuevo Herald tuvo el “honor” de dar la primicia sobre la convocatoria de
Antúnez a un “paro nacional gradual” que ni siquiera él mismo se cree, pues
solo se trata de otra engañifa para entretener por más tiempo a los crédulos
del llamado exilio histórico. La propia Ninoska Lucrecia, desesperada y
desesperanzada, declamó en uno de sus programas: “Ay Antúnez, tú no sabes como
yo te agradezco que digas esas cosas”. Como he estado diciendo, esta gente está
cansada y derrotada.
La
“escolta” de Antúnez la conforma el flamante jefe nacional ejecutivo del
llamado Directorio Democrático Orlando Gutiérrez Boronat, que es quien le
rectifica los disparates. Como cuando declaró en el propio Aeropuerto que lo
que hacía falta en Cuba era dar “fuego”, aclarando después que se refería a una
“candela pacífica”. También forma parte de la “escolta” Janisset Rivero, esposa
de Orlando y colega en la obtención de financiamiento; y John Suarez, un mulato
cubanoamericano de alta estatura (física), que después de una vida dedicándose
a amenazar a funcionarios y amigos de Cuba en los foros internacionales, ahora
se dedica a posar de pacifista en los rincones de Miami.
En
Miami Antúnez tampoco ha sido claro respecto al delito que le llevó a prisión.
Que fue una causa común está fuera de dudas, porque él mismo lo reconoce en una
entrevista al periodista norteamericano Tracey Eaton que puede consultarse
en Vimeo. Una versión suya dice que fue por robar como Robin Hood a una
dependencia del gobierno cubano; creo que radios o televisores. Pero lo cierto
es que para merecer 17 años por eso hubiera tenido que robar equipos como para
cinco provincias.
Seguramente
quienes le daban órdenes, al parecer insatisfechos con su expediente delictivo,
le indicaron que politizara sus antecedentes y Antúnez empezó a decir que
a principio de los años 90 había interrumpido gritando consignas un discurso
del entonces Primer Vicepresidente cubano Raúl Castro. Un cuento que nadie
cree, tan absurdo como los del Coco Fariñas, que implica una dudosa capacidad
para romper un cerco de seguridad estricto; y de lo que por demás no hay
evidencias en ningún documento o testimonio de la época.
En
junio del 2009 Antúnez declaró a Carlos Serpa Maceira, un periodista con acceso
a estos grupos que luego se reveló como agente de la Seguridad del Estado, que
él se había convertido en preso político en la propia cárcel. En otra ocasión el
propio Serpa Maceira, mientras grababa declaraciones de Antúnez sobre la
presunta detención con golpizas a su esposa en Placetas, llamó a la casa donde
comprobó que su esposa Yris Tamara se encontraba mirando televisión y
disfrutando de una apetitosa merienda. Como parte de sus mitos, Antúnez le
declaró al periodista que en le cárcel le echaban perros y le habían torturado,
dejándole cicatrices en la cara que nadie ha visto.
En
verdad Antúnez llegó a Miami un poco pasado de peso, rebosante de salud y con
un cogote de cuarta y media, dispuesto a seguir anchándolo en las cafeterías de
la sagüesera miamense.
Edmundo
García
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