sábado, 19 de septiembre de 2015

El increíble arsenal de bombas atómicas de Israel

Israel oculta sus bombas atómicas y sus letales armas químicas, bajo el subterfugio de una deliberada política de “ambigüedad”, que no niega ni acepta su posesión, pero que la insinúa sutilmente; altos funcionarios lo han admitido, incluyendo al expresidente Shimon Peres.

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Exitosamente, Irán negoció su desnuclearización a cambio de suspender férreas sanciones del P5+1, mientras Israel, con 400 bombas termonucleares, ni siquiera le compele firmar el Tratado de No Proliferación de las armas nucleares (TNP), erosionando el orden internacional y el consenso universal. 

La tóxica desinformación global respecto del pacífico proyecto nuclear iraní (que a 20% de enriquecimiento de uranio dista del 90% mínimo para fabricar una bomba atómica) oculta deliberadamente la posesión nuclear de Israel.

Julián Borge, del rotativo británico The Guardian, centró la atención sobre el arsenal nuclear secreto de Israel, quien fustiga en hurtar secretos nucleares y desde la década de los 50 fabrica clandestinamente sus bombas. Los gobiernos occidentales, incluyendo Estados Unidos y el Reino Unido fingen ignorarlo.

Tres potencias (Francia, Estados Unidos y el Reino Unido), miembros permanentes del Consejo de Seguridad, otorgan a Israel materiales, tecnología nuclear y beneplácito a su poderosa “red de agentes clandestinos” de la Oficina de Enlace Científico (Lakam), a cargo de las Operaciones Especiales del Mossad.

En 1986, el valiente científico israelí, Mordejai Vanunu, reveló secretos de la planta nuclear de Dimona, lo cual le valió su encarcelamiento durante 18 años. Actualmente, es uno de los héroes boicoteado por los multimedia occidentales (en su mayoría por sus carceleros), prohibiéndole salir de Israel y siendo víctima de inconcebibles restricciones en el siglo XXI.

Según desclasificación de archivos secretos de febrero de este año, un extenso reporte del Pentágono develó en la década de los 60 (una generación antes de las revelaciones de Vanunu), que el programa nuclear de Israel, estaba casi paralelo a la capacidad existente en los Laboratorios Nacionales de Estados Unidos. Se refirió a un acuerdo secreto en 1959, sobre la venta de agua pesada en Noruega a Israel, con intermediación del Reino Unido.

Israel oculta sus bombas atómicas y sus letales armas químicas, bajo el subterfugio de una deliberada política de “ambigüedad”, que no niega ni acepta su posesión, pero que la insinúa sutilmente; altos funcionarios lo han admitido, incluyendo al expresidente Shimon Peres.

En 1979, el satélite estadounidense Vela, detectó la tercera prueba nuclear de Israel en las costas de Sudáfrica, a cuyo régimen de apartheid ayudó también a fabricar sus bombas nucleares, desmontadas posteriormente por Nelson Mandela.

El portal The Atlantic considera que las bombas atómicas de Israel constituyen su peor secreto guardado, estimándolas en 400. Estados Unidos despidió a un empleado del laboratorio Los Alamos, James E. Doyle (quien favorece la abolición de armas nucleares), por difundir en un artículo el secreto sobre sus poseedores en el planeta.

William Greider comentó en el portal The Nation, que oficialmente el Pentágono reconoció que Israel posee una “asombrosa tecnología de armas nucleares similar a la de Estados Unidos”. Había observado la ocultación de dicho armamento israelí cuando losmultimedia se enfocaban en las ambiciones de Irán.

Greider, y los expertos del Centro de Contra Proliferación de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, aducen también que Israel posee alrededor de 400 bombas termonucleares, confirmado por Global Security.org, muy cercano al Pentágono. Ahora el secreto subyace en su alta letalidad.

En el ranking del club nuclear global, a la zaga se encuentra Estados Unidos (7,500), Rusia (7,200), Israel se ubicaría en el tercer lugar (400), Francia (300), China (250), el Reino Unido (225), Pakistán (120), India (110) y Norcorea (10).

Lo anterior plantea lo siguiente: Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, no pueden exigir a otros países firmar el TNP, cuando eximen de ello a Israel, que no es sujeto de ninguna inspección de la AIEA.

Hasta ahora, Israel se ha negado a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear, pese a la presión internacional. Es inconcebible que, en el siglo XXI, Israel viva en un gueto nuclear, al margen de la ley internacional y del consenso universal.

Por Gustavo Adolfo Vargas* 

*Diplomático, Jurista y Politólogo.

http://www.lajornadanet.com/diario/opinion/2015/septiembre/18.php

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