Fortalecer las instituciones democráticas, penetrar
en la base política de Hugo Chávez, dividir el chavismo, proteger los
negocios de Estados Unidos y aislar al fallecido gobernante venezolano,
fueron los objetivos que trazó, a través de la Agencia de Estados Unidos
para el Desarrollo Internacional (Usaid), el ex embajador de ese país
en Venezuela, William Brownfield.
Según la agencia Andes, en un mensaje enviado a Washington en
noviembre de 2006, el diplomático contó los resultados de su trabajo
desde 2004. Hasta 2006, la Usaid donó unos 15 millones de dólares a más
de 300 organizaciones y les ofreció apoyo técnico y capacitación a
través de la Oficina de Iniciativas de Transición (OTI).
La Usaid pretendía llevar ante la Corte Internacional casos de
supuestas violaciones de los derechos humanos en Venezuela para socavar
la credibilidad de Chávez. Además, la Usaid gastó más de un millón de
dólares en 3.000 foros para reunir a activistas de la oposición con
simpatizantes de Chávez, dando la oportunidad a los primeros “de
interactuar con chavistas para alejarlos lentamente del chavismo”.
La Embajada organizó visitas de Brownfield a “zonas pobres del país”
para demostrar “la preocupación de EE.UU. con el pueblo venezolano”. La
OTI invitaba a docentes universitarios, miembros de ONG y líderes
políticos internacionales a participar en sus eventos para que al volver
a sus países “se convirtieran en aliados de la oposición venezolana” en
el extranjero. En 2010 se aprobó una ley en Venezuela que prohibía el
financiamiento externo para fines políticos en el país, lo que llevó al
cierre de la OTI.
ANDES
Tomado de Contrainjerencia
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