El gobernador de Florida, Rick Scott, se ha estado dedicando a promover una fuerte campaña contra el gobierno de Nicolás Maduro, reuniéndose con representantes de los grupos de escuálidos que conspiran, diariamente, contra la Revolución Bolivariana. Estas acciones de Scott se encajan dentro de la actual política anti venezolana promovida por los principales representantes de la ultraderecha cubano americana, residentes allí, y que capitanean en el Congreso su guerra sucia contra el presidente Maduro.
Scott
se comprometió con enviar una petición a Obama pidiendo una política más agresiva contra Venezuela. Aunque no es la primera vez que lo hace, pues en febrero pasado escribió otra carta al presidente solicitando duras sanciones contra funcionarios venezolanos, no cabe la menor de las dudas de que sus posiciones responden solo a reforzar su figura política y abrir paso a sus compinches en las venideras elecciones.
Creo que Scott debe dejar ese sucio papel injerencista y preocuparse más por los acuciantes problemas del estado que dirige. Por ejemplo, Florida, tiene la segunda tasa más alta de residentes no asegurados en el sistema de salud; una engañosa disminución de la tasa de desempleo cuando aún son considerables los ciudadanos que carecen de empleo; una pobreza que llega a la alarmante cifra de 2,7 millones, e ellos 1,2 millones en pobreza extrema; los serios problemas en educación detectados por el Programa para el Análisis de Estudiantes
Internacionales, que mide las
capacidades y destrezas de jóvenes de 15 años de edad en matemáticas,
ciencias y comprensión de lectura, y que determinó una catástrofe por debajo de la media internacional; a esto se suma que La Florida está en el rango de 47 a 50 en la nación, en cuanto a
financiamiento para la educación; los altos índices de violencia y crímenes en las ciudades del Estado; la enorme brecha entre ricos y pobres que coloca a ciudades como Miami entre las cinco con mayor brecha en EE UU, según el informe de Brookings, un centro de estudios con sede en Washington; a lo que se suma que la carencia de disponibilidad y acceso a los
alimentos en ese estado, donde 3,1 millones de personas no tienen qué comer.
Creo, sinceramente, que el gobernador Scott debe mirar primero hacia su gobierno antes de cuestionar a otras naciones, donde los índices de pobreza, criminalidad y desamparo social son menores que los propios. La Política, señor Scott, significa compromiso, no burda palabrería.
Percy Francisco Alvarado Godoy
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