"La idea de la Fundación en diciembre de 1993 era precisamente que una célula que yo supuestamente tenía dentro del país, colocara los explosivos en cuatro hoteles de Ciudad de La Habana, posiblemente entre los días 24 y 25 de diciembre, o sea, en Nochebuena y Navidad. Debían detonar al mismo tiempo. Las cápsulas de fósforo vivo se colocarían en varios teatros y cines de la capital. El objetivo era que, al explotar todo, se armara un caos en el país.
Percy Alvarado Godoy (Guatemala, 1950) es el autor de Confesiones
de Fraile, el testimonio de un agente antiterrorista infiltrado en los
grupos anticubanos de Miami. El libro se presentó con extraordinario éxito de
público en la Feria Internacional del Libro de La Habana. Prueba con
extraordinaria profusión de datos los estrechos vínculos entre connotados
criminales, como Luis Posada Carriles, y la Fundación Nacional Cubano
Americana. También, la responsabilidad de esta organización en los principales
atentados terroristas contra Cuba en la década del 90.
Fraile cuenta a Antiterroristas.cu cómo y por qué
su vida cambió totalmente, después de una entrevista que le concedió a The
New York Times, en agosto de 1998, un mes antes de que fueran apresados los
cinco cubanos que hoy guardan prisión en Estados Unidos -"mis cinco
hermanos", dice Percy. Hasta hoy, el diario norteamericano no ha publicado
una palabra de ese diálogo.
-¿Cómo prueba usted que la Fundación tenía un ala militar
secreta, dirigida a organizar acciones terroristas contra Cuba?
-En la primera etapa de mis vínculos con la Fundación en noviembre de 1993,
sus propios directivos se identificaron conmigo como miembros del Frente
Nacional Cubano -estoy hablando de Luis Zúñiga Rey, Francisco José Hernández
Calvo y Horacio Salvador García Cordero. En mi primer encuentro con Luis Zúñiga
Rey él me dice que este grupo tiene como propósito derrocar al gobierno
de Cuba mediante acciones violentas. Su estrategia es tenía un doble propósito:
tratar de demostrar que existía una resistencia contra el gobierno cubano
dentro de Cuba, y tratar de demostrar que las acciones que nosotros realizáramos
eran protagonizadas por sectores de las FAR y el MININT descontentos con el
gobierno cubano.
"En una entrevista con Tim Golden, periodista del New York Times en agosto
de 1998 y tras la cual finalizó mi trabajo como agente antiterrorista, le
expliqué todo esto, e incluso le hice una caracterización de este grupo,
y todas las acciones que ellos plantearon hacer en los últimos dos meses de
1993."
-¿Cuáles eran estas acciones?
- La FNCA y, fundamentalmente su ala terrorista, tenía pensado en la tercera
decena de diciembre de 1993 desarrollar una serie de acciones terroristas
a gran escala, simultáneas, para lo cual yo tenía que salir hacia alta mar y
recoger cuatro aparatos explosivos, ocho cápsulas de fósforo vivo y algunas
armas.
"También, me iban a entregar propaganda escrita para distribuir
paralelamente al desarrollo de estas acciones de corte violento... En esos
momentos ya ellos tenían claro en su estrategia terrorista que el golpe
principal contra Cuba debía estar dirigido, en primer lugar, hacia el turismo.
En segundo lugar, querían asestar golpes, como en los años 60, en lugares de
gran conglomerado de ciudadanos cubanos."
-Algunas de estas acciones terroristas realmente lograron
concretarlas unos años después...
-Tiene que quedar bien claro que en esta etapa de diciembre de 1993, que fue
frustrada por nuestros órganos de la Seguridad del Estado y estaba encaminado
directamente a provocar una catástrofe. Por supuesto, hay que valorarla y
evaluarla como el antecedente más inmediato a la oleada terrorista que se
desarrolló unos años después financiada y organizada por la propia Fundación
y utilizando a Posada Carriles y a los mercenarios centroamericanos.
-¿Qué otras evidencias recibió el New York Times?
-Es importante aclarar que yo tuve la orientación de la jefatura de los Órganos
de la Seguridad del Estado de entregarle a Tim Golden todos los elementos que él
quisiera tener sobre estos atentados. También, una panorámica de las
orientaciones que me dio la FNCA en los meses subsiguientes que abarcaron desde
enero de 1994, una vez que se frustraron estas acciones de diciembre de 1993,
hasta agosto de 1994. Le di detalles de cómo la Fundación buscaba información
de interés dentro de la Isla para otras acciones, y que ellos habían dejado
siempre bien claro que también pasaban esta información a los servicios
norteamericanos. Alfredo Domingo Otero, por ejemplo, siempre me hablaba de que
todos "mis servicios" dentro de Cuba servirían también a
"otras personas".
"La información que me pidieron -con filmaciones, fotografías y
registros- tenía que ver con el sistema electroenergético nacional cubano,
desde ubicación de las principales centrales termoeléctricas hasta sus
sistemas de seguridad. Hacían mucho énfasis en detectar la vulnerabilidad en
las centrales termoenergéticas, particularmente la de Antonio Guiteras, de
Matanzas, la de Santa Cruz del Norte, la del Mariel y la de Cienfuegos. Pepe
Hernández, personalmente, me pidió que filmara la termoeléctrica Antonio
Guiteras, de la ciudad de Matanzas, que caracterizara su sistema de vigilancia y
viera la posibilidad de realizar un ataque por mar.
"Toda la búsqueda de información sobre aspectos y tópicos de índole
económico estaba dirigido no a la búsqueda de información de inteligencia
sobre la base de indicadores productivos o económicos, sino fundamentalmente a
la detección de la vulnerabilidad de su sistema defensivo."
-¿Solo las termoeléctricas?
-Se interesaron por todo lo relacionado con los centrales azucareros en la
parte occidental del país, y la fábrica de cemento René Arcay, de
Mariel y la termoeléctrica de Tallapiedra en Ciudad de La Habana... También,
en el sistema de presas y micropresas en la parte occidental del país,
enfatizando en cómo se podía acceder a ellos sin tener una vigilancia. Es de
suponer que en una presa y una micropresa, como es un conglomerado de agua, no
se puede hacer detonar una bomba. Lo lógico era que se estaba pensando en
algunas acciones de corte biológico.
"A Tim Golden también le hablé del interés de la FNCA por ciertos
objetivos de la vida social y política. Querían saber sobre la Clínica
Internacional Cira García -fotografiar, filmar este objetivo-, así como el
hospital CIMEQ, del oeste de la capital, enfatizando también en los sistemas de
vigilancia que tenían estos y la posibilidad de realizar alguna acción
violenta contra ellos. Desde el punto de vista de la vida política me
plantearon filmar, fotografiar y microlocalizar el Palacio de las Convenciones,
el Comité Central del Partido, la sede del MININT y de Villa Marista. Parte de
esa información se trasmitió a través de un teléfono celular, y
conservamos algunas grabaciones que ustedes tienen ahora en el sitio
antiterroristas.cu, pero que se le entregaron a Tim Golden en 1998.
-Hubo muchos planes de atentados contra el Presidente Fidel Castro.
¿La Fundación expresó interés en él?
-Era fundamental para ellos. De los altos directivos del ala terrorista de la
FNCA, tal vez, lo más singular en Francisco José Hernández Calvo (Pepe Hernández),
fue un obcecado interés por la figura del Comandante en Jefe Fidel Castro. En
cada uno de los contactos que realizamos en febrero, marzo, abril, mayo, junio y
julio de 1994, siempre me dio como tarea permanente la búsqueda de información
sobre la persona del Comandante en Jefe. Me enfatizaba que debía, en primer
lugar, informarle lo más pronto posible si conocía algún movimiento que fuera
a realizar Fidel Castro dentro del territorio nacional o en el exterior.
"También, era tarea permanente ofrecer información sobre el estado de
salud del Comandante y, sobre todo, si podía detectar dirigentes dentro del
Estado que manifestaran discrepancias con él. Pepe Hernández me orientó
tratar de estudiar los movimientos del Comandante en Jefe dentro de la capital y
se analizó la posibilidad de realizar un atentado contra su figura, cuando
viajara por 5ta. Avenida, considerando que era una de las vías por la que él
circulaba con mayor frecuencia.
"Manifestaron, además, la idea crear una firma extranjera en Cuba. Me
orientaron que hiciera las gestiones preliminares con vistas a utilizar
esta firma importadora- exportadora de aparatos electrónicos (videocaseteras,
televisores), dentro de los cuales se podrían introducir propaganda y
explosivos. Llama la atención que esta modalidad la utilizaron años después
con los terroristas salvadoreños responsables de ejecutar los atentados contra
los hoteles, quienes trajeron el C-4 dentro de aparatos electrónicos."
-¿Le dieron algún equipamiento para realizar estas actividades?
-Sí, varios medios técnicos: teléfonos celulares, un equipo multitono,
compases magnéticos, brújulas, linternas con aditamentos para rayos
infrarrojos, etc, así como toda una serie de dispositivos con escondrijos para
pasar, sin ser detectados, propaganda, dinero falso, pegatinas, etc.
-¿Qué pasó después?
-A partir de septiembre del 94, Pepe Hernández personalmente me da la tarea
de visitar el cabaret Tropicana y hacer un estudio lugar. Les elaboré un
croquis, que se les entregó con filmaciones y fotos del el cabaret. Estaba
decidido colocar una bomba allí antes de finalizar este año. Era el segundo
intento de sabotear el lugar. El primero lo habían pretendido desarrollar a
través de Osiris Pérez Cabrera, reclutado también por Luis Zúñiga Rey y que
nuestros órganos de la Seguridad del Estado neutralizaron. El tercero fue
el año pasado, cuando Santiago Alvarez mandó a otros dos sujetos.
"En ningún momento me dijeron que iban a detonar un aparato con un alto
poder explosivo. Solo que querían colocar una bomba que causara ruido, asustara
a los turistas, y a cambio de eso me darían mucho dinero. Yo me negué a
involucrarme en la muerte de personas inocentes. Esos fueron los términos en
que yo negocié con ellos, tratando incluso de disminuir la peligrosidad de los
atentados. Indudablemente me engañaron o creyeron engañarme con la
promesa de que eso no iba a provocar ningún daño.
"Les dije que, como el objetivo era simplemente hacer ruido, la bomba se
podía colocar en los muros exteriores de Tropicana. Iba a hacer ruido y la voz
se correría de que explotó una bomba en Tropicana. Sin embargo, el propio Pepe
Hernández me planteó que la bomba debía ser colocada en el salón Bajo
las Estrellas y en el momento de mayor afluencia de público, cuando estuviera
finalizando el primer show. Él mismo recomendó que fuera colocada justo debajo
del lugar donde toca la orquesta, a unos seis metros de donde ejecutan el espectáculo.
"Inicialmente la Fundación manejó la posibilidad de que yo trajera las
bombas desde el propio territorio norteamericano. Ante mi preocupación, el
propio Domingo Otero me dijo que ellos no tenían ningún problema en
Miami para sacarlas, que ellos garantizarían que las bombas salieran por le
aeropuerto de esa ciudad. Recuerdo que este elemento se lo comenté a Tim
Golden, así como Alfredo Domingo Otero de que ellos tenían vínculos con otras
agencias del gobierno norteamericano."
-¿Le dieron los explosivos allí?
-No. Lo meditaron mejor, y me propusieron viajar a un tercer país, a
Guatemala. Yo soy guatemalteco y eso favorecería las cosas. Viajé el 22 de
noviembre del 94 a Ciudad Guatemala, y me alojé en el Hotel Camino Real, en la
Zona 10. A las nueve menos cuarto del día 23 aparecieron dos individuos, que
resultaron ser Gaspar Jiménez Escobedo y Luis Posada Carriles. La conversación
con ellos fue muy breve. Me plantearon que venían de parte de Pepe Hernández y
de Alfredo, y que el objetivo era darme el entrenamiento para que yo aprendiera
a manipular unos aparatos explosivos que yo llevaría a Cuba.
-¿Usaron sus nombres reales?
-No, Gaspar se presentó como Pumarejo y era un poco más
campechano, más abierto. Detrás de él, Posada Carriles estaba sumamente
callado e inexpresivo. No se presentó. Recuerdo que Jiménez Escobedo dijo: Yo
me llamo Pumarejo, y le contesté: ¿Cómo Gaspar Pumarejo? Y me dijo: Sí.
Entramos a la habitación, Posada Carriles estuvo en todo momento callado pero sí
intervino con la voz gangosa, usando palabras muy cortas, frases breves. El sólo
intervino para reiterar que no sería peligroso.
-¿Usted se dio cuenta desde el principio que él era Posada
Carriles?
-No, realmente no. Sí me llamó mucho la atención, pues su rostro tenía
algo familiar. Un hombre alto, canoso, con una cicatriz en el lado derecho de la
cara. Claro, en ese momento no lo asocié, pero yo había visto su cara muchas
veces, más joven, en las fotos que circularon del responsable del atentado
terrorista contra el avión de Cubana frente a las costas de Barbados, en 1976.
Posada me ratificó que no me preocupara por las bombas, que iban a llegar sin
problemas a Cuba y que no iba a ser peligroso su traslado. Al día
siguiente los volví a ver en el hotel: a Posada Carriles, en el lobby y en la
carpeta, con otro individuo, delgado, mucho más joven, de bigote; y vi a
Gaspar Jiménez Escobedo, con otras personas cenando en el restaurante.
"Luego volvieron a visitarme y me trajeron dos frascos, uno de champú y
otro de acondicionador. Me dijeron: ahí está la pólvora líquida, que
no va a hacer ningún estrago el cabaret Tropicana. Me entregaron un estuche con
plumones de seis colores: en el plumón negro y en el rojo venían cápsulas
detonadoras metálicas de calibre número seis. Les planteé mi preocupación de
qué pasaba si eso explotaba, y me explicaron que debía separar los
componentes. Ahí fue Posada Carriles el que me dio la clase."
-¿Hablaron alguna vez de la Fundación?
-Una de las mayores ambiciones de Posada Carilles ha sido dinamitar aviones
que viajaran a Cuba y hay evidencias de que realizó varios intentos por volar más
de un avión de AeroSegovia, de amenazas a los aviones de LACSA y de CUBANA.
Esta vez tuvieron la oportunidad de volar el avión en el que yo viajaría
a Cuba. ¿Por qué no la aprovecharon? La explicación es lógica: Posada
Carriles se subordinaba a la decisión de la Fundación, que quería poner esa
bomba en Cuba. Él me dio la seguridad absoluta de que como estaban dispuestos
los artefactos explosivos, los componentes, no iba a haber ningún problema. Y
efectivamente no lo hubo.
-Por fin, ¿eran bombas que solo hacían ruido?
-En Cuba, de inmediato, nuestros órganos de Seguridad comprobaron lo
siguiente: primero, que las dos personas que me habían entrevistado y entrenado
en Guatemala, eran Posada Carriles y Gaspar Jiménez. Segundo, que la supuesta pólvora
líquida que solo iba a hacer ruido era un total de 900 gramos de C-4.
Cuatrocientos cincuenta gramos en cada uno de los pomos plásticos.
"Creo que no hay que ser muy ducho en materia de explosivos para imaginar
que, si yo hubiera sido un mercenario y no alguien que trabajaba en las entrañas
del monstruo para defender a Cuba y a personas inocentes sean de donde sean,
como lo hicieron mis cinco hermanos que están presos en Estados Unidos, en
Tropicana hubieran muerto cien o más personas.
Esto se lo comenté a Tim Golden: ¿se imagina usted cuántos norteamericanos,
canadienses, italianos, españoles, mexicanos, y trabajadores cubanos hubieran
muerto esa noche? Lo extraordinario es que de esto no se habla: ni Tim
Golden, ni otros periodistas norteamericanos con los que he hablado después han
publicado una palabra de esto."
-Es muy interesante este aspecto porque, supuestamente, el periodista
del New York Times debía tener una gran motivación. En el momento en que se
entrevistó con usted, ese diario estaba en un litigio con la Fundación
Nacional Cubano Americana, después de haber publicado fragmentos de una
entrevista con Luis Posada Carriles, donde reconocía sus vínculos con esta
organización...
-Exactamente. Yo comparto totalmente las observaciones del compañero Ricardo
Alarcón y de otras personas que hablan de que el bloqueo no es sólo económico
y político, es también informativo e incluye temas tan sensibles para la opinión
pública norteamericana como el del terrorismo. Pero cuando se trata de
denunciar el terrorismo contra Cuba, sencillamente de eso no se habla. Cada vez
me convenzo más de que estos periodistas reciben presiones, fuertes presiones
del gobierno norteamericano."
-¿Cree que Tim Golden recibió algún tipo de presión?
-Antes de contestar esa pregunta quiero decirte algo más: Tim Golden no solo
recibió toda esta información, sino mucho más. Cuando cesaron mis vínculos
con la Fundación, asociado al "fracaso" de la bomba de Tropicana,
logré penetrar a otro grupo terrorista, el llamado Cuba Independiente y Democrática,
que dirige Hubert Matos, cuyo discurso no difiere para nada de la FNCA.
Cuando hablé con Golden, era un agente en activo, en la plenitud de mis
facultades. Es decir, por la trascendencia de la denuncia que ellos se
comprometieron a realizar en algo tan sensible como la lucha contra el
terrorismo, se sacrificó un agente operativo. Se contó también con la
honestidad de Tim Golden y su interés como periodista de denunciar una situación
concreta, tan importante, de tanta significación para la vida de muchas
personas.
Tuvo en sus manos, además de mi testimonio, las grabaciones, transcripciones de
grabaciones telefónicas, un video que yo había hecho, las fichas de los
principales terroristas de Miami y otros anexos operativos que se le
entregaron. Desaprovechó una gran oportunidad para demostrar dos hechos
importantes: que la Fundación Nacional Cubano Americana desde territorio
norteamericano, planificó, organizó y financió los atentados terroristas
contra Cuba. Y, que existían vínculos estrechos entre la Fundación y Posada
Carriles, cosa que la Fundación estaba negando en un litigio contra el diario
al que él representaba.
"¿Cómo es posible que este hombre que tiene en la mano los elementos
suficientes para resolver el conflicto entre la Fundación y el New York Times,
no aprovechó esa información en servicio de la verdad? Solo hay tres
posibilidades: o recibió muchas presiones, o cedió a un compromiso de las
agencias norteamericanas de no informar sobre eso, o fue deshonesto. "
-O las tres cosas al mismo tiempo...
-Sí, por supuesto. No se si te puedes imaginar lo que este encuentro
representó para mí. Me llaman y me dicen: tienes que entrevistarte con
un periodista. En otras palabras, me dijeron: a partir de este momento sales de
la clandestinidad. Terminó mi vida de agente con esta entrevista. Por
tanto, creo que podrás entender que, en un plano muy personal, tengo todo el
derecho a sentirme enojadísimo con Tim Golden.
-¿Cuánto cambió su vida esa entrevista?
-Si usted leyó mi libro (Confesiones de Fraile) se dará cuenta. Mucha
gente me dice: usted hizo un sacrificio muy grande, viviendo entre terroristas,
arriesgándose en Miami. Y yo siempre respondo: el sacrificio más grande que he
hecho en mi vida es haber dejado de ser agente, o mejor dicho, colaborador
secreto de nuestros órganos de Seguridad. Eso significa no estar en la
trinchera, alertando al país de otros planes terroristas que se pueden estar
organizando ahora mismo y que pueden significar la muerte de muchas personas
inocentes.
"Yo llevaba 22 años trabajando como agente antiterrorista. ¿Sabe lo que
son 22 años? La mitad de mi vida. Realmente esa entrevista me marcó y a veces
me pregunto: ¿valió la pena? Al final creo que sí. Nuestro país tuvo todos
los argumentos para denunciar a los criminales, y no es responsable de que el
FBI no haga su trabajo, ni de que un medio de prensa norteamericano oculte
información a sus lectores. Francamente creo que al silenciar toda la información
que en exclusiva se puso en sus manos, Tim Golden no solo traicionó a los
cubanos, sino que traicionó a los lectores del New York Times. Al no decir la
verdad, traicionó a la opinión pública norteamericana."
Fuente www.antiterroristas.cu
Tomado de http://www.granma.cu/granmad/secciones/verdad/a050.htm
Año 1999.
Año 1999.
No hay comentarios:
Publicar un comentario