Con temor y tristeza, algunas de las más conspicuas
figuras de la extrema derecha de los emigrados cubanos radicados en España y en
Miami se pronuncian contra todo lo que entiendan que pone en peligro el negocio
de la contrarrevolución.
Basta con que cualquier dirigente estadounidense, de
cualquier jerarquía, se pronuncie dispuesto al diálogo con Cuba o reconozca el
fracaso de la política hostil de Washington hacia la isla, o adopte una
posición distinta a la mantenida al respecto hasta el presente, o discrepe de
sus posicionas extremistas previas, para que los medios locales afines a las políticas de
Washington hacia Cuba les estigmaticen de manera histérica.
Pese a que las encuestas exponen que tanto en Madrid como
en Miami la mayor parte de la población se muestra favorable a la normalización
de las relaciones con Cuba y que la hostilidad hacia la isla ha pasado
evidentemente de moda, los extremistas no están dispuestos a aceptar el fin de
una confrontación que es su medio y su modo de vida.
Se observa que un número creciente de empresarios cubanos
radicados en Estados Unidos están rompiendo con la línea pública de relaciones
con Cuba que les ha sido impuesta por la derecha neoconservadora norteamericana
durante muchos años.
Recientemente, el multimillonario magnate azucarero
Alfonso Fanjul, quien en 1959 sufrió la nacionalización de algunas de sus
cuantiosas propiedades por efecto de las leyes revolucionarias de beneficio
popular en Cuba, manifestó públicamente su disposición a volver a invertir en
la isla. En una entrevista con el periódico The Washington Post, el director
ejecutivo de la Corporación Fanjul en Estados Unidos, relató pormenores de sus
recientes viajes a la isla y su interés por regresar a su patria.
Según los medios locales de habla hispana, tales
comentarios de Fanjul tuvieron el efecto de una bomba en la derecha de los
cubanos radicados en el sur de Florida.
Una violenta campaña de descrédito se desató contra el
hereje, aún cuando ni siquiera había hecho mención de la necesidad de poner fin
al bloqueo a Cuba.
Un artículo aparecido en la revista Forbes, citando al
diario Palm Beach Post de la Florida, recordó que el gobierno de EEUU había
gastado muchos millones de dólares subsidiando negocios agrícolas de los Fanjul
y que éstos, a mediados de la década del 2000, trataran de torpedear los
proyectos del presidente George W. Bush encaminados a promover el Área de Libre
Comercio para las Américas (ALCA).
En Miami, recientemente tuvo lugar una inusual
conferencia de partidarios de la normalización de las relaciones con Cuba, en
la que se hicieron llamados a la administración de Obama para que levante la
prohibición de los viajes de ciudadanos estadounidenses a la isla y saque a
Cuba de su absurda inclusión en lista de países que apoyan el terrorismo que
publica Washington.
Causó estupor en las filas de la derecha de los
inmigrantes cubanos que Jorge Pérez, un empresario de origen cubano con mucha
notoriedad por su contribución al desarrollo de la ciudad de Miami, abogara por
el incremento de los intercambios entre artistas cubanos y locales, y se
pronunciara por el incremento de los intercambios artísticos con Cuba al
inaugurar su nuevo Museo de Arte Pérez de Miami en diciembre último.
Entretanto, también en Europa se observan síntomas de que
la hostilidad hacia Cuba de los sectores de derecha de la emigración cubana se
hace cada vez más obsoleta a la luz del hecho de que hasta las corrientes más
afines a Estados Unidos parecen estar evolucionando hacia una más lúcida
Posición Común de la Unión Europea hacia Cuba que aquella que años atrás fuera
impuesta por la estrecha asociación del presidente George W. Bush con Blair y
Aznar.
Se ha estado produciendo lo que algunos observadores
llaman un aumento de la esquizofrenia de los conservadores españoles ante
anuncios tales como las audiencias que le han sido ofrecidas al embajador
cubano en España por el presidente del Partido Popular en Valencia, o la
cordialidad del recibimiento que le fue dispensado por el Presidente Raúl
Castro, al líder de ese partido español en Galicia durante su reciente viaje a
la Isla.
Y, para colmo de sus desgracias, dondequiera que en
América Latina se ofrecen condiciones verdaderamente democráticas para que la
voluntad popular elija a sus gobernantes, siguen llegando al poder gobernantes
progresistas de izquierda y se evidencia que a la derecha pro-imperialista no
le queda más camino que enfrentarse a los pueblos apelando al golpe de Estado,
al terrorismo y la violencia contrarrevolucionaria.
Por Manuel E. Yepe
Marzo 31 de 2014.
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