La ofensiva contra las redes sociales continúa en Turquía.
Luego de Twitter, YouTube ha sido bloqueado este jueves en un país
convocado a las urnas el domingo. Unos comicios municipales que suponen
una reválida para Erdogan, a escasos meses de las presidenciales y
acorralado con escándalos en Internet.
Por Elisenda Panadés
A tan sólo tres días de las elecciones municipales en Turquía, del
domingo 30 de marzo, el gobierno islamo-conservador de Recep Tayyip
Erdogan acaba de bloquear el popular sitio de publicación de videos en
Internet, YouTube, una semana después que lo hiciera con Twitter.
La ofensiva contra las redes sociales emprendida por el Mandatario
turco, que ya empezó luego de las importantes protestas urbanas que
estallaron contra su Gobierno la pasada primavera, se produce ahora como
consecuencia de la aparición en los últimos meses de una serie de
videos y grabaciones, publicados en Internet, donde el Gobierno y su
Primer ministro salen salpicados con todo tipo de escándalos políticos.
El último: un video aparecido el jueves en YouTube donde altos cargos
del Gobierno y el Ejército turcos discuten de una posible intervención
contra Siria. "Han publicado algo hoy en YouTube. Era una reunión
dedicada a la seguridad nacional (...) es un acto infame, cobarde,
inmoral", declaró Erdogan en Diyarbakir (capital de la región del
Kurdistán) en una reunión de campaña antes de los comicios municipales
del domingo. El mismo día, su Gobierno bloqueaba YouTube.
La suspensión de esta conocida red social no sorprende al país luego
de las amenazadas recurrentes que realiza Erdogan dese hace meses contra
la web, así como de la aprobación este mes de febrero de la polémica
ley de control de Internet y la suspensión de Twitter, hecha efectiva
hace una semana, aunque invalidada ésta por un tribunal turco.
Preocupa, por otro lado, la vulnerabilidad de Ankara ante tales
revelaciones que afectan a la seguridad del Estado y que todo parece
indicar que son fruto de la guerra fratricida que se vive en su seno
desde los últimos meses. Un conflicto que enfrenta unos hasta ahora
fieles aliados en contra la influencia de los militares en el país y la
corriente laica kemalista (fundadora de Turquía hace casi cien años y
principal fuerza de la oposición actualmente). Se enfrentan, por un
lado, los partidarios del partido gubernamental AKP del primer ministro
Erdogan; y, por el otro, los del enigmático imán Fethullah Gülen, quien a
pesar de residir en los Estados Unidos desde hace años, ejerce una gran
influencia en la sociedad y Estado turcos, en la policía y la justicia,
y quien los rumores en Turquía dicen que podría ser un agente
estadounidense. Para Erdogan, es quien está detrás de las filtraciones
en Internet.
Dejando las teorías del complot a un lado, los escándalos de
corrupción se suceden cada semana en Turquía, aumentando el
autoritarismo de su primer mandatario, que provocó la ola de protestas
que estallaron en el país hace diez meses. La campaña electoral para los
comicios de domingo no ha supuesto una tregua para el Gobierno de
Erdogan, quien afronta una reválida este domingo a escasos meses de las
presidenciales. Los últimos sondeos estiman un triunfo del partido
gobernante, el islamo-conservador AKP, con un 35-45% de los sufragios,
aunque con un claro retroceso respecto a los resultados de 2011, donde
el partido de Erdogan obtuvo casi el 50%.
La convulsión política que vive el país y la guerra fratricida en el
seno de su Estado puede empezar a pasarle factura al mandatario turco.
Por un lado, con su antiguo socio, la poderosa cofradía Gülen apoyando
los partidos de la oposición, como los ultranacionalistas MHP e
inclusive los laicos de CHP, el principal partido en la oposición. Y por
el otro, con un fuerte retroceso en la región del sureste del país, el
Kurdistán, donde el izquierdista partido pro kurdo, BDP, con listas
electorales con un 55% de mujeres, va a arrasar, según todos los
pronósticos.
Tomado de http://www.espanol.rfi.fr
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