En
medio de titulares dominados por la situación de Ucrania este pedazo
de noticia pasó desapercibida por casi todos al final de febrero cuando Ben Rowswell reemplazó a Paul Gibbard como Embajador de Canadá en
Venezuela, ordenado por el Ministro de Asuntos Exteriores John Baird. Pero una rápida mirada a los
antecedentes de Ben Rowswell trae especial significado a esta promoción,
especialmente cuando las protestas de la
oposición aumentan en Venezuela.
Descrita
en el 2010 como la estrella emergente del servicio extranjero, Rowswell ha
servido como representante diplomático de Canadá oficial en un sinnúmero
de notorios lugares a lo largo del Este
Medio. Desde Kandahar, Afganistán a
Kabul e Iraq, inmediatamente después de
la caída de Saddam Hussein, Rowswell se
ha convertido en el representante de los intereses de Canadá en el
calentamiento del conflicto.
A la
edad de 22 años él fue bautizado dentro del servicio extranjero como "
Fuego", trabajando durante la Guerra Civil de Somalia en los tempranos 90.
Él fue a trabajar en la Embajada de Canadá en el Cairo de 1955 a 1998
Un
diplomático para la era digital, él sustentó el título de "Director de
Innovación”, en el Departamento de Asuntos Extranjeros, Comercio y Desarrollo.
Mientras revisamos las " transiciones
democráticas" de Afganistán, Iraq, y
Egipto, el flagrante especialista en encausamiento del medio social para
misiones diplomáticas, se le ordenó interactuar directamente con agentes no
estatales, en efecto de desviar el objetivo del gobierno nacional.
Pero miremos
esa idea en el contexto de Venezuela, donde la clase media y alta son
las más dadas a tener acceso regular en internet. El twitter y Facebook han
sido las herramientas escogidas por la oposición en los meses recientes, ambos
para organizar protestas y solicitar
el apoyo internacional.
La
Revolución Bolivariana en si misma nació 15 años atrás con movimientos sociales
masivos y desde entonces ha experimentado
formas revolucionarias de democracia participativa pero la democracia de
ellos es un concepto diferente de democracia que Rowswell y otros poderes
occidentales tienen en mente.
Después del
atentado de golpe de estado del 2002 y de la movilización de masas que restauró a Chávez en el poder, la causa
del socialismo fue tomada con mayor entusiasmo. Desde sus inicios el Gobierno
Bolivariano ha creado instituciones que,
mientras no expropia directamente capital, ha desafiado su largo periodo de
permanencia.
En el
presente, las propiedades de cooperativas y colectivos de trabajadores
coexisten al lado de conglomerados corporativos e inversionistas privados. En Venezuela
existe una forma de poder dual y dentro de ese
balance un contexto de clases
ampliadas por el líder.
El gobierno de Canadá ha aclarado que su
interés descansa sobre décadas de organización conducidas por las masas venezolanas.
Una moción que recibió beneplácito
unánime de todas las partes en la
Cámara de los Comunes y patrocinada por Paul Dewar, Crítico de Asuntos
extranjeros ND Perfectivamente condenó los atentados del gobierno de Venezuela
frente a las recientes protestas.
La
sentencia fue aprobada por los conservadores y liberales, incluyendo a MP Jim
Karygiannis, quien ha sido extremadamente crítico del gobierno de Venezuela.
Rowswell también arguyó que el medio social
puede crear transparencia ya que la oposición de Venezuela ha proveído amplia
evidencia de lo contrario. Muchas fotos de Turquía, Ucrania, Brasil y aun Siria
han volado a través de las redes sociales, pretendiendo provocar indignación
por el trato a los manifestantes. Durante
la transmisión de los Oscar la
oposición tomó el twitter para reclamar que la ceremonia había sido censurada.
La verdad fue que los Oscar fueron transmitidos
en Venezuela por TNT, un canal de
televisión por cable, un canal satelital.
Canadá también conoce cómo
manejar campañas por internet y
no quedarse por detrás. A unas horas de
la cita de Rowswell, una nueva cuenta de la Embajada salió afuera por twitter
(https://twitter.com/CanEmbVenezuela)
Adan Goldenberg, del partido Liberal y anteriormente escritor de discursos para
Michael Ignatieff, tuiteó respondiendo:
"
Felicitaciones, Ben! Excelente escojo. Ministro, por muchas clases de razones " Como siempre, la política
extranjera imperial de Canadá es un asunto
bipartidista.
No
hay pistola humeante, sin embargo. Esta cita no es prueba positiva de que el gobierno de Canadá y la oposición
venezolana están conspirando en un ataque
contra el Presidente Nicolás Maduro.
Mientras golpes de estado violentos conducidos por una minoría están lejos de ser
una cosa del pasado, los planificadores de la política del Canadá entienden que la transformación de la
oposición en un movimiento de masa sería una
manera mucho más eficiente para
proteger sus intereses, con menos pérdida internacional
Rowswell
es el mejor hombre para alentar una contrarrevolución democrática, dado su
pedigrí.
Él
ciertamente conoce cómo interactuar con
la furiosa clase media en twitter.
Como
las protestas continúan, sería sabio
mantener una cerrada observación
sobre la Embajada de Canadá en Caracas.
Por
Gerard Di Trolio
Enviado
por el Círculo Bolivariano Louis Riel de Toronto, Canadá.
Traducción
al español por Coral Bujanda Misle
New Ambassador Modernizes Canada’s
Hidden Agenda in Venezuela
Amidst headlines dominated by the situation in
Ukraine, this bit of news slipped by almost unnoticed at the end of February;
Ben Rowswell replaced Paul Gibbard as Canadian ambassador to Venezuela, as
mandated by Foreign Affairs Minister John Baird. But a quick look into the
appointee’s background brings special significance to his promotion, especially
as opposition protests escalate in Venezuela.
Described in 2010 as a “rising foreign service star”
by the Toronto Star, Rowswell has served as Canada’s official diplomatic
representative in a number of conspicuous places across the Middle East. From
Kandahar, Afghanistan to Kabul and Iraq immediately after the fall of Saddam
Hussein, Rowswell has become an expert at representing Canada’s interests in
the heat of conflict.
At the age of 22 he was baptized into the foreign
service by fire, working in Mogadishu during the Somali Civil War of the early
1990s. He went on to work for the Canadian Embassy in Cairo from 1995-98.
A diplomat for the digital age, he held the title of
"Director of Innovation" at the Department of Foreign Affairs, Trade
and Development.
At the age of 22 he was baptized into the foreign
service by fire, working in Mogadishu during the Somali Civil War of the early
1990s. He went on to work for the Canadian Embassy in Cairo from 1995-98.
A diplomat for the digital age, he held the title of
"Director of Innovation" at the Department of Foreign Affairs, Trade
and Development.
While overseeing the "democratic
transitions" of Afghanistan, Iraq, and Egypt, the fledgling attaché
specialized in the harnessing of social media for diplomatic missions, in order
to interact directly with non-state actors, in effect bypassing the target
nation’s government.
But let’s look at that idea in the context of
Venezuela, where the middle and upper classes are more likely to have regular
access to the internet. Twitter and Facebook have been the choice tools of the
opposition in recent months, both to organize protests and to call upon
international support.
The Bolivarian Revolution itself was born 15 years ago
upon massive social movements and since has experimented with many
revolutionary forms of democratic participation. But theirs is a different
concept of democracy than what Rowswell and other Western powers have in mind.
After the 2002
coup attempt and the mass mobilizations that restored Chavez to power, the
cause of socialism was taken up with greater enthusiasm. Since its commence the
Bolivarian government has created institutions that, while not directly
expropriating capital, have challenged its long term prospects.
Nowadays workers' cooperatives and collective property
exist alongside corporate conglomerates and private investments. There exists a
form of dual power in Venezuela, and within that balance, a gulf of classes
widened by the shift in authority.
The Canadian government has made it clear that its
interests lie outside the decades of organization led by the Venezuelan masses.
A motion that received unanimous consent from all
parties in the House of Commons and sponsored by NDP foreign affairs critic
Paul Dewar effectively condemned the Venezuelan government’s attempts at
dealing with recent protests.
The statement was approved by Conservatives and
Liberals alike, including MP Jim Karygiannis who has been extremely critical of
the Venezuelan government.
Rowswell also argued that social media can create
transparency yet Venezuela's opposition has provided ample evidence to the
contrary. Many photos from Turkey, Ukraine, Brazil, and even Syria have flown around
social networks, meant to stir up indignation at the treatment of protestors in
Venezuela. During the telecast of the Oscars, the opposition took to Twitter to
claim the ceremony had been censored. The truth was that the Oscars was aired
on TNT in Venezuela, a satellite channel.
Canada, too, knows how to wage internet campaigns and
will not be left behind. Within hours of Rowswell's appointment, a new Embassy
account popped up on Twitter. (https://twitter.com/CanEmbVenezuela) Adam
Goldenberg, liberal partisan and former speechwriter for Michael Ignatieff,
tweeted in response: "Congratulations, Ben! Excellent choice, Minister,
for all sorts of reasons." As always, Canada’s imperial foreign policy is
a bipartisan affair.
There’s no smoking gun, however. This appointment
isn’t proof positive that the Canadian government and the Venezuelan opposition
are conspiring an attack against president Nicolas Maduro.
While violent coups carried out by a minority are far
from being a thing of the past, Canadian policy planners understand that the
transformation of the opposition into a mass movement would be a much more
efficient way to protect their interests, with less international backlash.
Rowswell is the
best man to encourage such a "democratic" counterrevolution, given
his pedigree. He certainly knows how to interact with the angry middle classes
on Twitter.
As protests continue, it would be wise to keep a close
watch on the Canadian Embassy in Caracas.
By Gerard Di Trolio
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