Hoy culminó en
Madrid el llamado encuentro "Desafío electoral cubano", convocado por
el Observatorio Cubano de Derechos Humanos –suerte de remedo para falsear la
realidad cubana en relación con el tema de los derechos humanos-, haciendo un
llamado a la reforma del sistema electoral y a la participación de la auto
proclamada “sociedad civil” en las próximas elecciones de 2018.
Este evento en el
que participaron varios contrarrevolucionarios, entre los que destacaron Hildelbrando
Chaviano y Yuniel López, pretende ilusoriamente la promoción de una nueva ley
electoral que contemple el “pluralismo” político, es decir, que nuestra
legislación abra las puertas al desempeño político de grupos
contrarrevolucionarios –sufragados desde el exterior-, para que accedan a la
legislatura y a la gobernabilidad en Cuba.
El error principal
de los organizadores de este evento del OCDH radica en que pretenden vulnerar
el precepto constitucional que establece que los representantes del pueblo sean
seleccionados sobre la base de su ejemplaridad y diligencia en cuanto a servir
a sus electores. Es por ello que la cacareada libre postulación a todos los
niveles, así como la exigencia la eliminación de las comisiones de candidatura,
al igual que otros reclamos tales como el establecimiento de la figura del
"interventor" como garante de los derechos del candidato, la
despenalización de las campañas políticas, el acceso a los medios, la
prohibición de las campañas negativas con fondos y recursos del Estado, entre
otras, no hace otra cosa que intentar que los miembros de los grupos
desestabilizadores y pro capitalistas sean incluidos en las elecciones cubanas.
Otra dirección del
encuentro del OCDH fue explorar, mediante una serie de talleres y conferencias
sobre la temática electoral “desde el punto de vista legal, político, mediático
y demoscópico”, según citan los organizadores del evento, las formas de
encontrar espacios para para promover o posibilitar que la “sociedad civil” en
la isla –entiéndase la contrarrevolución anticubana y sus mercenarios-, puedan
integrarse en el proceso electoral cubano, supuestamente como “representante
del reclamo mayoritario de cambios hacia la democracia, desarrollo y justicia
social en la isla”, aspecto que es un absurdo en sí mismo pues tales elementos
no gozan del apoyo mayoritario de los cubanos. Parecen haberse olvidado de que
es el pueblo cubano quien elige a sus representantes y, por tanto, usen el
discurso hipócrita basado en la propaganda enemiga o no, nunca serán elegidos
por el pueblo.
El interés del Observatorio
Cubano de Derechos Humanos (OCDH) “por coadyuvar a la transformación de Cuba en
un estado democrático y velar por el respeto de los Derechos Humanos en la isla”,
es parte del discurso ideológico anticubano y por ello este organismo carece de
prestigio y representatividad. Sus propias denuncias se basan en falsedades, en
el abierto plan de demonización de nuestra gobernabilidad y en la manipulación
descarada del tema de los derechos humanos.
Su intención de
sustituir a nuestro estado socialista, apoyado por nuestro pueblo, por un
estado capitalista, constituye una ofensa a nuestra institucionalidad y, por
ende, no aceptada por Cuba.
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