sábado, 13 de junio de 2015

Respuesta al OCDH: En Cuba nunca gobernaran ni traidores, ni mercenarios.



SEMINARIO “Desafío electoral cubano” en Madrid

Hoy culminó en Madrid el llamado encuentro "Desafío electoral cubano", convocado por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos –suerte de remedo para falsear la realidad cubana en relación con el tema de los derechos humanos-, haciendo un llamado a la reforma del sistema electoral y a la participación de la auto proclamada “sociedad civil” en las próximas elecciones de 2018.

Este evento en el que participaron varios contrarrevolucionarios, entre los que destacaron Hildelbrando Chaviano y Yuniel López, pretende ilusoriamente la promoción de una nueva ley electoral que contemple el “pluralismo” político, es decir, que nuestra legislación abra las puertas al desempeño político de grupos contrarrevolucionarios –sufragados desde el exterior-, para que accedan a la legislatura y a la gobernabilidad en Cuba.

El error principal de los organizadores de este evento del OCDH radica en que pretenden vulnerar el precepto constitucional que establece que los representantes del pueblo sean seleccionados sobre la base de su ejemplaridad y diligencia en cuanto a servir a sus electores. Es por ello que la cacareada libre postulación a todos los niveles, así como la exigencia la eliminación de las comisiones de candidatura, al igual que otros reclamos tales como el establecimiento de la figura del "interventor" como garante de los derechos del candidato, la despenalización de las campañas políticas, el acceso a los medios, la prohibición de las campañas negativas con fondos y recursos del Estado, entre otras, no hace otra cosa que intentar que los miembros de los grupos desestabilizadores y pro capitalistas sean incluidos en las elecciones cubanas.

El intento de presionar a los gobiernos de EEUU y Cuba –actualmente en un complejo proceso de acercamiento diplomático-, para que las propuestas de reformas y el proceso de participación ciudadana propuesta por la OCDH sean incluidos en el diálogo entre ambos, resulta ilusorio y con falta de basamento legal. Lo mismo propone para el diálogo entre Cuba y la UE.

Otra dirección del encuentro del OCDH fue explorar, mediante una serie de talleres y conferencias sobre la temática electoral “desde el punto de vista legal, político, mediático y demoscópico”, según citan los organizadores del evento, las formas de encontrar espacios para para promover o posibilitar que la “sociedad civil” en la isla –entiéndase la contrarrevolución anticubana y sus mercenarios-, puedan integrarse en el proceso electoral cubano, supuestamente como “representante del reclamo mayoritario de cambios hacia la democracia, desarrollo y justicia social en la isla”, aspecto que es un absurdo en sí mismo pues tales elementos no gozan del apoyo mayoritario de los cubanos. Parecen haberse olvidado de que es el pueblo cubano quien elige a sus representantes y, por tanto, usen el discurso hipócrita basado en la propaganda enemiga o no, nunca serán elegidos por el pueblo.

El interés del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) “por coadyuvar a la transformación de Cuba en un estado democrático y velar por el respeto de los Derechos Humanos en la isla”, es parte del discurso ideológico anticubano y por ello este organismo carece de prestigio y representatividad. Sus propias denuncias se basan en falsedades, en el abierto plan de demonización de nuestra gobernabilidad y en la manipulación descarada del tema de los derechos humanos.

Su intención de sustituir a nuestro estado socialista, apoyado por nuestro pueblo, por un estado capitalista, constituye una ofensa a nuestra institucionalidad y, por ende, no aceptada por Cuba.

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