martes, 20 de septiembre de 2016

EEUU pudo haber llevado a una guerra entre Rusia y España



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Ya informamos de ello en su momento pero ahora nos lo ratifica nuestro compañero Eduardo Luque, que nos informa de las declaraciones del ministro de defensa de la Federación Rusa: El 3 de septiembre de 2013 fueron lanzados dos misiles contra Damasco desde la Base de Rota,  mientras el parlamento español debatía sobre las goteras del edificio. Rusia podría haber respondido al ataque lanzado desde España contra Siria, país con el que mantiene suscrito desde hace años un tratado de defensa, iniciándose así esa tercera guerra mundial que tan insistentemente buscan los Estados Unidos, con su dólar haciendo aguas. Como escribe Eduardo.
"Esto no forma parte de una elucubración conspiranoide, sino las declaraciones de Serguei Shoigu Ministro Ruso de Defensa en la televisión Rusia 24 emitidas el 22 de agosto de 2016."


                                         España y Rota a las puertas de la III Guerra Mundial.

Un asesor presidencial norteamericano, Eliot Cohen miembro del Project for the New American Century (Proyecto para un nuevo siglo americano) y profesor de historia militar, pidió públicamente tras el 11-S que EEUU proclamara la III Tercera Guerra Mundial. Coincidía así con otro conspicuo miembro de esa organización y teórico del “Caos Creativo” aplicado en Irak y Libia, Paul Wolfowitz.
Desde otra perspectiva, otras figuras aún más relevantes, como el papa Francisco, reconocen la gravedad del momento que vivimos y los riesgos, reconocibles o no, a los que nos enfrentamos. Para el Santo Padre vivimos ya en la III Guerra Mundial, aunque no somos conscientes puesto que aún no ha alcanzado directamente a ninguna potencia occidental. Aunque Occidente siempre ha sostenido que la II GM comenzó con la invasión de Polonia el 1 de septiembre de 1939, no es menos cierto que hacía años que el ejército japonés había invadido Manchuria y se había enfrentado a los ejércitos de la URSS en el Oeste de China. La II guerra Mundial había comenzado mucho antes de lo que los libros de historia explican.
Sin duda una de las fechas claves de esta nueva fase histórica es el 3 de septiembre del 2013. Ese día, España entro en guerra técnicamente contra Siria y, su valedora, Rusia. Lo adelantamos en la página web de Mundo Obrero, fuimos los únicos que analizamos las consecuencias de esa noticia y dimos la voz de alarma. Ese día fueron lanzados, desde aguas territoriales españolas, dos misiles cuyo objetivo era Damasco, la avanzadilla de otros 624 que tenía preparada la OTAN para desencadenar el infierno sobre las ciudades sirias; se pretendía repetir así el escenario libio. En ese instante, el Estado español se convirtió en objetivo de primer orden de la respuesta militar rusa. El Gobierno del PP, al permitir el lanzamiento, había entrado en guerra contra Siria y, por lo tanto, contra Rusia (si este país lo apoyaba); mientras el Gobierno callaba y, durante esos días, los parlamentarios discutían con ímpetu incontenible sobre “las goteras del Congreso causadas por la lluvia”.

La respuesta rusa a la detección de estos misiles fue concisa y amenazante. “Defenderemos Damasco como si fuera Moscú” parece ser que fue la respuesta de la cancillería rusa. Este posicionamiento aclaró al Pentágono que los rusos estaban dispuestos a ir hasta el final en su apoyo a Siria. Se abrían así las posibilidades de un contraataque ruso con todo su potencial, incluido el armamento nuclear, contra los agresores, en este caso España como lugar originario del lanzamiento. En el esquema de la acción-reacción era previsible un contragolpe limitado al territorio español para evitar una escalada global.

Moscú censuró la noticia en la prensa para evitar una magnificación del ataque y buscó una alternativa que salvara la cara a Obama; la destrucción del arsenal químico de Siria fue la solución. Rusia no quiere la guerra con Norteamérica, aunque se prepara para ella. El contexto de la crisis era de una extrema tensión entre EEUU y Siria/Rusia. Desde el mes de agosto de 2013, los “medios” habían orquestado una enorme campaña en contra del gobierno de Al Assad. El argumento era que el “régimen” había gaseado a miles de civiles, utilizado por tanto “armas de destrucción masiva”; de nuevo el cuento libio e iraquí. El 21 del mismo mes se daba a conocer el informe que acusaba al gobierno sirio. El documento no había sido refrendado por los investigadores de la ONU, sino que fue enviado a la opinión pública como un hecho indiscutible. Pocas semanas después, se filtraba a pesar de la censura impuesta en los “medios” que casi dos mil personas de la minoría Alawi, la misma minoría a la que pertenece el presidente sirio, habían sido exterminadas en las aldeas del norte del país. Las investigaciones posteriores, corroboradas y hechas públicas hace pocas semanas, indican que fueron tropas del Comité Nacional Clandestino de la CIA y el Comando Conjunto de Fuerzas Especiales (JSOC) los encargados  los encargados de la  masacre. Los cadáveres fueron presentados a la prensa en Ghuotta cerca de 300 kilómetros al sur desde se habían producido las matanzas. Los cuerpos habían sido trasladados por un comando norteamericano que había accedió al país desde la frontera jordana en una puesta en escena digna de las SS. Un escenario realmente macabro que contaba con el conocimiento previo de Obama y de Kerry. Posteriormente se fueron filtrando noticias que ponían en duda la responsabilidad de la matanza por parte de Al Assad; incluso la antigua fiscal del Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia y miembro de Investigación de la ONU sobre Siria llegó a afirmar que fueron los rebeldes sirios los que habían hecho uso de gas sarín en el conflicto.
Rugieron llenos de indignación y se aprestaron para la guerra Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, España, Canadá, Japón, Turquía y las teocracias de Oriente Medio (Arabia saudita, Israel, etc…). Desde el principio Rajoy dio apoyo y credibilidad a la posición norteamericana. La base de Rota fue clave para el despliegue militar. Ellos, los responsables de la guerra de agresión contra Siria, se constituyeron en adalides y garantes de la paz mundial; iban a liberar un nuevo país a golpe de napalm. Decenas de barcos de guerra, fragatas españolas incluidas parece ser, se dirigieron al Mediterráneo Oriental como escolta de los destructores americanos y apoyo al grupo naval del portaaviones USS Nimitz que debía liderar el ataque a Damasco. El 31 de agosto Obama pedía la aprobación al Congreso para iniciar el ataque. Aunque la aprobación del Congreso no se daría antes del 9 de septiembre, el 3 eran lanzados, como hemos dicho desde Rota y en aguas territoriales españolas, dos misiles cuyo objetivo era Damasco. Los sectores más belicistas de la administración demócrata, parece ser con la aquiescencia de la ex secretaria de estado y actual candidata presidencial Hillary Clinton, estaban detrás de esa acción. Los misiles fueron abatidos sobre el mar sin alcanzar el objetivo. El paraguas ruso evitó la destrucción del Estado Sirio, aun cuando los asesinos y promotores de la guerra seguirían porfiando por otros medios. A la vista de la confrontación tanto Reino Unido (la Cámara de los comunes votó en contra de la guerra) como Alemania se desmarcaron del apoyo a EEUU. La guerra siria cambiaba de dimensión.
Esto no forma parte de una elucubración conspiranoide, sino las declaraciones de Serguei Shoigu Ministro Ruso de Defensa en la televisión Rusia 24 emitidas el 22 de agosto de 2016.
Podemos marcar esa fecha en el calendario. El 3 de septiembre del 2013 es el momento donde se evidencia que EEUU deja de hacer de gendarme Internacional. Se visualiza que no puede imponer su voluntad a otras potencias sin arriesgar a una destrucción mutua asegurada.
Lo tremendamente paradójico de la situación es que el enorme riesgo corrido por la ciudadanía española no mereciera el más pequeño comentario de las fuerzas de izquierdas (las de derecha sabemos cómo actúan) representadas en el Parlamento. No es un chiste fácil el recordar que en ese momento el gran debate parlamentario era sobre las goteras que podían mojar a sus señorías. Es un caso real. Nadie de la izquierda, alternativa o no, estaba al otro lado de la línea telefónica. Toda esta situación demuestra que la soberanía nacional está secuestrada. Rota, aunque geográficamente española, es territorio norteamericano y por tanto EEUU hace y deshace. Frente al debate actual entre independentistas y unionistas cabría hacer valer que tanto en un caso como en otro esa nueva legalidad soberana a la que aspiran no podrá obtenerse hasta que se consiga la independencia nacional de los poderes que nos han secuestrado, la UE y la OTAN.

Eduardo Luque.
Ojos para La Paz

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