Ya informamos de ello
en su momento pero ahora nos lo ratifica nuestro compañero Eduardo Luque, que
nos informa de las declaraciones del ministro de defensa de la Federación Rusa:
El 3 de septiembre de 2013 fueron lanzados dos misiles contra Damasco desde la
Base de Rota, mientras el parlamento español debatía sobre las goteras
del edificio. Rusia podría haber respondido al ataque lanzado desde España
contra Siria, país con el que mantiene suscrito desde hace años un tratado de
defensa, iniciándose así esa tercera guerra mundial que tan insistentemente buscan
los Estados Unidos, con su dólar haciendo aguas. Como escribe Eduardo.
"Esto no forma
parte de una elucubración conspiranoide, sino las declaraciones de Serguei
Shoigu Ministro Ruso de Defensa en la televisión Rusia 24 emitidas el 22 de
agosto de 2016."
España y Rota a las puertas de la III Guerra Mundial.
Un asesor presidencial norteamericano, Eliot Cohen miembro del Project for the New American Century (Proyecto para un nuevo siglo americano) y profesor de historia militar, pidió públicamente tras el 11-S que EEUU proclamara la III Tercera Guerra Mundial. Coincidía así con otro conspicuo miembro de esa organización y teórico del “Caos Creativo” aplicado en Irak y Libia, Paul Wolfowitz.
Desde otra perspectiva, otras figuras aún más relevantes, como el papa Francisco, reconocen la gravedad del momento que vivimos y los riesgos, reconocibles o no, a los que nos enfrentamos. Para el Santo Padre vivimos ya en la III Guerra Mundial, aunque no somos conscientes puesto que aún no ha alcanzado directamente a ninguna potencia occidental. Aunque Occidente siempre ha sostenido que la II GM comenzó con la invasión de Polonia el 1 de septiembre de 1939, no es menos cierto que hacía años que el ejército japonés había invadido Manchuria y se había enfrentado a los ejércitos de la URSS en el Oeste de China. La II guerra Mundial había comenzado mucho antes de lo que los libros de historia explican.
Sin duda una de las
fechas claves de esta nueva fase histórica es el 3 de septiembre del 2013. Ese
día, España entro en guerra técnicamente contra Siria y, su valedora, Rusia. Lo
adelantamos en la página web de Mundo Obrero, fuimos los únicos que analizamos
las consecuencias de esa noticia y dimos la voz de alarma. Ese día fueron
lanzados, desde aguas territoriales españolas, dos misiles cuyo objetivo era
Damasco, la avanzadilla de otros 624 que tenía preparada la OTAN para desencadenar
el infierno sobre las ciudades sirias; se pretendía repetir así el escenario
libio. En ese instante, el Estado español se convirtió en objetivo de primer
orden de la respuesta militar rusa. El Gobierno del PP, al permitir el
lanzamiento, había entrado en guerra contra Siria y, por lo tanto, contra Rusia
(si este país lo apoyaba); mientras el Gobierno callaba y, durante esos días,
los parlamentarios discutían con ímpetu incontenible sobre “las goteras del
Congreso causadas por la lluvia”.
La respuesta rusa a
la detección de estos misiles fue concisa y amenazante. “Defenderemos Damasco
como si fuera Moscú” parece ser que fue la respuesta de la cancillería rusa.
Este posicionamiento aclaró al Pentágono que los rusos estaban dispuestos a ir
hasta el final en su apoyo a Siria. Se abrían así las posibilidades de un
contraataque ruso con todo su potencial, incluido el armamento nuclear, contra
los agresores, en este caso España como lugar originario del lanzamiento. En el
esquema de la acción-reacción era previsible un contragolpe limitado al
territorio español para evitar una escalada global.
Moscú censuró la noticia en la prensa para evitar una magnificación del ataque y buscó una alternativa que salvara la cara a Obama; la destrucción del arsenal químico de Siria fue la solución. Rusia no quiere la guerra con Norteamérica, aunque se prepara para ella. El contexto de la crisis era de una extrema tensión entre EEUU y Siria/Rusia. Desde el mes de agosto de 2013, los “medios” habían orquestado una enorme campaña en contra del gobierno de Al Assad. El argumento era que el “régimen” había gaseado a miles de civiles, utilizado por tanto “armas de destrucción masiva”; de nuevo el cuento libio e iraquí. El 21 del mismo mes se daba a conocer el informe que acusaba al gobierno sirio. El documento no había sido refrendado por los investigadores de la ONU, sino que fue enviado a la opinión pública como un hecho indiscutible. Pocas semanas después, se filtraba a pesar de la censura impuesta en los “medios” que casi dos mil personas de la minoría Alawi, la misma minoría a la que pertenece el presidente sirio, habían sido exterminadas en las aldeas del norte del país. Las investigaciones posteriores, corroboradas y hechas públicas hace pocas semanas, indican que fueron tropas del Comité Nacional Clandestino de la CIA y el Comando Conjunto de Fuerzas Especiales (JSOC) los encargados los encargados de la masacre. Los cadáveres fueron presentados a la prensa en Ghuotta cerca de 300 kilómetros al sur desde se habían producido las matanzas. Los cuerpos habían sido trasladados por un comando norteamericano que había accedió al país desde la frontera jordana en una puesta en escena digna de las SS. Un escenario realmente macabro que contaba con el conocimiento previo de Obama y de Kerry. Posteriormente se fueron filtrando noticias que ponían en duda la responsabilidad de la matanza por parte de Al Assad; incluso la antigua fiscal del Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia y miembro de Investigación de la ONU sobre Siria llegó a afirmar que fueron los rebeldes sirios los que habían hecho uso de gas sarín en el conflicto.
Moscú censuró la noticia en la prensa para evitar una magnificación del ataque y buscó una alternativa que salvara la cara a Obama; la destrucción del arsenal químico de Siria fue la solución. Rusia no quiere la guerra con Norteamérica, aunque se prepara para ella. El contexto de la crisis era de una extrema tensión entre EEUU y Siria/Rusia. Desde el mes de agosto de 2013, los “medios” habían orquestado una enorme campaña en contra del gobierno de Al Assad. El argumento era que el “régimen” había gaseado a miles de civiles, utilizado por tanto “armas de destrucción masiva”; de nuevo el cuento libio e iraquí. El 21 del mismo mes se daba a conocer el informe que acusaba al gobierno sirio. El documento no había sido refrendado por los investigadores de la ONU, sino que fue enviado a la opinión pública como un hecho indiscutible. Pocas semanas después, se filtraba a pesar de la censura impuesta en los “medios” que casi dos mil personas de la minoría Alawi, la misma minoría a la que pertenece el presidente sirio, habían sido exterminadas en las aldeas del norte del país. Las investigaciones posteriores, corroboradas y hechas públicas hace pocas semanas, indican que fueron tropas del Comité Nacional Clandestino de la CIA y el Comando Conjunto de Fuerzas Especiales (JSOC) los encargados los encargados de la masacre. Los cadáveres fueron presentados a la prensa en Ghuotta cerca de 300 kilómetros al sur desde se habían producido las matanzas. Los cuerpos habían sido trasladados por un comando norteamericano que había accedió al país desde la frontera jordana en una puesta en escena digna de las SS. Un escenario realmente macabro que contaba con el conocimiento previo de Obama y de Kerry. Posteriormente se fueron filtrando noticias que ponían en duda la responsabilidad de la matanza por parte de Al Assad; incluso la antigua fiscal del Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia y miembro de Investigación de la ONU sobre Siria llegó a afirmar que fueron los rebeldes sirios los que habían hecho uso de gas sarín en el conflicto.
Rugieron llenos de
indignación y se aprestaron para la guerra Gran Bretaña, Francia, Alemania,
Italia, España, Canadá, Japón, Turquía y las teocracias de Oriente Medio
(Arabia saudita, Israel, etc…). Desde el principio Rajoy dio apoyo y
credibilidad a la posición norteamericana. La base de Rota fue clave para el
despliegue militar. Ellos, los responsables de la guerra de agresión contra
Siria, se constituyeron en adalides y garantes de la paz mundial; iban a
liberar un nuevo país a golpe de napalm. Decenas de barcos de guerra, fragatas
españolas incluidas parece ser, se dirigieron al Mediterráneo Oriental como
escolta de los destructores americanos y apoyo al grupo naval del portaaviones
USS Nimitz que debía liderar el ataque a Damasco. El 31 de agosto Obama pedía
la aprobación al Congreso para iniciar el ataque. Aunque la aprobación del
Congreso no se daría antes del 9 de septiembre, el 3 eran lanzados, como hemos
dicho desde Rota y en aguas territoriales españolas, dos misiles cuyo objetivo
era Damasco. Los sectores más belicistas de la administración demócrata, parece
ser con la aquiescencia de la ex secretaria de estado y actual candidata
presidencial Hillary Clinton, estaban detrás de esa acción. Los misiles fueron
abatidos sobre el mar sin alcanzar el objetivo. El paraguas ruso evitó la
destrucción del Estado Sirio, aun cuando los asesinos y promotores de la guerra
seguirían porfiando por otros medios. A la vista de la confrontación tanto
Reino Unido (la Cámara de los comunes votó en contra de la guerra) como
Alemania se desmarcaron del apoyo a EEUU. La guerra siria cambiaba de
dimensión.
Esto no forma parte
de una elucubración conspiranoide, sino las declaraciones de Serguei Shoigu
Ministro Ruso de Defensa en la televisión Rusia 24 emitidas el 22 de agosto de
2016.
Podemos marcar esa
fecha en el calendario. El 3 de septiembre del 2013 es el momento donde se
evidencia que EEUU deja de hacer de gendarme Internacional. Se visualiza que no
puede imponer su voluntad a otras potencias sin arriesgar a una destrucción
mutua asegurada.
Lo tremendamente
paradójico de la situación es que el enorme riesgo corrido por la ciudadanía
española no mereciera el más pequeño comentario de las fuerzas de izquierdas
(las de derecha sabemos cómo actúan) representadas en el Parlamento. No es un
chiste fácil el recordar que en ese momento el gran debate parlamentario era
sobre las goteras que podían mojar a sus señorías. Es un caso real. Nadie de la
izquierda, alternativa o no, estaba al otro lado de la línea telefónica. Toda
esta situación demuestra que la soberanía nacional está secuestrada. Rota,
aunque geográficamente española, es territorio norteamericano y por tanto EEUU
hace y deshace. Frente al debate actual entre independentistas y unionistas
cabría hacer valer que tanto en un caso como en otro esa nueva legalidad
soberana a la que aspiran no podrá obtenerse hasta que se consiga la
independencia nacional de los poderes que nos han secuestrado, la UE y la OTAN.
Eduardo Luque.
Ojos para La Paz
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