La ex presidenta de
la República, Mireya Moscoso,
recomendó a su similar Ricardo Martinelli, quien se encuentra refugiado
actualmente en Miami desde enero de 2015, regresar a Panamá para hacer frente a
los reclamos de la justicia con el fin de defenderse de los mismos. Este
consejo lo hizo público durante una misa en honor a San Miguel Arcángel, en
Monagrillo, Herrera.
Pareciendo olvidarse
de sus propias culpas, pues fue investigada por la justicia por el uso de
partidas secretas durante su gobierno y el destino de 45 millones de dólares
donados por Taiwán –argumentando que la investigación por corrupción y
enriquecimiento ilícito de varios de sus socios de gobierno, obedecía a
persecución política–, culpó a los subsiguientes gobiernos que le sucedieron de
perseguir a los ex mandatarios. Pero allí no quedó todo: Sabido es que la Moscoso
exculpó arbitrariamente a Luis Posada Carriles y sus cómplices –indultándolos–,
quienes purgaban una sentencia por terrorismo, a cambio de millonarios favores
por parte de la mafia terrorista de Miami. A la par, ordenó la retirada del
embajador panameño en La Habana y demandó el retiro del embajador cubano en
Panamá, en una abierta complicidad con sus socios terroristas. Estas
indecorosas acciones de la Moscoso propiciaron en aquel entonces la ruptura de
relaciones diplomáticas entre ambas naciones.
Mireya Moscoso nunca tuvo reparo con codearse en Miami con afamados terroristas y miembros de la ultraderecha reaccionaria, tal como lo hizo el 17 de enero de 2012.
La falta de moral y
el hecho de creerse impunes, provocaron este llamado a Martinelli, quien
enfrenta una solicitud de la cancillería panameña al Departamento de Estado USA
para que sea extraditado, bajo la acusación de ordenar escuchas telefónicas
durante su mandato.
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