El presidente de Siria, Bashar al Assad, está controlando la
situación en su país, según admitieron fuentes de la inteligencia de EE.
UU. A pesar de que el conflicto entre las autoridades del país y la
oposición siria dura ya un año, el jefe del Estado no ha soltado las
riendas del poder, señalaron agentes de la inteligencia norteamericana
que pidieron que se ocultase su identidad como requisito para conceder
una entrevista al diario The Washington Post.
La mayoría de los altos funcionarios del Gobierno de Al Assad siguen
siendo fieles a su presidente, al igual que la mayor parte del Ejército,
apuntan los agentes. Los militares sirios están bien armados y están
preparados para combatir a los grupos armados de la oposición y a los
desertores.
Últimamente Irán ha aumentado el suministro de diferentes tipos de
armas, de aviones no tripulados y de otros equipos militares al Ejército
sirio, que cuenta con cerca de 330.000 soldados, lo que representa una
potente fuerza militar, afirman los agentes de la inteligencia
estadounidense.
Además Siria cuenta con un extenso sistema de defensa antiaérea, la mayoría de cuyos componentes fueron suministrado por Rusia, así como con centenares de misiles tierra-aire y miles de piezas de artillería.
En el país hay cuatro veces más militares y cinco veces más sistemas
de defensa antiaérea que en Libia, apuntan los agentes, lo que
complicaría la tarea de aplicar la llamada zona de exclusión aérea sobre
Siria, si EE. UU. u otros países occidentales se decidieran a hacerlo.
“Las autoridades Sirias están dispuestas a combatir con todas sus
fuerzas”, afirman los agentes en la entrevista.
Asimismo opinan que la oposición del país está desorganizada y no cuenta con unos líderes experimentados. Los grupos opositores no tienen armas de gran calibre, lo que les impide luchar exitosamente contra las tropas gubernamentales.
Mientras que el representante especial de la ONU y de la Liga Árabe en Siria, Kofi Annan, afirma que la única solución posible al conflicto consiste en un acuerdo político entre las partes, la oposición rechaza las llamadas al diálogo e insiste en la necesidad de continuar la lucha armada contra el Gobierno de Al Assad.
Tomado de Contrainjerencia
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