La historia relata que las fuerzas soviéticas encontraron los cadáveres e identificaron a uno de ellos como el de Hitler. Pero
gran cantidad de evidencia apunta que los rusos pudieron haber mentido
todos estos años, y que los sucesos fueron sobreescritos.
A nadie se le ocurrió pensar que Hitler, el hombre mas odiado de la
historia, haya podido escapar de Alemania para refugiarse en una
apacible y hermosa zona montañosa en la Patagonia argentina, donde Los
Andes casi llegan a su fin.
Llegaba el otoño boreal de 1945 y las fuerzas soviéticas ya
controlaban gran parte de la Alemania nazi, con su ciudad capital Berlín
devastada hasta los cimientos por innumerables rondas de bombardeos
aéreos y todo tipo de artillería pesada. La caída del Tercer Reich era
inevitable.
El 30 de abril de 1945, y ante al asedio enemigo que se encontraba a metros de su búnker subterráneo, Adolf Hilter decidió quitarse la vida
mediante una práctica usual y recomendada para los oficiales nazi de
alto rango, el suicidio. Tanto el líder alemán como sus subalternos
sabían perfectamente que no debían ser capturados con vida, mas allá de
los cargos que enfrentarían ante un eventual enjuiciamiento
internacional por los crímenes de guerra cometidos, el suicidio tenía
sustento teórico en las férreas convicciones de la filosofía de vida
militar nazi de la plana mayor que pretendía evitar a toda costa ser
capturada como prisionera de guerra por el bando contrario.
Adolf Hitler se efectuó un disparo en la cabeza, en tanto que su mujer, Eva Braun ingirió una cápsula de cianuro.
Tras ambos decesos, oficiales de la SS procedieron a rociar los cuerpos
con combustible e incinerarlos, para luego depositarlos en una fosa
junto a los cuerpos del Goebbels (Ministro de Propaganda del Tercer Reich) y su familia.
La historia relata que las fuerzas soviéticas encontraron los cadáveres e identificaron a uno de ellos como el de Hitler. Pero
gran cantidad de evidencia apunta que los rusos pudieron haber mentido
todos estos años, y que los sucesos fueron sobreescritos.
A nadie se le ocurrió pensar que Hitler, el hombre mas odiado de la
historia, haya podido escapar de Alemania para refugiarse en una
apacible y hermosa zona montañosa en la Patagonia argentina, donde Los
Andes casi llegan a su fin.
Los servicios de Inteligencia sabían
Ante una política de desclasificación de información confidencial, recientemente salieron a la luz archivos del FBI (publicados
incluso en su sitio de Internet) que comienzan a demostrar que tanto
Hitler y su esposa, como el director de la OOS Allen Dulles, no se
suicidaron.
En un documento del FBI de Los Angeles, se revela que
la agencia estaba al tanto de los misteriosos submarinos aproximándose a
las costas australes de Argentina para dejar en tierra firme a
oficiales nazi de alto rango. Lo que es mas impactante es el hecho de que el FBI sabía que el líder nazi se encontraba viviendo a la zona patagónica.
En una carta de Los Angeles al FBI fechada en Agosto de 1945, un informante no identificado accedió a dar información a cambio de asilo político. Lo que dijo fue sorprendente.
El informante no sólo sabía que Hitler estaba en Argentina,
sino que argumentaba que él mismo fue parte del grupo de los cuatro
hombres que recibieron al submarino alemán. Aparentemente, dos
submarinos atracaron en la costa argentina, con Hitler y Eva Braun a
bordo del segundo en arribar.
El gobierno argentino no
sólo le habría dado la bienvenida al ex dictador alemán, sino que
también habría colaborado con su escondite. El informante
brindó datos de direcciones en pueblos sureños donde se encontraban
Hitler y sus allegados, aportando además datos sobre detalles físicos
específicos del alemán, algo que tornó su relato aun mas convincente.
Mientras
que por razones obvias nunca se supo de la verdadera identidad del
“soplón”, este fue considerado por muchos agentes como fuente confiable.
El FBI encubrió el paradero de Hitler
Aún con los datos aportados por el informante, el
FBI no siguió la investigación de estas nuevas pistas. Un submarino
alemán U-530 arribando a las costas argentinas a pocas semanas de
haberse producido la rendición de las fuerzas del Tercer Reich, muchos
testigos oculares del desembarco de oficiales alemanes, y nadie en el FBI se tomó la tarea de investigar.
Junto
con mas documentos del FBI detallando testigos oculares del paradero de
Hitler en Argentina, mas evidencia llega para echar algo de luz y
probar que el jerarca nazi y su esposa no murieron en aquel bunker
alemán.
En 1945, un agregado naval en Buenos Aires informó a
Washington que era altamente probable que Hitler y Eva Braun hayan
arribado a Argentina. Esto concuerda con los avistamientos del submarino U-530.
Mas pruebas se sumaron mediante artículos periodísticos que detallaban
la construcción de una mansión estilo Bávaro en la Patagonia, al pie de
Los Andes.
Otra evidencia la presentó el arquitecto Alejando Bustillo
quien escribió sobre su diseño y construcción del nuevo hogar de
Hitler, el cual fue financiado por un acaudalado inmigrante alemán.
Evidencia irrefutable del escape
Quizás la evidencia mas concreta, de que Hitler sobrevivió, se encuentre en Rusia.
Con la ocupación soviética de Alemania, los restos del dictador nazi
fueron supuestamente enviados a Unión Soviética para nunca mas ser
vistos. Esto hasta el 2009 cuando el arqueólogo de Connecticut, Nicholas
Bellatoni, recibió autorización para realizar una prueba de ADN a un
fragmento de cráneo recuperado.
Lo que descubrió en tales pruebas
generó grandes reacciones en los servicios de inteligencia y comunidades
académicas. No sólo que el ADN encontrado no coincidía con muestras de
Hitler, sino que tampoco a Eva Braun o algunos de sus familiares.
Entonces la pregunta es, ¿Qué descubrieron los soviéticos en el bunker, y donde está Hitler?
Eisenhower sabía
Nó solo el General Eisenhower estaba preocupado por el paradero de Hitler, sino también Stalin. En 1945, el periódico Stars and Stripes citó a Eisenhower como uno de los que creía positivamente que Hitler vivía segura y cómodamente en Argentina.
¿Esto es posible?
Con toda esta nueva evidencia saliendo a la luz, es posible y hasta probable que Hitler no haya sido el único en escapar de Alemania;
él tenía al parecer la ayuda de servicios de inteligencia
internacionales. Los documentos desclasificados del FBI indican que
además de estar al tanto de la presencia de Hitler en Argentina, quizás
incluso lo estaban ayudando.
Esta no sería la primera vez que la
OSS haya ayudado a oficiales nazi a escapar da la captura y castigo.
Sólo basta recapitular la historia de Adolf Eichmann, quien fuera
localizado en Argentina en 1960.
Películas referidas al escape Nazi
La
industria cinematográfica ha incursionado en sendas ocasiones sobre
este controversial tema que despierta el interés de muchas generaciones.
La Segunda Guerra Mundial fue uno de los sucesos mas documentados y
estudiados de la historia moderna, en parte por el desarrollo de
tecnologías que posibilitaron perpetuar la mayoría de los
acontecimientos acaecidos en el periodo mas oscuro del siglo XX.
Como referencia nacional podemos mencionar la película Wakolda,
estrenada en 2013. Escrita y dirigida por Lucía Puenzo, está basada en
la novela homónima de la directora y trata sobre la historia de una
familia argentina que, en el verano de 1960, conoce en su camino a
Bariloche a un forastero alemán que termina albergándose en su hostería.
Esta película, que retrata el paso del nazi Josef Mengele por el sur de Argentina.
Otra película de referencia es “La Casa de la calle Garibaldi” del año 1979. Relata la historia de Adolf Eichmann,
quien buscado en conexión con millones de muertos, es sospechado de
estar viviendo de incógnito en la Argentina. Mossad, la organización
secreta de inteligencia de Israel está decidida a llevar a Eichmann,
viviendo en la calle Garibaldi hacia 1960, a la justicia.
Tomado de http://www.elsol.com.ar
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